Masacres a cristianos sin publicar... una ceguera occidental
Rupert Shortt ha estudiado el auge de la cristianofobia - no sólo la islámica - y denuncia el silencio de la prensa occidental durante décadas |
Actualizado 21 febrero 2015
La
tragedia se cebó en los 21 cristianos asesinados en Libia.
Probablemente serán venerados en los altares en un futuro próximo por
haber derramado su sangre por fidelidad a Jesucristo, pues nadie niega
que si hubieran apostatado y abrazado el Islam no habrían sido
degollados.
“Yo solamente decía: Jesús, ayúdame” comentaba el Papa Francisco al recibir en el Vaticano al reverendo John Chalmers, Moderador de la Iglesia reformada de Escocia. “Fueron asesinados por el sólo hecho de ser cristianos. Usted, hermano, en su alocución se refirió a lo que pasa en la tierra de Jesús. La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que grita. Sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo”.
En este contexto se enmarca muy adecuadamente la conferencia que con el título “La Persecución de los cristianos: una realidad olvidada” pronunció el día 10 de febrero Rupert Shortt en el Campus de Barcelona de la Universitat Internacional de Catalunya.
Periodista y miembro del comité de redacción de The Times Literary Suplement, Shortt habló del contenido de su investigación de los últimos años de la que fue fruto su libro “Christianophobia: a faith under attack”, publicado por Rider Books en Londres en 2013, y “dedicado a todos los que sufren por sus creencias”.
Esta obra de Shortt nació a raíz de la consideración por parte del periodista, como comenta en el vídeo que registró Religion En Libertad (véalo aquí) del suicidio de Siddique Khan tras la masacre que lideró el 7 de julio de 2005 en Londres haciendo eclosionar una serie de bombas en la capital.
“Yo solamente decía: Jesús, ayúdame” comentaba el Papa Francisco al recibir en el Vaticano al reverendo John Chalmers, Moderador de la Iglesia reformada de Escocia. “Fueron asesinados por el sólo hecho de ser cristianos. Usted, hermano, en su alocución se refirió a lo que pasa en la tierra de Jesús. La sangre de nuestros hermanos cristianos es un testimonio que grita. Sean católicos, ortodoxos, coptos, luteranos, no interesa: son cristianos. Y la sangre es la misma, la sangre confiesa a Cristo”.
En este contexto se enmarca muy adecuadamente la conferencia que con el título “La Persecución de los cristianos: una realidad olvidada” pronunció el día 10 de febrero Rupert Shortt en el Campus de Barcelona de la Universitat Internacional de Catalunya.
Periodista y miembro del comité de redacción de The Times Literary Suplement, Shortt habló del contenido de su investigación de los últimos años de la que fue fruto su libro “Christianophobia: a faith under attack”, publicado por Rider Books en Londres en 2013, y “dedicado a todos los que sufren por sus creencias”.
Esta obra de Shortt nació a raíz de la consideración por parte del periodista, como comenta en el vídeo que registró Religion En Libertad (véalo aquí) del suicidio de Siddique Khan tras la masacre que lideró el 7 de julio de 2005 en Londres haciendo eclosionar una serie de bombas en la capital.
Siddique Khan (en la foto) lideró a otros 3 colaboradores para poner una serie de bombas en el metro de Londres que mataron a 56 personas e hirieron a 700 |
“A Siddique Khan, comenta Shortt, se le permitió practicar su religión
de manera libre en Gran Bretaña, sin embargo no hay un solo país desde
Marruecos a Pakistán en el que los cristianos puedan ejercer su culto
sin sufrir persecución o discriminación”.
Mobbing informativo
En su presentación analiza fundamentalmente la causa del “mobbing” informativo a que se ha condenado el fenómeno de la aniquilación masiva de cristianos en Oriente Medio, denuncia la inacción de las primeras potencias,
y se sorprende de que todavía creamos en occidente que el cristianismo
nos pertenece, cuando precisamente lo hemos heredado de esas zonas en
las que ahora los cristianos están desapareciendo.
