La Academia Nacional de Medicina francesa ha publicado recientemente un comunicado en el que alerta del "fuerte aumento" en el acceso a medicamentos para el tratamiento de la disforia de género -normalmente bloqueadores de la pubertad- así como del incremento de este padecimiento en niños y adolescentes.
Algo que preocupa profundamente a la Academia, dado el "sufrimiento significativo y prolongado que puede conducir al suicidio" de quien padece la disforia e incluso de quien se somete a los diversos tratamientos.
Este incremento, explica la institución, destaca en Norteamérica y Europa, así como en el caso concreto de los niños y adolescentes en Francia o Estados Unidos, según informa la Academia.
Algo que se puede ver en el Royal Children´s Hospital de Melbourne, donde si en 2003 se diagnosticó un solo caso de disforia de género, en la actualidad hay casi 200. Esto, añade el comunicado, es una relación evidente con las conclusiones obtenidas del estudio elaborado en 12 escuelas de Pitsburg (Estados Unidos), donde el 10% de los estudiantes se declara transgénero, no binario o de género fluido.
Potenciado por las redes sociales
La Academia considera este incremento en la disforia de género como una "cuestión primordialmente social", que se ve favorecida por factores como el uso excesivo de las redes sociales, la aceptación social o el ejemplo que transmite la sociedad y entorno inmediatos.
Este incremento se suele ver acompañado de un aumento en la demanda de atención especializada, como es el caso de la psiquiatría, endocrinología, ginecología y finalmente la cirugía ocasional.
Una subversión tanto del orden de atención médica como de las especialidades que enfocan el problema de la disforia: si antes era atendido de forma exclusiva por los departamentos de psiquiatría, la normalización de esta conducta en la sociedad ha generado la exigencia por parte de los pacientes y autoridades de que disciplinas que tradicionalmente no han estado relacionadas con la disforia la enfoquen en sus tratamientos y consultas.
La institución francesa contempla este aumento en los casos de disforia especialmente "preocupante" en niños y adolescentes, "dada la vulnerabilidad psicológica de esta población y de los múltiples efectos adversos y graves complicaciones que pueden causar algunas terapias disponibles".
Demandan mayor cautela con los bloqueadores
Por ello, indica además que pese a que en Francia sea legal el empleo de bloqueadores hormonales con la autorización paterna, "es necesaria una mayor cautela en su uso, teniendo en cuenta efectos secundarios como el impacto en el crecimiento, el riesgo de infertilidad, las consecuencias emocionales e intelectuales o síntomas con efectos similares a la menopausia en niñas".
La Academia de Medicina francesa advierte además sobre la irreversibilidad de ciertos tratamientos como la mastectomía o la extirpación de genitales externos, así como del riesgo de "sobrestimar el diagnóstico", como así lo confirma el creciente número de "detransitioners" o adultos trans que desean regresar a su normalidad anatómica.
La solución, explica la institución académica, pasa por "prolongar al máximo la fase de atención psicológica", en lugar de la praxis actual, inversa a la recomendada.
Algunas de las recomendaciones que dirige la Academia Nacional de Medicina en torno al tratamiento de la disforia de género son:
- [Potenciar la] atención psicológica durante el mayor tiempo posible para los niños y adolescentes que expresan un deseo de transición y para sus padres.
- La introducción, en los estudios de medicina, de una formación clínica adecuada para informar y orientar a los jóvenes y sus familias;
- La promoción de la investigación clínica, biológica y ética, actualmente inusual en Francia sobre este tema.
- La vigilancia de los padres ante las preguntas de sus hijos sobre la identidad trans o su malestar, subrayando el carácter adictivo de las redes sociales, nociva para el desarrollo psicológico de los jóvenes y responsable de una parte muy importante del crecimiento de el sentimiento de la disforia de género.
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