
Mother and Baby Homes
Cuando no hace tanto que el bulo anticatólico de las fosas con niños indígenas en escuelas católicas del Canadá se ha venido abajo (no sin antes haber provocado una oleada de odio anticatólico en la que decenas de iglesias fueron asaltadas e incendiadas), descubrimos la falsedad de otra mentira anticatólica, la de las fosas comunes irlandesas.
En este caso las protagonistas son una “monjas malvadas”, un estereotipo que ha vuelto a ponerse de moda y que vemos incluso en diversas películas de terror recientes, asentándose así en el imaginario colectivo.
Fue en 2014 cuando apareció este bulo sobre el descubrimiento de una “fosa común” al lado de una antigua institución irlandesa regentada por monjas, la Mother and Baby Homes, en la que supuestamente se habría encontrado, decían, un “número significativo de restos humanos”.
La Mother and Baby Homes era un hogar para madres solteras que, careciendo de lo suficiente para vivir, encontraban allí refugio junto a sus hijos. El hogar funcionó entre 1925 y 1961 en Tuam, en el condado irlandés de Galway, y estaba dirigido por las monjas francesas del Bon Secours.
La leyenda negra de estas pobres monjas partió del supuesto descubrimiento realizado por una historiadora local, Catherine Corless, que había examinado los certificados de defunción de 796 bebés y niños pequeños fallecidos en el hogar durante los 36 años en que estuvo en funcionamiento. Según se dijo, los restos de estos niños habrían aparecido enterrados bajo los terrenos de la antigua institución. Los huesos hallados pertenecerían a unos 800 niños pequeños, de edades comprendidas entre las 35 semanas y los tres años. Un hallazgo perfecto para todo tipo de truculentas explicaciones.
Tratándose además de una institución católica, los medios se soltaron la melena y todo tipo de terribles historias poblaron sus páginas: que si los niños habían sido abandonados a su suerte hasta morir de hambre o que, en realidad, habían sido asesinados por las malvadas monjas antes de ser arrojados a la fosa común donde pretendían esconder sus crímenes.
Obviamente, el hecho de que en todo el país hubiera un alto índice de mortalidad infantil durante aquellos años debido a la extrema pobreza, el hambre generalizada y diversas enfermedades contagiosas no fue ni siquiera tomado en cuenta. Pensemos que durante una parte importante del periodo en que la Mother and Baby Homes estuvo en funcionamiento no estaba generalizados ni los antibióticos ni las vacunas, más aún en lugares de beneficencia como es el caso, donde vivían personas de escasos recursos y casi siempre a rebosar de inquilinos, lo que facilitaba la propagación de enfermedades. En cualquier caso, lo de la fosa común en la que se arrojaban a granel los cadáveres, sin ni siquiera tomarse la molestia de identificarlos, es un bulo como una catedral.
La realidad es justamente la contraria. En el caso de la Mother and Baby Homes se rellenaba un certificado de defunción para cada uno de los niños fallecidos, y precisamente gracias a estos certificados Catherine Corless pudo iniciar su investigación sobre los 800 niños enterrados. La historiadora también confirmó que en los certificados rellenados por las monjas, además de los nombres de los niños, aparecen su edad, lugar de nacimiento y causa de la muerte. Los documentos también muestran que muchos niños del orfanato fueron bautizados.
El caso es que a raíz de la histeria generada, el Gobierno irlandés creó en 2014 una comisión oficial de investigación que en 2021 publicó un extenso informe sobre los hogares materno-infantiles del país. Un capítulo entero de este informe está dedicado a la Mother and Baby Homes… que desmiente el tétrico relato de las monjas lanzando niños al pozo.
Los testimonios recogidos de personas que tuvieron trato con las monjas, recogidos en este informe gubernamental, hablan de ellas con cariño y agradecimiento. Refiriéndose a la que fue directora durante muchos años, se expresan en estos términos: “Sor Hortensia amaba a los niños y les ayudaba” o “Tenía un corazón de oro”.
Las monjas, señalan la totalidad de los testimonios, eran muy amables y queridas por madres y niños.
¿Sus crímenes? Cuidar de esas madres y esos niños en condiciones muy difíciles, condiciones en las que la tasa de mortalidad era superior a la que hubieran deseado, pero no muy diferente de la existente en ese momento en el entorno social irlandés en que se movían.
Culpables también de registrar escrupulosamente unas muertes que nunca quisieron ocultar, culpables de bautizar a muchos niños, culpables de darles sepultura junto a las instalaciones que ocupaban. Pero claro, con todo esto no se consiguen impactantes portadas ni hay materia para alimentar el mito de las monjas malvadas y crueles. ¿Y qué importa la verdad si podemos echar un poco de barro sobre los católicos?
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