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quarta-feira, 7 de novembro de 2018

Exfutbolista, periodista y representante, Petón regresó a la Iglesia gracias a un cura y al Rosario

«El catolicismo es un camino de luz»


Para Petón el Rosario ha sido un elemento fundamental en su vida, también en su época alejado de la Iglesia




José Antonio Martín Otín, más conocido como Petón, es un personaje polifacético. Fue futbolista aunque no una estrella. En su carrera como jugador jugó en el Carabanchel, el Alcorcón o el Huesca. Pero ha sido tras su retirada cuando ha conseguido mayor notoriedad.
Hace ya dos décadas que creó una de las mayores agencias de representación de futbolistas de España, Bahía Internacional. En ella están futbolistas internacionales como Fernando Torres, Pedro, Dani Ceballos, Javi Martínez, Dani Parejo o Asier Illaramendi, entre otras decenas más. Pero además, es habitual en las tertulias y medios de comunicación deportivos. La COPE, la SER, Radio Marca, Televisión Española o El Chiringuito son sólo algunos medios o programas en los que ha colaborado, tras haberse licenciado en Ciencias de la Información.
Un hombre de fútbol que no oculta su fe
Pero además ha conseguido que el Huesca, el club al que más quiere junto a su Atlético de Madrid, un pequeño club ascienda por primera vez a Primera División. Todo ello tras tomar las riendas del equipo y modernizar su gestión.
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Petón, junto a Fernando Torres, exjugador del Atlético de Madrid, al cual representa profesionalmente
Petón es una persona que no se muerde la lengua y no tiene problemas en decir lo que piensa, cuadre o no con lo políticamente correcto del momento. Y él nunca ha ocultado su fe católica, ni la importancia en su vida pese a que vivió unos cuantos años alejado de la Iglesia. Sin embargo, relata orgulloso como al escuchar casualmente a un sacerdote recordó cuál era su hogar.
El catolicismo es un "camino de luz"
En una entrevista en Alfa y Omega, Petón responde a por qué en el mundo del fútbol se ve a muchos jugadores musulmanes y evangélicos, pero en cambio a pocos católicos. “Un amigo mío, Nacho, era un percusionista melenudo, muy bueno y popular. Era educador social, pero permanecía indiferente a la religión. Sintió la llamada y ahora es fraile carmelita. Siempre llevo un escapulario que me dio. Es forofo del Huesca y me llamó el otro día: ‘he visto que (el jugador) Musto ha subido una foto a Twitter rezando a la Virgen de Guadalupe’, y me dio unos calendarios de la Virgen del Carmen para los muchachos. Hay algunos que están orgullos de su fe y otros que, quizá por su educación, no. El catolicismo se ha vuelto una religión hacia dentro, pero, como decía un tipo muy querido mío, Juan Pablo II, hay que ser valientes. Y contarle al mundo que es un camino de luz. Si todos hiciéramos lo que hizo Aquel, seríamos felices. Viviríamos en paz”.
José Antonio Martín recibió la fe en su familia y en el colegio. El Rosario ha sido fundamental en su vida, incluso en el periodo en el que se alejó de la Iglesia. Y esta oración precisamente la recibió de niño. En otra entrevista para el programa No es bueno que Dios esté solo que emitía Intereconomía TV, Petón contaba sobre cómo recordaba a sus abuelos y a su tío rezando el Rosario. “Es una tradición familiar, y cuando durante casi 12 años ni pisaba la Iglesia seguía rezando el Rosario”, afirmaba.  Y cree que hubo un “efecto boomerang” durante aquellos años en el que gracias a la Virgen volvió a la Iglesia.
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Además, cuenta algo que le marcó de niño y que todavía hoy tiene presente: “Cuando en el colegio nos dijeron que quien rezara el Rosario todos los días en el último momento se vería acompañado, me lo creí”.
El tiempo en el que se alejó de la Iglesia
El representante de futbolistas reconoce que “como el resto del género humano practicante, pedimos mucho por cosas urgentes”. Haciendo símiles futbolísticos asegura ahora que “si nos van a tirar un golpe franco, me he sorprendido rezando consecutivamente. Y ahora con el VAR te da tiempo de rezar un misterio del Rosario. Estuve once años sin ir a misa, pero no dejé nunca de rezar el Rosario. En los entrenamientos, en los 30 minutos de carrera continua, lo rezaba entero”.
Petón habla mucho de aquel periodo. No dejó de ir a misa por ser futbolista. Él mismo cuenta que cuando jugaba podía compaginarlo. “Cuando entraba por la puerta del estadio, de donde fuera, venía de misa”, afirmaba.
Muy dado a las anécdotas, este madrileño cuenta como en su estancia en el Huesca iba siempre a misa con el capitán del equipo. El siguiente partido era en León y habló a todos sus compañeros de la catedral y de su belleza. Aquel domingo antes del partido fueron más de 10 jugadores, todos con el chándal del equipo, los que fueron a misa. Aquel partido lo perdieron 4-0 y al domingo siguiente ya sólo quedaban nuevamente en misa Petón y el capitán del equipo.
También fue en Huesca donde dejó de ir a misa. Él mismo reconoce que tomó una decisión “injustísima”. La misa a la que iba era presidida por un sacerdote tedioso hasta que un día dejó de ir. “Podría haberlo solucionado yendo a misa  a otro sitio. Pero algo debía haber dentro de mí que al final deje de ir porque me aburría y así casi 12 años”, recuerda Petón, que considera esta decisión a un “descontento” interior.

