El programa para parejas que ayudó a Juan y María Rosa
Juan y María Rosa han cumplido 25 años de casados y están muy felices; superaron una crisis de 12 años y ayudan a otras parejas |
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo / Alfa y Omega 26 octubre 2015
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Juan Moreno y María Rosa Nodrid celebran
sus bodas de plata, pero 12 de sus 25 años juntos los pasaron en
crisis, planteándose dos veces la separación.
Salieron a flote gracias a Retrouvaille (www.retrouvaille.es) un programa de ayuda para parejas en grave crisis conyugal, abierto a creyentes y no creyentes, o incluso no casados y parejas ya separadas. La tasa de éxito es arrolladora: el 90 % de las parejas que acuden a Retrouvaille recuperan el amor en su relación. Hoy se dedican también a ayudar a otras parejas en conflicto a sanar sus matrimonios.
-¿Cómo os conocisteis?
-Juan: Durante la universidad, yo necesitaba una profesora de Matemáticas, y apareció ella.
-María Rosa: No fue un flechazo. Nos volvimos a ver al cabo de dos años en la parroquia. Estuvimos dos años de novios y nos casamos. Enseguida llegaron nuestras seis hijas, una detrás de otra.
-¿Qué os pasó después?
-María Rosa: Nos metimos en el día a día, con mucho trabajo, y poco a poco, sin saber por qué, nos encontramos a mucha distancia. Él estaba sumergido en el trabajo y no le veía nunca. Yo estaba en la dinámica de la casa, con las niñas.
-Juan: Nuestros primeros años fueron estupendos, pero la cosa fue tomando un cariz que no era lo que de novios pensábamos que iba a ser nuestro matrimonio. Yo aumentaba el trabajo para echar más horas allí que en casa. Vivimos la sequedad en el matrimonio.
-¿Cómo era la vida en casa?
-Juan: De puertas para fuera éramos un matrimonio modélico, de Iglesia, con una comunidad fuerte, con hijos, pero de puertas hacia dentro nos estábamos resquebrajando. No teníamos grandes discusiones, pero tampoco complicidad.
-¿Pensasteis en la separación?
-Juan: Seriamente. Nos planteamos lo mismo que cualquier pareja en esa situación: «Esto se acaba, cada uno por su lado».
-¿Hubo algún detonante fuerte?
- María Rosa: No, simplemente llegó la desilusión. Pones toda tu ilusión cuando te casas, con un proyecto de vida, y llega un momento en que vives en la casa pero cada uno por su lado. Te entra una soledad tremenda. Cuesta mucho reconocer que has fracasado. Es un drama.
-¿Cómo salisteis adelante?
-María Rosa: Siempre hemos tenido a Dios presente, y unos amigos de la parroquia que tuvieron problemas nos aconsejaron lo que a ellos les vino bien, el programa de Retrouvaille. Gracias a él recuerdas cómo era tu matrimonio y te reencuentras con tu marido o con tu mujer, recuperas la vida juntos, y vuelves a ilusionarte como en tu noviazgo.
-Juan: En Retrouvaille decimos que el matrimonio tiene cuatro etapas: noviazgo, romance, desilusión y reencuentro. Esta desilusión cada matrimonio la vive de una manera, pero parece que el cariño ha desaparecido, y esto no es así. Necesitas un empujoncito para redescubrir la belleza de esa relación. Puede ser Retrouvaille o lo que a ti te ayude.
-Y salisteis a flote…
- María Rosa: Después del fin de semana de Retrouvaille les dije a mis amigas: «Ha sido como una luna de miel». Te hace revivir el romance con tu marido. Ves que es posible volver a tener la comunicación de antes, cuando estábamos deseando contarnos todo.
-Juan: Varios matrimonios se han acercado para decirnos: «¿Qué habéis hecho, que os ha cambiado la cara?»
-¿Merece entonces la pena luchar?
-Juan: ¡Cómo no va a merecer la pena! Hoy el entorno te dice: «Si estás mal, sepárate». Pero Dios no hace basura del matrimonio, es una obra perfecta por la que merece la pena luchar. Él está empeñado en que tu matrimonio siga adelante. El matrimonio no se apaga del todo y puedes volver a enamorarte de tu mujer o tu marido. Puedes recuperar el amor, sin duda.
-Ahora ayudáis a otros matrimonios a través de Retrouvaille…
-Juan: Cuando superamos nuestra crisis nos pusimos al servicio del programa. Lo que has recibido gratis, dalo gratis. No es psicología, terapia, o catequesis; ni queremos saber cuál es el problema del matrimonio. Somos parejas que hemos experimentado que el matrimonio se puede recuperar.
