En 1991, Ernie Gawilan sobrevivió a un aborto provocado que le dejó sin piernas y sin medio brazo izquierdo. Poco después, su padre abandonó a toda la familia y su madre falleció cuando él tenía tan solo 5 meses. Si algo aprendió de la dificultad es que “todos tenemos un propósito en este mundo” y que debemos perseguirlo cueste lo que cueste.
La filosofía, tenacidad y superación diaria de Ernie le llevaron a ser el primer medallista filipino en obtener un oro en los Juegos Paralímpicos asiáticos de 2018 y a representar a su nación como abanderado en la clausura de los paralímpicos de Tokio 2021.
Una infancia marcada por el dolor, la soledad y el abandono
“Debo haber sido un buen nadador, incluso en el vientre de mi madre al sobrevivir al aborto”, bromeó en SPIN.ph. “Simplemente nadé”.
Sin embargo, sobrevivir al aborto no sería el último trauma de la infancia de Gawilan. Su padre abandonó a toda la familia, y cuando solo tenía 5 meses, su madre murió de cólera.
Sus abuelos acogieron a Ernie en su hogar, apoyándole durante una infancia marcada por la soledad y la tristeza, fruto del acoso que sufría en la escuela por sus secuelas físicas.
Su vida cambió cuando un empresario se fijó en él y convenció a su abuelo de que lo enviara a un centro para jóvenes con discapacidades en la ciudad de Davao. Tenía 9 años.
Descubrió su pasión por el agua gracias a las religiosas de Maryknoll
Allí conoció a las hermanas de Maryknoll de Santo Domingo, que regentaban el centro del entrenamiento “Nuestra Señora de la Victoria”.
En el año 2000 se trasladó a la isla Samal trabajando para las monjas, y descubrió su pasión por el agua.
“Cuando estoy en el agua mi discapacidad casi no se nota” Ernie explicó a SPIN.ph. Durante los minutos que pasa bajo el agua, Ernie agradece tener una vida como “una persona normal”.
Preguntado por las dificultades que pueden afectarle personalmente en su dedicación, su respuesta es que "nunca debemos rendirnos".
La dedicación de Gawilan a la natación está estrechamente ligada a la orden de religiosas de Maryknoll y a su fe en Dios.
Rumbo a la selección nacional de natación
Pero pronto sabría que también tendría algo que agradecer a su discapacidad.
Un entrenador de natación, Jude Corpuz, observó el deseo de Ernie por seguir mejorando y dedicándose a esta disciplina. Le invitó a unirse a su equipo de natación para personas discapacitadas.
En 2008, Ernie participó en su primera competición de natación en el Festival Olímpico de Filipinas. Debido a que olvidó su bañador, estuvieron cerca de expulsarle pero que le permitiesen competir con los pantalones que llevaba. Mucho más pesados que los bañadores de natación, lo que le dejaba en una clara desventaja. Terminó segundo y capturó la atención de la selección nacional de natación, que le incluyó en el equipo.
Indonesia, Malasia, Singapur, Myanmar, India, Japón, Nueva Zelanda… La carrera de Ernie despegó y comenzó a competir en todo el mundo. Cuando concluyó su primera etapa, regresó a su hogar con más de una docena de medallas internacionales.
En una película de cinco minutos estrenada en 2017 llamada “Gawilan”, Ernie reveló su pasión por la natación y su confianza en el amor y el apoyo de su familia y entrenadores para ser lo mejor posible y superar a los que le acosaban en la escuela.
"Dios es la clave. Confío absolutamente en Él"
“Me escondía. Solía sentirme avergonzado de mí mismo y de por qué nací así”. Pero debido a la natación, explica, “sentí como si pudiese escapar de esa jaula”. Desde entonces, vive para la natación. "Me hace feliz, me completa y disipa mis problemas".
“Hay un propósito para nosotros en este mundo”, enfatizó. “Debemos ser luchadores en la vida, y deberíamos sentirnos afortunados de poder seguir respirando cada segundo".
Durante algunas entrevistas y reportajes, la cámara ha captado algunas imágenes de Gawilan rezando con su rosario, y hablar de su fe a las cámaras es para el una rutina.
Una de esas ocasiones fue en 2016, durante la preparación de los Juegos Paralímpicos, tras recuperarse de una dolencia. “El mes pasado sufrí una enfermedad, pero pude reincorporarme gracias a mi fe en Dios. Sin Él no podría hacerlo, confío absolutamente en Él“, dijo a SPIN.ph.
En Facebook, ha compartido versículos de la Biblia y escribe mensajes como “Dios es la clave”. En una publicación de Instagram de 2019, agradeció a la alumna de séptimo grado Rose Charlize Bustos, compañera de equipo, por escribir un artículo sobre su fe.
“Antes no me importaba Dios”, le dijo Gawilan a su amiga. “Le culpé por lo que me ocurrió, por cómo Él me creó y por estar solo”.
Sin embargo, su visión cambió al encontrarse con Dios a través de la natación. “De hecho, Dios nunca me ha abandonado”, le dijo a la periodista. “Me dio la vida que nunca habría soñado”.
Documental completo del nadador paralímpico Ernie Gawilan.
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