Los King insisten en que con Dios todo es posible
Los King son una familia con 18 hijos en la que la fe es el centro de su vida |
J. Lozano / ReL 18 abril 2017
Por donde van llaman la atención. Son un
testimonio andante porque no es nada común ver a una familia de 18
hijos pero ellos quieren aprovechar su situación para evangelizar y
mostrar el amor de Dios manifestado en la familia.”Nuestra fe católica es la que nos define”, afirman los King, un matrimonio con una familia inmensa en Estados Unidos.
Al igual que los Postigo Pich en España, una familia con 18 hijos en los que ha fallecido recientemente el padre, las familias numerosas muestran cómo los hijos son una bendición y no una carga, tal y como parece hoy en dçia en la sociedad occidental.
20 años de matrimonio, 18 hijos
Troy y Christy King son un caso excepcional pues en este 2017 cumplen 20 años de matrimonio y tienen 18 hijos. Aunque este número es gracias en parte a que esta apertura a la vida la han tenido también a través de la adopción, pues más de la mitad llegaron a casa una vez ya nacidos.
Troy, dentista infantil en Florida, cuenta que “estar abierto a la vida ha tomado un nuevo significado para mí desde que adoptamos nuestro primer hijo. Dios nos ha empujado no sólo a dar la bienvenida a cualquier embarazo con el que seamos bendecidos sino también a ciertas situaciones de adopción”. Por ello, no han dudado en adoptar por ejemplo a un niño con parálisis cerebral.
Estar abiertos a la vida
La fe ha sido un elemento esencial a la hora de crear una familia así de gigante. “En mi experiencia, aquí es donde la oración y la confianza en Dios verdaderamente entran en juego. Cuando nuestra puerta está abierta a la vida, ya sea a través del embarazo o la adopción, nuestras preocupaciones son muy pequeñas”, cuenta Christy, madre de estos 18 hijos.
En su opinión, esta elección de vida “nos ha llevado a algunas bendiciones enormes que probablemente habríamos rechazado si fuera por nosotros. Aparte de algunos bebés prematuros, nuestro primer problema de salud grave vino con nuestro décimo hijo. Nació con parálisis y no sabían que la tenía cuando la adoptaron y “ha sido una bendición para toda nuestra comunidad”.
“Mientras es incapaz de caminar sin su andador, ella asiste a la escuela con los otros niños e incluso ‘corre’ en el equipo de atletismo. Muchos de sus compañeros, incluyendo a nuestros propios hijos, no crecerán sintiéndose incómodos con alguien con necesidades especiales porque han llegado a experimentar su normalidad de primera mano. Dios, obviamente, sabía lo que podíamos soportar mucho mejor que nosotros”, añade.
La responsabilidad para con los hijos
La fe en la familia no es algo accesorio sino la piedra angular. En declaraciones al National Catholic Register, Troy afirma que “la forma más importante de incorporar la fe en la vida de los niños es tomar en serio nuestra responsabilidad de ser los principales catequistas y maestros de nuestros hijos”.
Incidiendo en este aspecto, Christy añade que “mientras que nuestro gran número de hijos es lo que inicialmente atrae la atención de la gente, lo que realmente nos define es nuestra fe católica. Es la música de fondo que suena mientras vivimos nuestras vidas cotidianas”.
Al igual que los Postigo Pich en España, una familia con 18 hijos en los que ha fallecido recientemente el padre, las familias numerosas muestran cómo los hijos son una bendición y no una carga, tal y como parece hoy en dçia en la sociedad occidental.
20 años de matrimonio, 18 hijos
Troy y Christy King son un caso excepcional pues en este 2017 cumplen 20 años de matrimonio y tienen 18 hijos. Aunque este número es gracias en parte a que esta apertura a la vida la han tenido también a través de la adopción, pues más de la mitad llegaron a casa una vez ya nacidos.
Troy, dentista infantil en Florida, cuenta que “estar abierto a la vida ha tomado un nuevo significado para mí desde que adoptamos nuestro primer hijo. Dios nos ha empujado no sólo a dar la bienvenida a cualquier embarazo con el que seamos bendecidos sino también a ciertas situaciones de adopción”. Por ello, no han dudado en adoptar por ejemplo a un niño con parálisis cerebral.
