El doctor es contundente. ¿El aborto es un homicidio? «Si, madame» |
Pero lo que ha desatado una tormenta en el mundo proabortista francés es la entrevista que ese mismo medio hacía complementariamente al doctor Bertrand de Rochambeau, presidente del Sindicato Nacional de Ginecólogos Obstetras de Francia.
En la difusión que hizo Quotidien a través de Twitter, así como en el programa emitido, la cadena cortó y editó los ocho minutos de conversación de la siguiente manera:
El médico comienza explicando lo que es un médico: "Yo tengo un oficio vocacional. Me levanto a cualquier hora de la noche y hago operaciones muy difíciles por vocación. Así que las cosas en las que no creo, no las hago".
Luego se produce este diálogo con la periodista:
-No estamos ahí para quitar vidas.
-Cuando dice "quitar una vida"... Un niño por nacer no es una vida en el sentido jurídico. No es un homicidio practicar un aborto [IVG, siglas en francés del eufemismo "interrupción voluntaria del embarazo"].
-Sí, señora.
-No, en el sentido del código penal no es así, eso es falso. Es lo que se alega.
-Es lo que se alega. [Aquí se corta el contraargumento del médico. Verlo abajo.]
-No todas las mujeres, yo entre ellas, consideran que tener un embrión en el vientre sea una vida.
-Muy bien, ésa es su opinión. Pero, como médico, yo no estoy obligado a tener su opinión. Y si no la tengo, la ley me protege, y mi conciencia también.
Las frases omitidas en el corte utilizado para la información
Aunque los cortes difundidos de manera prioritaria por Quotidien reflejan la posición del médico, omiten hechos esenciales que pueden verse en la conversación completa, a la que el programa tuvo que remitir ante algunas protestas por posible manipulación.
Por ejemplo, el doctor Rochambeau afirma que él practicó abortos en otro tiempo por considerar que ayudaba a su paciente, pero que hace muchos años que ya no lo hace porque "quitar una vida es contrario a nuestra ética".
Asimismo, insiste en la cláusula de conciencia que existe en la ley francesa desde la legalización del aborto en 1974. Esa cláusula -o la cláusula similar que hay en la mayoría de las legislaciones- está ahora en el punto de mira del abortismo en todo el mundo. A finales de julio pasado, la senadora Nadine Grelet-Certenais, en una pregunta al Gobierno, consideraba "intolerable" que los médicos hiciesen valer "reticencias de orden personal o ético" para no practicar abortos. Este reportaje de Quotidien es una muestra de la intensidad de la campaña, pues no tiene otro objeto que denunciar a los médicos que se acogen a la objeción de conciencia... en el mismo hospital que citaba la senadora.
Ahora bien, según el médico entrevistado, criticar que exista esta cláusula específicamente para el aborto "significaría desconocer el papel del médico en el cuidado que presta a su paciente". Y cuando se le pregunta por las dificultades de algunas mujeres para encontrar un médico que practique un aborto, la respuesta del doctor es clara: "Hay que ir más lejos en su pregunta, para comprender por qué, si hay doscientos mil médicos, todos ellos con capacidad para practicar un aborto, no se consigue encontrar uno que haga un aborto. Ésa es la verdadera cuestión para la sociedad".
El doctor Rochambeau afirma que, "puesto que el aborto es un acto especial, un acto en el que se quita una vida para ayudar a otra persona, puede comprenderse, cuando se quita una vida, que no estamos ahí para quitar vidas, y que la mayoría de los médicos sean reticentes a hacerlo".
También es significativa, y no se divulgó en el corte, la parte que sigue al comentario de que hay mujeres embarazadas que no consideran que lleven una vida dentro: "Pregúntele a una joven, al principio de su embarazo, cuando ve que está embarazada, cuando en la ecografía ve a su embrión y a su feto... Usted puede decir que no hay vida, puede decirlo, pero ella le dirá que ella tiene una vida... Y es un gran drama para la mujer que debe recurrir al aborto", añade, "porque va a tomar una decisión imposible, y le va a causar una gran angustia".
La reacción del gobierno
El "sí" tajante del médico a la palabra "homicidio" para referirse al aborto ha provocado un gran revuelo, incluida la reacción de la ministra de Sanidad, Agnès Buzyn, y de la secretaria de Estado para la Igualdad, Marlène Schiappa, quienes, además de varias declaraciones públicas contra el médico al ser interrogadas por los medios, difundieron un comunicado conjunto afirmando que "nada ni nadie puede obstaculizar" el derecho al aborto: "No debemos dejar pasar ningún ataque, venga de donde venga, contra el derecho de las mujeres a acceder libremente al aborto". Algo que, por otro lado, el doctor Rochambeau no había cuestionado, limitándose a recordar que nadie puede forzar a un médico a ser él, y no el Estado, quien garantice ese acceso.
En posteriores declaraciones contestando a las críticas, el presidente de los ginecólogos franceses (quien, al principio de la entrevista de Quotidien, deja claro que habla a título personal, y no como presidente del sindicato) ha reiterado que el aborto no es "un acto como los demás", pues, aun si se hace para "ayudar" a una paciente, "la contrapartida es que hay que detener una vida. Y no todos los médicos están dispuestos a eso".
El sindicato de ginecólogos, por su parte, ha querido mantener las distancias, dado que el doctor Rochambeau habló a título personal, y aunque reafirma que el aborto es un derecho legal, reitera que "la objeción de conciencia es un derecho de los médicos que no puede ser cuestionado".
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