El Papa Francisco, junto a la estatua de Martín Lutero |
Francisco defiende la reforma en una entrevista a La Civilità Cattolica antes de viajar a Suecia
"El proselitismo es una actitud pecaminosa, que pretende convertir la iglesia en una organización"
Jesús Bastante, 28 de octubre de 2016 a las 17:54
(Jesús Bastante).- "Lutero fue un reformador en un momento difícil,
dio un gran paso para poner la Palabra de Dios en manos de los
hombres". Pocos días antes de su viaje a Suecia para participar en la
conmemoración ecuménica de los 500 años de la Reforma luterana, el Papa
Francisco ha concedido una entrevista a La Civilità Cattolica,
en la que habla de los retos del ecumenismo, las tentaciones del
proselitismo y el martirio de los cristianos en Oriente Medio.
"A mí me viene una sola palabra, cercanía. Mi esperanza es poder
estar más cerca de mis hermanos y hermanas. La cercanía hace bien a
todos. La distancia nos hace daño. Cuando nos alejamos, nos
cerramos en nosotros mismos, y no hay unidad, somos incapaces de
encontrarnos. Debemos empezar a encontrarnos unos a otros. Si no lo
hacemos, enfermaremos de división. Mi esperanza es poder dar un paso
hacia adelante, para estar más cerca de mis hermanos y hermanas, que
viven en Suecia", incide el Papa cuando se le pregunta por los objetivos
de su visita.
Reforma y Escritura". Y es que, para el Papa, "Lutero fue un reformador en un momento difícil para la Iglesia. Lutero quiso poner remedio a una situación compleja.
Después, en parte por situaciones políticas, y también religiosas, esa
reforma se convirtió en separación y no en un proceso de reforma de toda
la Iglesia, porque la Iglesia es semper reformanda". Del mismo modo, Bergoglio asegura que "Lutero dio un gran paso para poner la Palabra de Dios en manos de los hombres".
Para el Papa, "la reforma y la escritura son fundamentales para
profundizar en la tradición luterana", como él mismo pudo comprobar "en
las congregaciones previas al cónclave", en las que "los deseos de reforma estaban vivos y presentes en nuestros debates".
"El diálogo teológico debe continuar, es un camino a seguir"
sostiene, rotundo, el Papa, que recuerda el "gran documento ecuménico
sobre la Justificación". "Por supuesto, hay dificultades, pero hay que
continuar el diálogo teológico", añade Bergoglio, quien insiste en que
"debemos perseverar en el entusiasmo por la oración y las obras de misericordia
en común, es decir, el trabajo para ayudar a los enfermos, los pobres,
los que están en prisión. Hacer algo juntos es una forma alta y eficaz
de diálogo. También creo que la educación. Es importante trabajar juntos
y no forma sectaria".
En todo, caso, "debemos tener muy claro que el proselitismo es pecado", subraya Francisco, quien recuerda cómo "Benedicto XVI ya dijo que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción. El proselitismo es una actitud pecaminosa, que pretende convertir la iglesia en una organización".
Frente a esta actitud, el Santo Padre propone otra: "Hablar, rezar,
trabajar juntos: este es el camino que debemos tomar. Cuando los
cristianos son perseguidos y asesinados lo son por ser cristianos, no
porque sean luteranos, calvinistas, anglicanos, católicos u ortodoxos. Hay un ecumenismo de la sangre".
Sobre la matanza de Niza, el Papa recordó la reciente reunón de Asís, en la que "todos hemos dicho que no se puede hacer la guerra en nombre de la religión, o de Dios. Eso es una blasfemia, es satánico".
Sobre el terrorismo, Francisco incidió en que "toda persona es capaz
de convertirse en un terrorista con el simple uso de la lengua. No hablo
de los conflictos que se hacen abiertamente, como la guerra. Estoy
hablando de un terrorismo solapado, oculto, que tira palabras como
bombas", y eso duele mucho (...) Es necesario un cambio profundo de corazón para vencer esta tentación ".
Sobre la situación de los cristianos en Oriente Medio, el Papa se mostró convencido de que "el Señor no abandonará a su pueblo". En su opinión "Oriente Medio es una tierra de mártires".
Recordando su visita a Lesbos, Bergoglio narró cómo "me encontré con
un padre con dos hijos. Me dijo que estaba enamorado de su esposa. Él es
musulmán y ella era cristiana. Cuando llegaron los terroristas, querían
llevarse la cruz, y ella se negó, y fue sacrificada delante de su
marido y sus hijos. Y siguió diciéndome: 'Yo la amo tanto, que la quiero
tanto'. Sí, es una mártir. Pero el cristiano sabe que hay esperanza. La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos".
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