-María Rosa: El símbolo es una cruz con un salvavidas. Cuando estás ahogándote, te tienes que agarrar a lo que te pueda ayudar. Nadie se casa para unos años.
Salieron a flote gracias a Retrouvaille (www.retrouvaille.es) un programa de ayuda para parejas en grave crisis conyugal, abierto a creyentes y no creyentes, o incluso no casados y parejas ya separadas. La tasa de éxito es arrolladora: el 90 % de las parejas que acuden a Retrouvaille recuperan el amor en su relación. Hoy se dedican también a ayudar a otras parejas en conflicto a sanar sus matrimonios.
-¿Cómo os conocisteis?
-Juan: Durante la universidad, yo necesitaba una profesora de Matemáticas, y apareció ella.
-María Rosa: No fue un flechazo. Nos volvimos a ver al cabo de dos años en la parroquia. Estuvimos dos años de novios y nos casamos. Enseguida llegaron nuestras seis hijas, una detrás de otra.
-¿Qué os pasó después?
-María Rosa: Nos metimos en el día a día, con mucho trabajo, y poco a poco, sin saber por qué, nos encontramos a mucha distancia. Él estaba sumergido en el trabajo y no le veía nunca. Yo estaba en la dinámica de la casa, con las niñas.
-Juan: Nuestros primeros años fueron estupendos, pero la cosa fue tomando un cariz que no era lo que de novios pensábamos que iba a ser nuestro matrimonio. Yo aumentaba el trabajo para echar más horas allí que en casa. Vivimos la sequedad en el matrimonio.
-¿Cómo era la vida en casa?
-Juan: De puertas para fuera éramos un matrimonio modélico, de Iglesia, con una comunidad fuerte, con hijos, pero de puertas hacia dentro nos estábamos resquebrajando. No teníamos grandes discusiones, pero tampoco complicidad.
-¿Pensasteis en la separación?
-Juan: Seriamente. Nos planteamos lo mismo que cualquier pareja en esa situación: «Esto se acaba, cada uno por su lado».
-¿Hubo algún detonante fuerte?
- María Rosa: No, simplemente llegó la desilusión. Pones toda tu ilusión cuando te casas, con un proyecto de vida, y llega un momento en que vives en la casa pero cada uno por su lado. Te entra una soledad tremenda. Cuesta mucho reconocer que has fracasado. Es un drama.
-¿Cómo salisteis adelante?
-María Rosa: Siempre hemos tenido a Dios presente, y unos amigos de la parroquia que tuvieron problemas nos aconsejaron lo que a ellos les vino bien, el programa de Retrouvaille. Gracias a él recuerdas cómo era tu matrimonio y te reencuentras con tu marido o con tu mujer, recuperas la vida juntos, y vuelves a ilusionarte como en tu noviazgo.
-Juan: En Retrouvaille decimos que el matrimonio tiene cuatro etapas: noviazgo, romance, desilusión y reencuentro. Esta desilusión cada matrimonio la vive de una manera, pero parece que el cariño ha desaparecido, y esto no es así. Necesitas un empujoncito para redescubrir la belleza de esa relación. Puede ser Retrouvaille o lo que a ti te ayude.
-Y salisteis a flote…
- María Rosa: Después del fin de semana de Retrouvaille les dije a mis amigas: «Ha sido como una luna de miel». Te hace revivir el romance con tu marido. Ves que es posible volver a tener la comunicación de antes, cuando estábamos deseando contarnos todo.
-Juan: Varios matrimonios se han acercado para decirnos: «¿Qué habéis hecho, que os ha cambiado la cara?»
-¿Merece entonces la pena luchar?
-Juan: ¡Cómo no va a merecer la pena! Hoy el entorno te dice: «Si estás mal, sepárate». Pero Dios no hace basura del matrimonio, es una obra perfecta por la que merece la pena luchar. Él está empeñado en que tu matrimonio siga adelante. El matrimonio no se apaga del todo y puedes volver a enamorarte de tu mujer o tu marido. Puedes recuperar el amor, sin duda.
-Ahora ayudáis a otros matrimonios a través de Retrouvaille…
-Juan: Cuando superamos nuestra crisis nos pusimos al servicio del programa. Lo que has recibido gratis, dalo gratis. No es psicología, terapia, o catequesis; ni queremos saber cuál es el problema del matrimonio. Somos parejas que hemos experimentado que el matrimonio se puede recuperar.
-María Rosa: El símbolo es una cruz con un salvavidas. Cuando estás ahogándote, te tienes que agarrar a lo que te pueda ayudar. Nadie se casa para unos años.
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