Apunta fundamentalmente dos causas de la ausencia de información proporcionada a lo que ocurre realmente:
1. La primera sería que “los cristianos jóvenes en Occidente no se radicalizan, y los cristianos perseguidos tienden a no responder con violencia terrorista”.
2. La segunda, y es muy lamentable, corre de la mano de los formadores de la opinión pública “bien pensant”, políticamente correcta: no quieren ofender y tienen reparos en informar pues, falsamente, identifican “crítica a los musulmanes con racismo, lo que es incorrecto por definición”. Esto habría “desviado aún más la atención del acoso a los cristianos y ayudado a consolidar la idea sorprendentemente generalizada de que el cristianismo es una fe occidental”.
Clamorosa inacción
Para Shortt este genocidio de la aniquilación y exterminio de los cristianos en el mundo debería ser un tema prioritario en la agenda de los países desarrollados,
y el hecho que no lo sea, y a la vista de qué otras cosas llegan a
serlo, ya habla por sí mismo de la existencia de lo que él llama una “jerarquía del victimismo”.
La realidad es que “existe un alto riesgo de que las iglesias
desaparezcan del corazón de la tierra bíblica en Oriente Próximo”. Aun
así, reporta situaciones todavía más dolorosas si cabe, como “la matanza de Sudán, donde el gobierno musulmán fue responsable de la muerte de 2 millones de cristianos y otros civiles no musulmanes entre mediados de los 80 y la partición del país en 2011”; y en Timor Oriental “entre 200.000 y 300.000 católicos no combatientes fueron asesinados a manos de agentes del régimen de Suharto
durante los años 70, 80 y 90”. Hay también una clara evidencia,
comenta, de que “la agresión a los cristianos de Nigeria y Egipto ha
sido fomentada por canales oficiales”.
De la Primavera Árabe al más duro invierno
Ya en 2 de enero de 2013 firmaba Shortt un artículo en The Guardian de Londres: “En oriente Medio, la primavera Árabe ha dado paso al invierno de los cristianos”.
Su tesis era que “el ataque a las comunidades cristianas en Oriente
Medio desde Irak hasta Egipto dinamita el esfuerzo de toda la región por
conseguir una mayor rango de libertades”.
Citaba Shortt en este artículo publicado en The Guardian un encuentro sorprendente entre un general de Estados Unidos y un árabe cristiano. La pregunta del general aparentemente fue “cuándo se convirtió su familia”, a lo que el árabe, o cristiano, era las dos cosas, dijo que “hace 2000 años”.
Con una anécdota ilustra en el mencionado artículo lo ampliamente
extendida que se encuentra esta falsa percepción de que el cristianismo
es cosa de los occidentales.
Otra anécdota viene en ayuda de la primera: en el Reino Unido, las
“Assemblies”, en las escuelas con un ideario cristiano tienen un
contenido de valores cristianos; semanalmente, es presentada durante
unos 40 minutos por uno de los profesores-tutores en rotación. Así lo
viví yo mismo en mis años de docencia en Londres. También Shortt se
refiere a ellas explicando que algunos profesores exageradamente
puristas sacaban aparte a alumnos sirios en unas escuelas de Londres
durante la Assembly semanal asumiendo que eran musulmanes, y tal vez
presumiendo que no se sentirían a gusto. Falsa presunción, que no hace
más que, se queja Shortt, compartir la ignorancia del general de la
anécdota, pues Siria era históricamente una tierra de cristianos.
Islam frente a islamismo radical
A pesar de todo lo dicho, Rupert Shortt afirma que “rechazo la similar, aunque opuesta, fantasía que considera el Islam una religión violenta. Ideas equivocadas de este tipo nacen normalmente de la incapacidad de distinguir entre la devoción islámica y el islamismo como ideología totalitaria”.
Shortt fundamenta esta conclusión a la que llega en dos argumentos principales:
1. “la mayoría de lo que (…) se ha denominado cristianofobia –en China, India, Vietnam, Burma, Sri Lanka, Cuba o Israel, entre otros sitios-, no tiene nada que ver con el Islam militante";
2. "en segundo lugar, gran parte del descontento sentido por muchos musulmanes es justo”.
