Mensaje del Papa emérito a un congreso en su honor en Varsovia. Carta también del papa Francisco
Conferencia en Varsovia (Fto. Fundación Ratzinger en Facebook) |
(ZENIT – Roma, 20 Abr. 2017).- “La contraposición entre las
concepciones de un Estado rádicalmente ateo y el surgir de un Estado
rádicalmente religioso en los movimientos islamistas, conduce en nuestro
tiempo a una situación explosiva, cuyas consecuencias sentimos cada
día”. Cuatro años han pasado de la renuncia de Benedicto XVI al
pontificado, pero su lúcida visión sigue iluminando.
Con estas palabras el papa emérito se ha expresado en una carta
enviada a los participantes a un simposio en su honor, que se realizó
ayer 19 de abril, en Varsovia, con el título: “El concepto del Estado en
la perspectiva de la enseñanza del cardenal Joseph Ratzinger”. El
encuentro ha sido organizado por los obispos polacos y tiene el
patrocinio del presidente de Polonia, Andrzej Duda.
Benedicto XVI indicó que sintió conmoción, gratitud y felicidad por
este reconocimiento. Y en su carta al hablar de “situación explosiva” a
propósito del enfrentamiento entre ateísmo y fundamentalismo islámico
hace un llamado a los cristianos: “Estos radicalismos exigen
urgentemente que nosotros desarrollemos una concepción de Estado que
convenza, que soporte el enfrentarse con estos desafíos y pueda
superarlos”.
A quien hoy gobierna las naciones y las instituciones cristianas la
tarea es recoger el testimonio de Rátzinger mirando a dos grandes
figuras que “Polonia ha dado a la humanidad”: el cardenal Stefan
Wyszyński y san Juan Pablo II.
El su mensaje, Benedicto XVI subraya que estos dos hombre de la
Iglesia “no solamente han reflexionado sobre tal tema, sino que han
cargado sobre sí el sufrimiento y la experiencia viva, y por lo tanto
siguen a indicar el camino hacia el futuro”.
Por su parte el papa Francisco apreció el simposio en honor de
Benedicto XVI, patrocinado por la Fundación Ratzinger y por la agencia
católica polaca Kai, y envió un mensaje firmado por el cardenal
secretario de Estado, Pietro Parolin, en el que subraya la “benemérita
obra de su querido predecesor”. El deseo del papa Bergoglio es que este
evento despierte “un renovado empeño por un diálogo respetuoso y fecundo
entre Estado e Iglesia, teniendo en vista la construcción de la
civilización del amor”.
Los trabajos en Varsovia, de los cuales ha tomado parte entre otros
el cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe, fueron abiertos con una relación del padre Federico Lombardi,
director emérito de la Oficina de prensa de la Santa Sede y actual
presidente de la Fundación Ratzinger. Lombardi indicó que el simposio
quiere rendir homenaje a Benedicto XVI y agradecerle por su servicio a
la Iglesia, y “mantener viva la herencia de su pensamiento y de su
inspiración espiritual”.
Recordó su advertencia en septiembre de 2011 al Parlamento alemán,
“sobre las terribles consecuencias” de un ejercicio del poder
desvinculado de la conciencia de su naturaleza relativa, y que por lo
tanto no se reconoce más responsable de “un orden moral objetivo” o
sujeto “a un fundamento superior al poder”.
Benedicto XVI -recuerda aún el ex portavoz vaticano- ha enfrentado
estos temas con coraje, señalando como “la negación de Dios o su olvido,
la marginación de la religión de la vida pública y de toda perspectiva
trascendente de la cultura, son en realidad causas de un proceso muy
negativo y de graves riesgos para la vida de la sociedad y la defensa de
la dignidad de cada persona humana”.
El papa alemán, lo subrayó varias veces, a costo de no recibir
aplausos sino “fuertes oposiciones”, pero “con la convicción de que
decir eso era su precisa responsabilidad hacia la actual evolución
cultural de la sociedad europea y del rol de Europa ante la historia del
mundo”.
Entonces -recuerda nuevamente el padre Lombardi a propósito del
pensamiento de Ratzinger- que el Estado y la Iglesia tienen que
compartir “el empeño” para llegar a la verdad a través de “la razón
humana”. Por lo tanto esta última “no tiene que cerrarse en el límite
del positivismo sino, justamente para poder encontrar y hacer justicia y
lograr la paz en este mundo, tiene que quedarse con confianza y coraje,
abierta a los grandes horizontes de lo humano, de su sentido y de sus
fundamentos”. Se trata de una positiva colaboración entre la fe y la
razón. “En esto -concluye Lombardi- la fe ofrece a la razón su ayuda, y
la razón a su vez tutela a la religión del grave riesgo de los
integralismos”.
in
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