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sexta-feira, 2 de outubro de 2015

Francisco improvisó sus argumentos sobre la familia en una noche de artistas, música y testimonios

Mark Wahlberg, Jim Caviezel, Andrea Bocelli, Juanes, Aretha Franklin...

El Papa se dirige a los miles de fieles concentrados al aire libre ante la mirada atenta, entre otros, de Jim Caviezel, el Jesús de La Pasión de Mel Gibson.

ACI / ReL 27 septiembre 2015

En una noche llena de alegres cantos y conmovedores testimonios, el Papa Francisco presidió la Fiesta de las Familias y la vigilia de oración del Encuentro Mundial de las Familias 2015 en Filadelfia (Estados Unidos).

El Santo Padre llegó alrededor de las 7:30 p.m. (hora local) a las inmediaciones del escenario montado en el Benjamin Franklin Parkway, en la capital del estado de Pensilvania.

Tras recorrer hasta los sectores más alejados del estrado, el Santo Padre apareció frente a todos los asistentes mientras la orquesta sinfónica aún interpretaba su melodía. Cuando las familias asistentes quisieron aplaudirle, el Papa pidió que las ovaciones se dirijan al grupo musical.

Charles Chaput, arzobispo de Filadelfia y anfitrión del evento, agradeció la presencia del Papa e inició oficialmente la celebración.

Una de las primeras sorpresas de la Fiesta de la Familias fue Mark Wahlberg como presentador. El actor y productor estadounidense aseguró que atribuye su éxito en el cine a su “fe católica”: “Mi fe me ayuda a ser un buen padre, un buen esposo y un buen ser humano. La fe trae alegría a mi vida”.


A continuación varias familias compartieron su testimonio de vida sostenida en la fe, a pesar de las dificultades.

Una pareja de novios australianos compartió con el Papa sus diversas preocupaciones en su camino al matrimonio, entre ellas la amenaza de una creciente presión “por cambiar la definición legal del matrimonio”. “Tememos lo que significará para nosotros, nuestros hijos y nuestra sociedad”, señalaron.

También tuvieron lugar diversos números musicales, como el de la leyenda de la música soul Aretha Franklin, cristiana baptista, quien cuajó ante el Papa toda una versión del himno Amazing Grace, el cantante colombiano Juanes.



Otro conmovedor testimonio fue el de la madre ucraniana Lesya Borys y sus dos hijos Bohdan y Borys Vasyliv, quien tiene parálisis cerebral. A pesar de que “no tenemos mucho”, dijo, “somos verdaderamente bendecidos por la gracia de Dios y la protección de la Madre de Dios, la Virgen María”. La madre dijo que su hijo enfermo es “una bendición” que ayuda a otros a ver que “es feliz con los desafíos que enfrenta”. Bohdan, por su parte, quiere ser sacerdote.


Más adelante, Gianna Emanuela Molla, hija de Santa Gianna Beretta Molla (1922-1962), compartió con los asistentes un conmovedor fragmento de la carta que su madre le escribió a su esposo Pietro cuando aún eran novios, poco antes de casarse. “Quiero decirte todo lo que siento, todo lo que está en mi corazón, pero no puedo. Pero tú ya sabes cuáles son mis sentimientos, así que debes saber cómo entenderme”, le escribió la Santa a Pietro.


Gianna Emanuela le regaló luego una reliquia de su madre al Santo Padre, quien la besó en cuanto le fue mostrada. La santa, enferma de cáncer, rechazó someterse al aborto que le aconsejaban para salvar la vida de su hija.

Tras escuchar atento los testimonios, el Santo Padre se dirigió a los asistentes en un discurso improvisado en español, dejando de lado el que tenía preparado. (Puedes escucharlo íntegro en el vídeo siguiente o leerlo entero al final del artículo.) 