Su regreso a la Iglesia
Pero todo cambio un día que iba caminaba por una calle de Madrid y pasó por delante de una iglesia por la calle Pio XII. “Oí a un cura que estaba riñendo, pero con gracia, a los feligreses. Sentado en los escalones del altar decía: ‘teniendo a alguien que lo pasa mal al lado, ¿es cristiano no ayudarle? Aunque no le des diez euros ni dos, dale un abrazo’. Se le hinchaba la vena, ¡cuánta verdad! Empecé a ir allí con él”.
Pese a todo “no deje de creer”, explica Petón, que sí reconoce haber tenido dudas durante su vida. Pero ahora, “yo lo noto (a Dios), lo siento dentro, y esto ayuda mucho”.
El Huesca y su origen salesiano
También en su trabajo tiene a Dios presente. Cuenta que en el Huesca “hay un salesiano en todas las ceremonias. Hacemos una ofrenda al inicio de la temporada y damos gracias al final. Estamos hermanados con San Lorenzo de Almagro (equipo del Papa Francisco) porque, en los dos sitios, el fútbol entró por los salesianos. Esta temporada daremos gracias en todo caso, pero espero que por seguir en Primera”.
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Su experiencia con el obispo Aguirre en Bangassou
Durante estos años, Petón ha conocido también la misión, de manos de la Fundación Bangassou, del obispo Juan José Aguirre, misionero en República Centroafricana desde hace décadas, y seguidor del Atlético de Madrid como él.
Hasta allí, y pese a las recomendaciones para que no fuera, decidió ir Petón, para grabar el documental Singuila Mingui, sobre la obra que el obispo realiza allí. En una carta escrita por este exfutbolista escribía: “Juan José Aguirre es un goleador, un ariete desbordante, un optimista de los que no se rinden jamás por poderoso que sea el adversario. Ese delantero que confía siempre en la jugada propia aunque sea un disparate el intentarla”.

En aquella experiencia, aseguraba Petón, “aprendimos a abrazar a los leprosos, a llorar con los desahuciados, a brincar con el mítico Paracondo, patriarca disparatado, bedel desopilante, guerrero con arco y flechas de largo recorrido (…) Aprendimos a entregar la leche en polvo como quien da vida”.
Recordaba también las misas allí: “cantaban y bailaban. Duró tres horas. Si la Eucaristía, una fiesta, fuera tan alegre en España, los templos estarían llenos”. Además, contaba que “pasamos la última noche en la casa de los misioneros combonianos en Bangui. Juanjo nos dijo: posiblemente no entre nadie más con una cámara en mucho tiempo, vais a ser los últimos. Salimos de madrugada, esa misma mañana hubo casi mil muertos en la capital centroafricana. El conflicto había reventado. Nuestra cámara fue la última. El obispo Juan José Aguirre pasó semanas sin poder salir de la casa misión. Su figura nos acompaña desde ese día. Para siempre. Centroáfrica con él. Hay viajes que cambian vidas”.

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