El cardenal Di Nardo y el arzobispo Gómez, presidente y vicepresidente de la Conferencia Episcopal de EEUU respectivamente |
Ante el escándalo de abusos que ha hecho tambalear los cimientos de la Iglesia en Estados Unidos con los casos del cardenal McCarrick y del informe de Pensilvania, los obispos del país han querido dar una rápida respuesta para atajar, solucionar y evitar que se puedan producir escándalos similares, y que suponga también un control hacia los propios obispos.
El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal de Estados se ha reunido en Washington y este miércoles presentó los distintos puntos del plan que llevarán a cabo, siempre dentro de sus competencias, que no son absolutas.
"Sanar y proteger"
Prometiendo “sanar y proteger con toda la fuerza que Dios nos brinda” ha aprobado una serie de puntos entre los que destaca un sistema confidencial de denuncias de quejas de abuso sexual a menores, y acoso o mala conducta sexual de un obispo. Estas quejas se trasladarán a una autoridad eclesiástica apropiada y si fuera necesario a las autoridades civiles.
También han acordado desarrollar políticas que aborden restricciones a los obispos que fueron destituidos o dimitieron por acusaciones de abuso sexual a menores o adultos. Peroigualmente quieren que se lleve a cabo un código de conducta para un obispo que haya tenido una mala conducta sexual ya sea con adultos o menores, o ya sea por “negligencia en el ejercicio de su cargo relacionado con tales casos”.
El escándalo McCarrick
Otro de los puntos centrales que acordó el Comité Ejecutivo fue encargar una investigación completa sobre la situación que rodea a McCarrick, “incluidos sus presuntos ataques contra menores, sacerdotes y seminaristas, así como las respuestas a esas acusaciones”.
El caso McCarrick ha mostrado el problema de liderazgo en la Iglesia, y sobre todo de control a los propios obispos
Además, anunciaron que consultarán a expertos tanto religiosos como laicos para seguir tomando medidas adicionales que se apliquen y sean eficaces para que la Iglesia recupere toda la credibilidad.
Este son las conclusiones que aparecen en el comunicado del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos
Volviendo al Señor
1. Aprobó el establecimiento de un sistema de denuncia de terceros que recibirá confidencialmente, por teléfono y en línea, quejas de abuso sexual de menores y acoso sexual o mala conducta sexual con adultos por parte de un obispo y dirigirá esas quejas a la autoridad eclesiástica apropiada y, como lo exige la ley aplicable, a las autoridades civiles.
2. Instruyó al Comité de Asuntos Canónicos y Gobernabilidad de la Iglesia de EEUU para desarrollar propuestas sobre políticas que aborden restricciones a los obispos que fueron destituidos o dimitieron por acusaciones de abuso sexual de menores o por acoso o mala conducta sexual con adultos, incluidos seminaristas y sacerdotes.
3. Inició el proceso de desarrollo de un Código de Conducta para obispos con respecto al abuso sexual de un menor; acoso sexual o mala conducta sexual con un adulto; o negligencia en el ejercicio de su cargo relacionado con tales casos.
4. Apoyó una investigación completa sobre la situación que rodea al Arzobispo McCarrick, incluidos sus presuntos ataques contra menores, sacerdotes y seminaristas, así como las respuestas a esas acusaciones. Tal investigación debería basarse en expertos legos en campos relevantes, como la aplicación de la ley y los servicios sociales.
Esto es solo un comienzo. La consulta con una amplia gama de padres preocupados, expertos y otros laicos junto con el clero y los religiosos proporcionará medidas adicionales y específicas que se tomarán para reparar el escándalo y restablecer la justicia.Acogemos con humildad y agradecemos la asistencia de todo el pueblo de Dios para hacernos responsables.
El Papa recibió el pasado 13 de septiembre a los representantes de la Conferencia Episcopal de EEUU
A medida que estas iniciativas se ponen en marcha, el Comité Ejecutivo invita a cada uno de nuestros hermanos obispos a unirse a nosotros en actos de oración y penitencia. Este es un tiempo de profundo examen de conciencia para cada obispo. No podemos pretender que nuestra respuesta al asalto sexual dentro de la Iglesia ha sido suficiente. La Escritura debe ser nuestra guía hacia adelante, "hacedores de la palabra y no solo oidores" (Santiago 1:22).
En todo esto, no queremos que nadie, incluidos nosotros mismos, pierda de vista a aquellos que han sufrido por aquellos que han actuado o han fallado en actuar como lo exige el Evangelio. Para los sobrevivientes de abuso sexual, estos días pueden reabrir heridas profundas. El apoyo está disponible desde la Iglesia y dentro de la comunidad. Los coordinadores de asistencia a las víctimas están disponibles en todas las diócesis para ayudarles a encontrar recursos. Agradecemos a los cientos de personas dedicadas que, desde la adopción de la Carta para la Protección de Niños y Jóvenes de 2002, han estado trabajando con la Iglesia para apoyar a los sobrevivientes y evitar futuros abusos.
A cualquiera que haya sido abusado, que nunca dude en ponerse en contacto con la policía local. Si no se siente cómodo por alguna razón con la Iglesia brindando ayuda, su diócesis puede ponerle en contacto con los servicios comunitarios apropiados. Con compasión y sin juicio, los obispos de los Estados Unidos se comprometen a sanar y proteger con cada una de las fuerzas que Dios nos brinda.
Actuando en comunión con el Santo Padre, con quien renovamos nuevamente nuestro amor, obediencia y lealtad, hacemos nuestra la oración del Papa Francisco en su carta del 20 de agosto al pueblo de Dios: “Que el Espíritu Santo nos conceda la la gracia de la conversión y la unción interior necesitaban expresar antes de estos crímenes de abuso nuestra compunción y nuestra determinación para combatirlos valientemente”.
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