Francisco destacó que Dios no mandó a su Hijo a un palacio, una ciudad o una empresa, sino que “mandó a su Hijo al mundo en una familia”. “Dios entró al mundo por una familia y pudo hacerlo porque esa familia era una familia que tenía el corazón abierto al amor, que tenía las puertas abiertas al amor”, explicó: "Una familia es verdaderamente familia cuando es capaz de abrir los brazos y recibir todo ese amor”. Francisco reiteró además que “tenemos que tener un especial cuidado” para con “los niños y los abuelos”: “Cuidemos la familia, defendemos la familia porque ahí se juega nuestro futuro”, finalizó.

Concluido su discurso, el Papa firmó en inglés (Francis) un mural realizado por el artista César Viveros, que celebra la familia. El Santo Padre también hizo el brochazo final que necesitaba la obra.

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El tenor Andrea Bocelli entonó el Padre Nuestro en inglés y el Papa dio la bendición antes de retirarse.

Texto íntegro del discurso del Papa en la Fiesta de las Familias
Queridos hermanos y hermanas, queridas familias:

Gracias a quienes han dado testimonio. Gracias a quienes nos alegraron con el arte, con la belleza, que es el camino para llegar a Dios. La belleza nos lleva a Dios. Y un testimonio verdadero nos lleva a Dios, porque Dios también es la verdad, es la belleza y es la verdad, y un testimonio dado para servir es bueno, nos hace buenos, porque Dios es bondad. Nos lleva a Dios. Todo lo bueno, todo lo verdadero y todo lo bello nos lleva a Dios. Porque Dios es bueno, Dios es bello, Dios es verdad. Gracias a todos, a los que nos dieron un mensaje aquí y a la presencia de ustedes que también es un testimonio, un verdadero testimonio de que vale la pena la vida en familia, de que una sociedad crece fuerte, crece buena, crece hermosa y crece verdadera si se edifica sobre la base de la familia.

Una vez un chico me preguntó… Ustedes saben que los chicos preguntan cosas difíciles. Me preguntó: ´Padre, ¿qué hacía Dios antes de crear el mundo?´ Les aseguro que me costó contestarle. Y le dije lo que les digo ahora a ustedes: antes de crear el mundo, Dios amaba, porque Dios es amor. Pero era tal el amor que tenía en sí mismo, ese amor entre el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo, era tan grande, tan desbordante que, esto no sé si es muy teológico pero lo van a entender, era tan grande que no podía ser egoísta, tenía que salir de sí mismo para tener a quien amar fuera de sí.

Y ahí Dios creó el mundo. Ahí Dios hizo esta maravilla en la que vivimos y que, como estamos un poquito mareados, la estamos destruyendo. Pero lo más lindo que hizo Dios, dice la Biblia, fue la familia. Creo al hombre y a la mujer: ¡y les entrego todo, les entregó el mundo! Crezcan, multiplíquense, cultiven la tierra, háganla producir, háganla crecer. Todo el amor que hizo en esa creación maravillosa se la entregó a una familia.

Volvemos atrás un poquito. Todo el amor que Dios tiene en sí, toda la belleza que Dios tiene en sí, toda la verdad que Dios tiene en sí la entrega a la familia. Y una familia es realmente familia cuando es capaz de abrir los brazos y recibir todo ese amor.

Por supuesto que el paraíso terrenal no está más acá, que la vida tiene sus problemas, que los hombres por la astucia del demonio aprendieron a dividirse. Y todo ese amor que Dios nos dio casi se pierde. Y al poquito tiempo el primer crimen, el primer fratricidio. Un hermano mata a otro hermano, la guerra. El amor, la belleza y la verdad de Dios, y la destrucción de la guerra. Y entre esas dos posiciones caminamos nosotros hoy. Nos toca a nosotros elegir. Nos toca a nosotros decidir el camino para andar.

Pero volvamos atrás. Cuando el hombre y su esposa se equivocaron y se alejaron de Dios, Dios no los dejó solos. Tanto el amor, tanto el amor, que empezó a caminar con la humanidad. empezó a caminar con su pueblo, hasta que llegó el momento maduro, y le dio la muestra de amor más grande, su Hijo. Y a su hijo ¿dónde lo mandó? ¿a un palacio, a una ciudad, a hacer una empresa? ¡Lo mando a una familia! Dios entró al mundo en una familia.