Aun así, para Shortt, “el cristianismo, hablando en términos generales,
aunque no es perfecto todavía, ha mejorado mucho”; mientras que el
Islam, por otra parte, tiene una tarea difícil por delante porque es un
poco reticente, tímido, quiere también presentar dos caras”.
Apunta seguidamente distintos acontecimientos mundiales que han causado malestar en el mundo musulmán, como:
- 1. “la invasión de Irak en 2003”;
- 2. la “misión cristiana en el siglo XIX en África orientada a minar la expansión de la influencia musulmana”;
- 3. las “acciones políticas anglo-francesas de principios del siglo
pasado encaminadas a beneficiar muchas veces a estas naciones
occidentales a base de crear movimiento en tierra árabe, lo que
benefició al nacionalismo árabe y regó las semillas del resurgimiento
islámico”;
- 4. y el hecho que “Al-Qaeda fue fortalecida por la indulgencia
occidental con respecto a los dictadores de la región antes de la
Primavera Árabe”.
Lawrence de Arabia y el uso de los árabes
Históricamente podemos viajar al pasado y recordar la época en que T.E.
Lawrence, el famoso Lawrence de Arabia, fue enviado en misión a los
países árabes, y se involucró hasta la médula en su causa. Confiesa en
su libro Los Siete Pilares de la Sabiduría su clara percepción de la maquinación y conspiración del gobierno inglés a principios de siglo, que “levantó a los árabes en armas para que lucharan para nosotros con promesas definitivas de autogobierno más adelante. (…) Era evidente desde el primer momento que si ganábamos la guerra estas promesas serían papel mojado”.
Se sentía orgulloso de pertenecer a la misma raza que esos jóvenes
[ingleses] joviales que eran “entregados por miles a la guerra a la peor
de las muertes, y no para ganar la guerra, sino para que el maíz y el
arroz de Mesopotamia pasase a nuestros graneros. Lo único que nos hacía
falta era derrotar a nuestros enemigos (Turquía entre ellos)” (Capítulo
introductorio del libro).
Con este desvío tangencial podemos tal vez afianzar la idea ya sabida de
que “nadie regala duros a cuatro pesetas”, y que hoy también, los que
deben protegernos, miran por sí mismos.
Qué hacer
Rupert Shortt confiesa a Religion en Libertad que su libro
viene a ser descriptivo de una situación que causa perplejidad, pero que
no se atreve a ofrecer una solución, ni siquiera se atreve a creer que
exista una: “probablemente no, es muy difícil cuando la situación ha
llegado hasta un punto tan extremo, confío en que la situación mejorará a medio o largo plazo pero no veo una solución concreta”.
“Esta cifra [de 200 mil a 300 mil mencionada anteriormente] no es aun
comparable con los armenios, casi 2 millones de cristianos, sacerdotes e
incluso algún obispo, asesinados. Cada parte de su vida se ve
discriminada, poseen una tarjeta de identidad que indica también la fe. La palabra cristiano no les permitirá ocupar puestos relevantes.
Los colegios, los seminarios, el patriarca de la iglesia ortodoxa,
todos están controlados; las iglesias tienen que estar al lado de las
mezquitas, que tienen que ser más grandes”.
Rupert Shortt es también autor de otros libros de temática religiosa, como las biografías de Joseph Ratzinger (Benedict XVI,
2005) y la de Rowan Williams, antiguo arzobispo de Canterbury, con el
que mantiene una amistad personal, y del que fue alumno. Es licenciado
en filosofía y en teología, y ha estudiados en las universidades de
Oxford y Londres.
Presentó el acto el periodista Daniel Arasa i Favà, que fue enviado
especial por distintos países de Europa, Oriente Medio, América y
Extremo Oriente, y posteriormente jefe de redacción de la agencia Europa
Press de Cataluña. Su último libro, Cristianos, entre la persecución y el mobbing obtuvo el mayor de los silencios, como corresponde”, y “ninguno de los medios de comunicación de Cataluña quiso hacer ningún eco”.
Arasa propone ayudar a salvar la situación a base de “más oración, y
ayuda económica”, y cita la labor de Ayuda a la Iglesia Necesitada (www.ain-es.org).
in
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