Francisco escribe el prefacio del libro “No tengan miedo de perdonar”, de un sacerdote que dedica mucho tiempo a la confesión
Jubileo de los adolescentes - Confesión con el Santo Padre |
(ZENIT – Roma).- Vivimos en tiempos difíciles, los de una
guerra mundial en trozos. Pero el río de odio y violencia nada puede
contra el océano de misericordia que inunda nuestro mundo. Lo escribe el
papa Francisco en el prefacio del libro “No tengan miedo de perdonar”,
del sacerdote Luis Drí, confesor en Buenos Aires y gran amigo del papa
Francisco cuando era allí arzobispo.
El libro realizado en colaboración con los periodistas Andrea
Tornielli y Alvear Metalli estará disponible este miércoles en las
librerías y es publicado por la editora editora RaiEri.
El Papa escribe que recuerda al padre Drí, cuando pasaba en Buenos
Aires largas horas en el confesionario, el gesto de besar las manos de
los penitentes y los escrúpulos de haber perdonado demasiado. Y que
delante del Santísimo Sacramento, el padre Luis pedía perdón por haber
perdonado demasiado y le decía a Jesús que Èl mismo le había dado el mal
ejemplo.
Un comportamiento necesario hoy –escribe el Papa– porque al penitente
que entró en el confesionario por casualidad (aunque en el plano
sobrenatural nada es causal), o como etapa de un recorrido, “es
necesario hacer sentir el abrazo misterioso de nuestro Dios” que es “un
Dios que nos precede, nos espera y recibe”.
No es por casualidad que en el confesionario el padre Luís tiene la
foto de un cuadro de Rembrandt sobre el retorno del hijo pródigo.
En el libro “No tener miedo de perdonar” el padre Drí describe los efectos del perdón para la vida colectiva. “Es una medida distinta de justicia”.
“La misericordia es el amor materno desde las entrañas que se
conmueve delante de la fragilidad de su criatura y la abraza, y la gran
fidelidad del Padre que siempre apoya, perdona y vuelve a colocar a sus
hijos en camino”, indica.
El Papa reitera que en la “guerra mundial en etapas” que estamos
viviendo, “toda señal de amistad, toda mano extendida y toda
reconciliación, aunque no haga noticia está destinada a influenciar en
el tejido social”, desde las familias hasta las relaciones entre los
Estados. O sea, un océano de misericordia contra el río del odio en el
cual sumergirse y dejarse regenerar.
En su libro el padre Luís señala que la misericordia es un acto de
contestación del egoísmo, porque reconoce no el “yo” pero al “otro” el
principio creador del mundo.
Aceptando la misericordia de Dios hacia el hombre e imitando su
comportamiento, se adquieren beneficios también en la vida colectiva,
porque “la misericordia es un comportamiento profundamente social”.
in
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