Estar abiertos a la vida
La fe ha sido un elemento esencial a la hora de crear una familia así de gigante. “En mi experiencia, aquí es donde la oración y la confianza en Dios verdaderamente entran en juego. Cuando nuestra puerta está abierta a la vida, ya sea a través del embarazo o la adopción, nuestras preocupaciones son muy pequeñas”, cuenta Christy, madre de estos 18 hijos.
En su opinión, esta elección de vida “nos ha llevado a algunas bendiciones enormes que probablemente habríamos rechazado si fuera por nosotros. Aparte de algunos bebés prematuros, nuestro primer problema de salud grave vino con nuestro décimo hijo. Nació con parálisis y no sabían que la tenía cuando la adoptaron y “ha sido una bendición para toda nuestra comunidad”.
“Mientras es incapaz de caminar sin su andador, ella asiste a la escuela con los otros niños e incluso ‘corre’ en el equipo de atletismo. Muchos de sus compañeros, incluyendo a nuestros propios hijos, no crecerán sintiéndose incómodos con alguien con necesidades especiales porque han llegado a experimentar su normalidad de primera mano. Dios, obviamente, sabía lo que podíamos soportar mucho mejor que nosotros”, añade.
La responsabilidad para con los hijos
La fe en la familia no es algo accesorio sino la piedra angular. En declaraciones al National Catholic Register, Troy afirma que “la forma más importante de incorporar la fe en la vida de los niños es tomar en serio nuestra responsabilidad de ser los principales catequistas y maestros de nuestros hijos”.
Incidiendo en este aspecto, Christy añade que “mientras que nuestro gran número de hijos es lo que inicialmente atrae la atención de la gente, lo que realmente nos define es nuestra fe católica. Es la música de fondo que suena mientras vivimos nuestras vidas cotidianas”.
Familia que reza unida, permanece unida
Llevado a la práctica, esta madre explica que “incorporamos la oración y nuestra fe durante toda la semana. Rezamos antes de cada comida, cada vez que entramos en el coche, y rezamos constantemente el Rosario juntos como familia. Nos encanta también rezar con los amigos”.
Que la fe sea el motor de los padres repercute claramente en los hijos. El ejemplo es el primer paso para que los pequeños sepan discernir lo importante de lo accesible. “Cuando tenemos que tomar una decisión nos aseguramos de que nuestros hijos sepan que nuestra fe es la brújula que utilizamos para hacer nuestras elecciones. Cuando los niños nos ven rezar juntos o leer libros para aprender más acerca de nuestra fe se convierte en una prioridad para ellos también. Nuestra fe católica es la base para todo lo que hacemos”, explica Christy.
Además, este matrimonio da cuatro consejos prácticos a los padres que quieran tener una familia católica y que a ellos les han resultado muy útiles:
1. Poner al cónyuge en primer lugar
Una de los principales problemas que se dan en las familias cuando llegan los niños es dejar al marido o a la mujer como algo secundario para así centrarse en los pequeños. “Desde hace años Troy y yo salimos una vez por semana. En una ocasión, uno de los chicos estaba decepcionado porque quería venir con nosotros. Le preguntó a Troy: ‘¿por qué siempre sales con mamá?’ Él respondió: ‘Un día todos vosotros os iréis y yo estaré aquí con ella. Necesito saber que todavía le gusto’. Ahora cada vez que los niños nos miran darnos un abrazo un beso siempre sonríen. Cuando discutimos, ellos no son felices. No hay nada que dé a nuestros hijos mayor confianza y paz que el conocimiento de que sus padres se aman”.
2. Menos pantallas y más juegos
Contando su experiencia como padres, Troy recuerda que hace ya varios años “incorporamos el domingo sin pantallas” y ha sido una experiencia fantástica. Los niños juegan a juegos de mesa, salen y se ensucian, nadan, construyen castillos, leen, juegan a la pelota…Y adivina qué, rara vez dicen que se aburren los domingos”, cuenta el padre de familia.
