Bosco Boys, hip hop al servicio de la evangelización
Los Bosco Boys salen a la calle lanzando una invitación desafiante: ser santos. El método: cantar, bailar y compartir con la calle. |
Portaluz 5 noviembre 2015
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Dos jóvenes new yorkers
del seminario de los salesianos están convencidos que en su ambiente
urbano el hip hop es una buena herramienta para difundir el Evangelio
entre niños y jóvenes. Son el dúo conocido como Bosco Boys, formado por Steven DeMaio y Stephen Eguino,
que han puesto sus dones vocales y creativos al servicio del ideario
de don Bosco: “Atraer jóvenes a los sacramentos, especialmente el de la
Reconciliación y la Eucaristía”, tal cual difunde el portal vocacional de la congregación en Estados Unidos.
Con esa convicción este dúo ha presentado su última creación: ¿Quién dijo que no podías ser santo? Y, como es propio del hip hop, en el video promocional (ver abajo) Steven y Stephen desafían rapeando con la letra, “haciendo lío” al bailar, animando por las calles de Nueva York a niños, jóvenes y familias.
Con esa convicción este dúo ha presentado su última creación: ¿Quién dijo que no podías ser santo? Y, como es propio del hip hop, en el video promocional (ver abajo) Steven y Stephen desafían rapeando con la letra, “haciendo lío” al bailar, animando por las calles de Nueva York a niños, jóvenes y familias.
Steve DeMaio (izquierda) y Stephen Eguino (derecha): dos caminos distintos que acabaron convergiendo. |
Steve: Dios llamó en las misiones
Steven Joseph DeMaio tiene 25 años de edad, nació en Sherman (Connecticut) en una familia con padres católicos donde –al igual que sus dos hermanas- recibió el bautismo, la comunión y la confirmación en la pequeña iglesia de la Santísima Trinidad, cercana al hogar familiar.
Lejos de casa, durante su primer año en la Universidad James Madison, lo fortalecía el vínculo “con un sacerdote increíble, el padre Juan, que era el capellán del campus... Sus sermones me ayudaron en momentos difíciles de mi vida”, recuerda Steve. Pero cuando al año siguiente el sacerdote partió a un nuevo destino, Steve, sin apoyo, se alejó de la Iglesia. El resto del tiempo en la universidad dejó de vivir la fe. Pero Dios, que es paciente, lo saldría a buscar en una invitación de las Hijas de María Auxiliadora para visitar la misión en Lusaka (Zambia)… A aquella aventura no se podía resistir.
En la City of Hope [Ciudad de la Esperanza] de Lusaka, los 1250 niños y jóvenes que allí viven y reciben educación abrieron los ojos de Steve: “Se me dieron el tiempo y las condiciones para contemplar mi vida y saber lo que yo quería hacer”. La diaria intimidad con Dios y los ideales de don Bosco ganaron espacio en el corazón de este joven. Luego, de regreso en Estados Unidos, “los seis meses siguientes me lo pasé trabajando para mi padre y fortaleciendo mi regreso a la fe católica”. En febrero del año 2010 Steve dio el paso que hoy lo tiene en el seminario de los salesianos.
Stephen: Dios llamó... en un restaurante
Su colega Stephen Eguino es del Bronx, el barrio duro de Nueva York que vio nacer entre sus calles, plazas y parques el hip hop. A este chico parecía que Dios le había elegido desde el seno de su madre. Se educó con los salesianos de New Rochelle, disfrutaba siendo monaguillo, estando cerca del altar, iba a cuanto retiro de oración le invitaban y para sumar más energías, su hermano mayor se fue de casa para ser sacerdote salesiano. Pero al llegar los rebeldes años de la adolescencia Stephen explotaba con un “¡No es para mí!” si alguien le sugería irse al seminario.
Al finalizar la secundaria su pasión por la vida religiosa decayó cuando partió a la Universidad de San Juan. Sí, pensó, sería ingeniero marítimo, construiría barcos y tendría una familia. “Pero Dios tenía otros planes para mí”. Estaba en su segundo año de la carrera cuando su madre vino a visitarlo.
