Francisco precisa que es necesario atraer no haciendo proselitismo sino dando testimonio
(ZENIT – Roma).- Este próximo lunes 31 de octubre y martes 1
de noviembre, el papa Francisco viaja a Suecia con motivo de los 500
años de la Reforma protestante. Un viaje en el que como explicó el
cardenal Kurt Koch, es necesario distinguir entre ‘festejo’ y ‘conmemoración’.
En una entrevista publicada hoy por la revista Civitá Cattolica sobre
el viaje a Suecia, el Papa señala que la reforma de Lutero que quería
ser un remedio a una situación compleja se volvió en cambio una ruptura y
no una reforma que hubiera sido fundamental.
Para ello indica dos palabras: ‘reforma’ y ‘Escritura’, y las explica.
La primera la palabra es ‘reforma’. “Al inicio lo de Lutero fue un gesto de reforma en un momento difícil de la Iglesia. Lutero quería poner un remedio a una situación compleja. Pero después este gesto –también debido a situaciones políticas, pensemos al cuius regio eius reeligio— se volvió un ‘estado’ de separación y no un proceso de reforma de toda la Iglesia, que en cambio hubiera sido fundamental, porque la Iglesia es ‘semper reformanda‘”.
Sobre la segunda palabra ‘Escritura’, explica que “Lutero realizó un
paso grande para poner la Palabra de Dios en las manos del pueblo” y son
“las dos cosas que podemos profundizar mirando a la tradición
luterana”.
Señala que “le corresponde a los teólogos seguir el diálogo y
estudiar los problemas”. Y si bien el Papa se alegra por “los resultados
alcanzados con el gran documento ecuménico sobre la
justificación” señala que el diálogo teológico tiene que proseguir,
aunque reconoció “que no será fácil”.
“Personalmente considero –dijo Francisco– que se deba desplazar el
entusiasmo hacia la oración común y las obras de misericordia, o sea el
trabajo hecho juntos para ayudar a los enfermos, a los pobres y a los
encarcelados”. Y también en la educación.
Entretanto consideró que hacer proselitismo es una actitud
pecaminosa, porque como enseñó Benedicto XVI “la Iglesia no crece por
proselitismo sino por atracción”. Porque sería transformar a la Iglesia
en una organización. Recordó además que existe el ‘ecumenismo de la
sangre’, que sucede también en nuestros días: “los ortodoxos, los
mártires coptos asesinados en Libia… Es el ecumenismo de la sangre”.
“Debemos empezar –señala el Pontífice– a encontrarnos unos con otros.
Si no lo hacemos, nos enfermamos de división. Mi esperanza es poder dar
un paso hacia adelante, para estar más cerca de mis hermanos y
hermanas, que viven en Suecia”.
Hablando de la sociedad de hoy señaló que es necesario desarrollar la
transcendencia, “porque esta abre el camino hacia Dios”. Y para ello no
se necesitan tantas palabras o discursos, porque quien vive en la
transcendencia da un testimonio vivo. Señaló también que la falta de
inquietud por lo sobrenatural está muy relacionada con el bienestar y
contra el ateísmo vale realmente solo la oración y el testimonio.
Leer también: El cardenal Kurt Koch, sobre la Reforma protestante: ‘distinguir ‘festejo’ de ‘conmemoración’
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