3. Contestar siempre con la verdad
La madre también incide en otro punto importante que han experimentado en sus propias carnes como padres. “Si sus hijos os hacen una pregunta, contestad con sinceridad. Uno de mis hijos pequeños me preguntó lo que quería decir la palabra ‘sexo’. Me horroricé y quise saber dónde oyó eso y qué pensaba que significaba. Podría haberle dado una respuesta con evasivas pero en su lugar decidí contarle la verdad de una manera que fuera apropiada para su edad. ¿Por qué? Ella ya estaba recibiendo información de sus compañeros, y si ella no puede acudir a mí habría ido a otra fuente que podría haberle dado otra explicación nada exacta ni moral. Quería que tuviera la seguridad de que si ella venía a mí le daría una respuesta sincera”.
4. La importancia del orden
Los niños necesitan saber que existe un orden y unas prioridades, esta es una clave muy importante para la familia pues Dios hizo del caos el orden. El padre considera que este aspecto es muy importante: “mantener el orden en la vida: Dios, la familia, el trabajo. Mantener el orden; mantener la fe”.
“Comienza con el fin en mente: El cielo. Nuestros niños saben desde pequelitos que estamos tratando de señalar en esa dirección”, concluye Troy.
Llevado a la práctica, esta madre explica que “incorporamos la oración y nuestra fe durante toda la semana. Rezamos antes de cada comida, cada vez que entramos en el coche, y rezamos constantemente el Rosario juntos como familia. Nos encanta también rezar con los amigos”.
Que la fe sea el motor de los padres repercute claramente en los hijos. El ejemplo es el primer paso para que los pequeños sepan discernir lo importante de lo accesible. “Cuando tenemos que tomar una decisión nos aseguramos de que nuestros hijos sepan que nuestra fe es la brújula que utilizamos para hacer nuestras elecciones. Cuando los niños nos ven rezar juntos o leer libros para aprender más acerca de nuestra fe se convierte en una prioridad para ellos también. Nuestra fe católica es la base para todo lo que hacemos”, explica Christy.
Además, este matrimonio da cuatro consejos prácticos a los padres que quieran tener una familia católica y que a ellos les han resultado muy útiles:
1. Poner al cónyuge en primer lugar
Una de los principales problemas que se dan en las familias cuando llegan los niños es dejar al marido o a la mujer como algo secundario para así centrarse en los pequeños. “Desde hace años Troy y yo salimos una vez por semana. En una ocasión, uno de los chicos estaba decepcionado porque quería venir con nosotros. Le preguntó a Troy: ‘¿por qué siempre sales con mamá?’ Él respondió: ‘Un día todos vosotros os iréis y yo estaré aquí con ella. Necesito saber que todavía le gusto’. Ahora cada vez que los niños nos miran darnos un abrazo un beso siempre sonríen. Cuando discutimos, ellos no son felices. No hay nada que dé a nuestros hijos mayor confianza y paz que el conocimiento de que sus padres se aman”.
2. Menos pantallas y más juegos
Contando su experiencia como padres, Troy recuerda que hace ya varios años “incorporamos el domingo sin pantallas” y ha sido una experiencia fantástica. Los niños juegan a juegos de mesa, salen y se ensucian, nadan, construyen castillos, leen, juegan a la pelota…Y adivina qué, rara vez dicen que se aburren los domingos”, cuenta el padre de familia.
3. Contestar siempre con la verdad
La madre también incide en otro punto importante que han experimentado en sus propias carnes como padres. “Si sus hijos os hacen una pregunta, contestad con sinceridad. Uno de mis hijos pequeños me preguntó lo que quería decir la palabra ‘sexo’. Me horroricé y quise saber dónde oyó eso y qué pensaba que significaba. Podría haberle dado una respuesta con evasivas pero en su lugar decidí contarle la verdad de una manera que fuera apropiada para su edad. ¿Por qué? Ella ya estaba recibiendo información de sus compañeros, y si ella no puede acudir a mí habría ido a otra fuente que podría haberle dado otra explicación nada exacta ni moral. Quería que tuviera la seguridad de que si ella venía a mí le daría una respuesta sincera”.
4. La importancia del orden
Los niños necesitan saber que existe un orden y unas prioridades, esta es una clave muy importante para la familia pues Dios hizo del caos el orden. El padre considera que este aspecto es muy importante: “mantener el orden en la vida: Dios, la familia, el trabajo. Mantener el orden; mantener la fe”.
“Comienza con el fin en mente: El cielo. Nuestros niños saben desde pequelitos que estamos tratando de señalar en esa dirección”, concluye Troy.
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