Fueron a un restaurante del campus para almorzar y nada más sentarse su madre le preguntó qué tenía pensado hacer con su vida como ingeniero marítimo. “En ese momento pensé en silencio: «¡No tengo ni idea de lo que voy a hacer con mi vida!», y al instante Dios me habló al corazón y dijo: «¡Stephen, tú tienes vocación!» Rompí a llorar y en voz alta ante mi mamá dije: «Sí Señor»”.
El camino de la santidad
Ambos jóvenes se esfuerzan hoy por vivir en el sacerdocio su camino de santidad.
Tienen por misión evangelizar, sanar, liberar, expulsar los demonios en nombre de Jesús, llevar toda la humanidad a Dios; porque, como reza el estribillo de su animado hip hop, ¿quién dice que no podrían ser ellos o tú, que nos lees, un próximo santo, una próxima santa? Si te animas, disfruta ahora con el rap de los Bosco Boys:
Steven Joseph DeMaio tiene 25 años de edad, nació en Sherman (Connecticut) en una familia con padres católicos donde –al igual que sus dos hermanas- recibió el bautismo, la comunión y la confirmación en la pequeña iglesia de la Santísima Trinidad, cercana al hogar familiar.
Lejos de casa, durante su primer año en la Universidad James Madison, lo fortalecía el vínculo “con un sacerdote increíble, el padre Juan, que era el capellán del campus... Sus sermones me ayudaron en momentos difíciles de mi vida”, recuerda Steve. Pero cuando al año siguiente el sacerdote partió a un nuevo destino, Steve, sin apoyo, se alejó de la Iglesia. El resto del tiempo en la universidad dejó de vivir la fe. Pero Dios, que es paciente, lo saldría a buscar en una invitación de las Hijas de María Auxiliadora para visitar la misión en Lusaka (Zambia)… A aquella aventura no se podía resistir.
En la City of Hope [Ciudad de la Esperanza] de Lusaka, los 1250 niños y jóvenes que allí viven y reciben educación abrieron los ojos de Steve: “Se me dieron el tiempo y las condiciones para contemplar mi vida y saber lo que yo quería hacer”. La diaria intimidad con Dios y los ideales de don Bosco ganaron espacio en el corazón de este joven. Luego, de regreso en Estados Unidos, “los seis meses siguientes me lo pasé trabajando para mi padre y fortaleciendo mi regreso a la fe católica”. En febrero del año 2010 Steve dio el paso que hoy lo tiene en el seminario de los salesianos.
Stephen: Dios llamó... en un restaurante
Su colega Stephen Eguino es del Bronx, el barrio duro de Nueva York que vio nacer entre sus calles, plazas y parques el hip hop. A este chico parecía que Dios le había elegido desde el seno de su madre. Se educó con los salesianos de New Rochelle, disfrutaba siendo monaguillo, estando cerca del altar, iba a cuanto retiro de oración le invitaban y para sumar más energías, su hermano mayor se fue de casa para ser sacerdote salesiano. Pero al llegar los rebeldes años de la adolescencia Stephen explotaba con un “¡No es para mí!” si alguien le sugería irse al seminario.
Al finalizar la secundaria su pasión por la vida religiosa decayó cuando partió a la Universidad de San Juan. Sí, pensó, sería ingeniero marítimo, construiría barcos y tendría una familia. “Pero Dios tenía otros planes para mí”. Estaba en su segundo año de la carrera cuando su madre vino a visitarlo.
Fueron a un restaurante del campus para almorzar y nada más sentarse su madre le preguntó qué tenía pensado hacer con su vida como ingeniero marítimo. “En ese momento pensé en silencio: «¡No tengo ni idea de lo que voy a hacer con mi vida!», y al instante Dios me habló al corazón y dijo: «¡Stephen, tú tienes vocación!» Rompí a llorar y en voz alta ante mi mamá dije: «Sí Señor»”.
El camino de la santidad
Ambos jóvenes se esfuerzan hoy por vivir en el sacerdocio su camino de santidad.
Tienen por misión evangelizar, sanar, liberar, expulsar los demonios en nombre de Jesús, llevar toda la humanidad a Dios; porque, como reza el estribillo de su animado hip hop, ¿quién dice que no podrían ser ellos o tú, que nos lees, un próximo santo, una próxima santa? Si te animas, disfruta ahora con el rap de los Bosco Boys:
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