Lo indicó el Santo Padre en la penúltima de las audiencias de los sábados, en la plaza de San Pedro
Papa Francisco audiencia jubilar - CTV |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha tenido hoy la
penpenúltima audiencia mensual de los sábados con motivo del Jubileo de
la Misericordia, Año santo que concluye el próximo 20 de noviembre.
El Santo Padre entró en la plaza de San Pedro en el papamóvil recorriendo los corredores en donde casi cien mil personas le saludaban agitando pañuelos y demostrando su cariño. Francisco saludó a los presentes a medida que su vehículo avanzaba y bendijo en particular a varios niños.
El Santo Padre entró en la plaza de San Pedro en el papamóvil recorriendo los corredores en donde casi cien mil personas le saludaban agitando pañuelos y demostrando su cariño. Francisco saludó a los presentes a medida que su vehículo avanzaba y bendijo en particular a varios niños.
En sus palabras en español el Pontífice recordó el Evangelio apenas
leído, que narra el diálogo de la mujer Samaritana, con Jesús, quien
entra progresivamente en su vida y le da la posibilidad de expresarse,
de manera que “el diálogo entre ellos se revela como un acto fundamental
para encontrar la misericordia divina”.
“El diálogo permite conocer, entender y acoger las exigencias de cada
persona; es expresión de caridad para buscar el bien común; nos coloca
delante del otro viéndolo como un don de Dios, que nos interpela y ayuda
a humanizar nuestras relaciones y a superar los desacuerdos; nos da la
ocasión para escucharnos recíprocamente y resolver los inconvenientes
que se presentan” dijo.
“La Iglesia necesita –prosiguió Francisco– del diálogo para
comprender las necesidades y anhelos que están en el corazón de los
hombres y las mujeres de cada tiempo, y poder salir a su encuentro con
una palabra de esperanza”. Porque “en este diálogo constante, la Iglesia
descubre la verdad profunda de su misión en medio del mundo y
contribuye a la construcción de la paz”.
Al concluir sus saludos se dirigió a los peregrinos de lengua
española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. “Les
invito a ser por medio del diálogo –les dijo el Papa– instrumentos que
creen una red de respeto y fraternidad para derribar los muros de la
división y de la incomprensión, y así crear puentes de comunicación para
ser signos de la misericordia de Dios”.
En el día de la memoria litúrgica de san Juan Pablo II, se
encontraban en las plazas varias delegaciones venidas desde Polonia y
también las bandas y coros que participaron al ‘Jubileo de los coros’,
además de fanfarrias de ciudades medioevales de Italia.
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