Y pudo hacerlo porque esa familia era una familia que tenía el corazón abierto al amor, que tenía las puertas abiertas al amor. Pensemos en María, jovencita. No lo podía creer. ¿Cómo puede suceder esto? Y cuando le explicaron, obedeció. Pensemos en José, lleno de ilusiones de formar un hogar. Se encuentra con esta sorpresa que no entiende. Acepta. Obedece. Y en la obediencia de amor de esta mujer María y de este hombre José se da una familia en la que viene Dios. Dios siempre golpea las puertas de los corazones. Le gusta hacerlo. Le sale de adentro. Pero ¿saben qué es lo que más le gusta? Golpear las puertas de la familias y encontrar la familias unidas, encontrar las familias que se quieren, encontrar las familias que hacen crecer a sus hijos y los educan y que los llevan adelante y que crean una sociedad de bondad, de verdad y de belleza.

Estamos en la Fiesta de la familias. La familia tiene carta de ciudadanía divina, ¿está claro? La carta de ciudadanía que tiene la familia se la dio Dios, para que en su seno creciera cada vez más la verdad, el amor y la belleza. Claro, alguno de ustedes me pueden decir: ´Padre, usted habla así porque es soltero´. En las familias hay dificultades. En las familias discutimos, en las familias a veces vuelan los platos, en las familias los hijos traen dolores de cabeza. No voy a hablar de la suegra, pero en las familias siempre, siempre, hay cruz. Siempre. Porque el amor de Dios, el Hijo de Dios, nos abrió también ese camino. Pero en las familias también, después de la cruz hay resurrección. Porque el Hijo de Dios nos abrió ese camino. Por eso, la familia es, perdónenme la palabra, es una fábrica de esperanza, de esperanza de vida y resurrección. Dios fue el que abrió ese camino.

Y los hijos. Los hijos dan trabajo. Nosotros como hijos dimos trabajo. A veces, en casa veo algunos de mis colaboradores que vienen a trabajar con ojeras. Tienen un bebé de un mes, dos meses, y les pregunto: ´¿No dormiste?´ ´Eh no, lloró toda la noche´. En la familia hay dificultades, pero esas dificultades se superan con amor. El odio no supera ninguna dificultad. La división de los corazones no supera ninguna dificultad, solamente el amor es capaz de superar la dificultad. El amor es fiesta, el amor es gozo, el amor es seguir adelante.

Y no quiero seguir hablando, porque se hace demasiado largo. Pero quisiera marcar dos puntitos de la familia en los que quisiera que se tuviera un especial cuidado. No solo quisiera, tenemos que tener un especial cuidado: los niños y los abuelos. Los niños y los jóvenes son el futuro, son la fuerza, los que llevan adelante. Son aquellos en los que ponemos esperanzas. Los abuelos son la memoria de la familia, son los que nos dieron la fe, nos transmitieron la fe. Cuidar a los abuelos y cuidar a los niños es la muestra de amor, no se si más grande, pero yo diría más promisoria de la familia, porque promete el futuro. Un pueblo que no sabe cuidar a los niños y un pueblo que no sabe cuidar a los abuelos es un pueblo sin futuro, porque no tiene la fuerza y no tiene la memoria que lo lleve adelante.

Y bueno... La familia es bella, pero cuesta. Trae problemas. En la familia a veces hay enemistades. El marido se pelea con la mujer o se miran mal, o los hijos con el padre… Les sugiero un consejo: nunca terminen el día sin hacer la paz en la familia. En una familia no se puede terminar el día en guerra. Que Dios los bendiga, que Dios les de fuerzas, que Dios los anime a seguir adelante. Cuidemos la familia, defendemos la familia, porque ahí, ahí se juega nuestro futuro. Gracias, que Dios los bendiga, y recen por mí, por favor.


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