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sexta-feira, 13 de fevereiro de 2015

El exorcista de Sídney dice que su caso más claro en cinco años fue con una chica que hacía reiki

«El demonio estaba allí», asegura

El obispo Elliot -auxiliar de Melbourne, a la izquierda- y Porteous -a la derecha, arzobispo en Tasmania- han hablado sin tapujos de lo demoníaco y los exorcismos
Actualizado 12 febrero 2015


La Iglesia Católica en Sídney, Australia, está acostumbrada a hablar de exorcismos, porque su anterior exorcista oficial era ni más ni menos que su obispo auxiliar, Julian Porteous, que comentaba el tema en la prensa, se dejaba fotografiar revestido para este ministerio, advertía contra las prácticas esotéricas y de nueva era y en 2012 publicó un manual sobre exorcismos menores (como los de los bautismos, y otros sacramentales) para que fuesen más frecuentes en el servicio de los sacerdotes y un folleto de 40 páginas para laicos sobre los peligros de lo sobrenatural. Y todo eso en un entorno de imagen moderna y rejuvenecida por la Jornada Mundial de la Juventud de 2008 en esa diócesis.

Toda esta difusión no pareció perjudicar una carrera eclesial normal para Porteous, colaborador del cardenal George Pell, y desde julio de 2013 es el arzobispo de la isla de Tasmania (aunque es cierto que para ser un arzobispado es pequeño: 25 parroquias y 90.000 católicos).

Nuevo exorcista, no revela su nombre
Ahora Sídney tiene nuevo exorcista, y también hace declaraciones, pero pide no difundir su nombre para evitar llamadas de gente que necesitará acompañamiento, escucha y terapia, pero no realmente un exorcista.

El periodista Peter Munro, del The Sydney Morning Herald se asombra al ver que el mecanismo de atención a feligreses por acción demoníaca en Sídney está bien engrasado. “Los sacerdotes informan de posibles casos de opresión espiritual o posesión al jefe de la oficina archidiocesana, que envía por email los detalles al exorcista. Él remite cada caso a un psicólogo para una evluación preliminar. Los casos que quedan sin explicar pueden requerir un exorcismo, para el cual hay un proceso establecido”, escribe el periodista.

Por eso, los casos serios llegan al exorcista, y él prefiere evitar los casos de enfermedad mental y ser “asediado por llamadas todo el día y toda la noche”. En una diócesis con 630.000 católicos y 2,3 millones de habitantes hay mucha gente que necesita ayuda de un tipo u otro.

El nuevo exorcista, de hecho, empezó su tarea ya acompañando al anterior, al ser designado por el cardenal Pell en 2010 después de participar en un seminario de 4 días sobre la materia. Es un sacerdote de edad avanzada.

El caso más claro: reiki
Explica que el caso en el que sintió que ha estado más cerca del demonio fue el exorcismo de una mujer joven que estaba “más bien comatosa” después de implicarse en el reiki, una práctica espiritual que dice canalizar una energía misteriosa e indetectable y que en ciertos niveles invoca entidades espirituales o guías o nombres secretos en japonés que en realidad pueden ser invocaciones a demonios. “El demonio estaba allí, de alguna manera, probablemente no el mismo Lucifer sino alguno de sus ángeles caídos”, asegura el exorcista de Sídney.

Otro obispo australiano que habla del tema sin tapujos es Peter Elliot, obispo auxiliar de la gran diócesis de Melbourne, con más de un millón de católicos. Dice que es un consultor en asuntos exorcísticos, que discierne algunos casos y los remite al exorcista. Y cuenta ejemplos de lo que se trata.

La luz del pueblo se fue
“Un amigo mío estaba haciendo un exorcismo y fue arrojado al otro lado del santuario y casi se rompe la espalda con la barandilla de mármol del altar. En otro caso, en un pueblo donde realizaban un exorcismo, cuando la entidad fue devuelta al lugar donde pertenece –al abismo- se colgó el sistema eléctrico del pueblo. Pero estos casos son raros. Cuando era un cura joven, me enviaron algunos casos. Uno era un chico esquizofrénico, y me enseñó a ser muy cuidadoso”.

Sobre el tema de espíritus-guía y los “ángeles” de la Nueva Era el obispo Elliot cuenta un caso: “Una mujer aseguraba que tenía un ángel que la guiaba y que solía hablar a ese ángel. Al final la entidad demostró su verdadero rostro y que era un ser mentiroso. Quería poder y control sobre ella. Iba de cabeza hacia la posesión, diría que ya estaba a mitad de camino… pero recibió ayuda espiritual y hoy es feliz”.

El obispo Elliot recuerda que aunque la guerra contra el demonio ya está ganada por Cristo, aún hay conflictos en la vida de los seres humanos “porque somos imperfectos y vivimos en un mundo imperfecto”.

El periodista Peter Munro, después de consultar a personalidades de ámbitos protestantes que también trabajan el campo de lo demoníaco, habla también con el padre Ken Barker, fundador en Canberra de los Misioneros Católicos del Amor de Dios (http://mglpriestsandbrothers.org). Por un lado, el padre Ken pide que no se vea al demonio detrás de cada mal, pero por otra parte reconoce la fascinanción que ejerce. Cuenta que estando en el extranjero un joven de 18 años le contó que había entregado su alma a Satán a cambio de que le hiciera famoso.


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