Religiosas dicen a «The Pillar» que el «avivamiento, la juventud y fe firme» definen la Iglesia actual en EEUU
Las dominicas de Nashville, una de las congregaciones más joven y numerosa de los Estados Unidos.
¿Cada vez hay más o menos católicos? Se trata de una pregunta que se responde de forma ambivalente, máxime si se habla de los Estados Unidos y, concretamente, de su reflejo en las vocaciones. Por ello es especialmente reveladora la respuesta que ofreció Jack Figge el pasado 21 de agosto en The Pillar: quizá, la respuesta no sea tanto si aumentan o disminuyen las vocaciones, sino qué vocaciones aumentan, qué vocaciones disminuyen, y por qué o dónde tiene lugar este fenómeno.
La duda general parece legítima, ya que mientras algunas diócesis admiten tener serios problemas vocacionales, otras tienen una cantidad elevada -y creciente-: por su parte, la diócesis de Fairbanks no tuvo seminaristas durante 2024, mientras que Filadelfia se presenta por su obispo auxiliar Keith Chylinski como la más “rica en vocaciones” de las diócesis con al menos un millón de católicos: el mismo año tuvo 72 seminaristas.
Una conclusión distinta se obtiene si se analizan las cifras de vocaciones religiosas femeninas y si el análisis se hace al margen de diócesis o congregaciones.
Obviando los matices, las cifras totales arrojan que el auge de vocaciones que se vivía en 1965, con más de 181.000 religiosas en todo el país, cayó estrepitosamente en solo cinco años a algo más de las 153.000. Un fenómeno que siguió sin mucho retroceso durante las cuatro décadas posteriores y que ha dejado aproximadamente 40.000 religiosas en el país actualmente.
La crisis vocacional nace de la desintegración familiar
Buscando responder a su pregunta inicial, Figge consultó a no pocas congregaciones de distinto signo, origen y antigüedad, tratando de desvelar lo que actualmente podría llevar a una mujer a dedicar su vida a Dios en una u otra congregación.
Liz Sjoberg, de las Hermanas de la Caridad, pertenece a una congregación en cierta forma boyante si se compara con otras en peor estado, y que cada año da la bienvenida a tres nuevas postulantes. Para ella, la explicación es sencilla: “Todo se debe a la desintegración de la familia”.
“La gente tiene menos hijos, y creo que es más difícil para las familias apoyar a sus hijos en su ingreso al sacerdocio o a la vida religiosa porque, sin duda, hay más expectativas sociales y culturales de que, ya sabes, continúen el apellido familiar y tengan nietos. Y ha sido difícil transmitir la fe a la siguiente generación, porque no hay suficientes personas que hayan conocido a Jesús en su vida”, contestó la religiosa a The Pillar.
Lo que buscan las nuevas religiosas
Como directora de integración de misiones en la Conferencia Nacional de Vocaciones Religiosas e integrante de las Hermanas de San Cirilo y Metodio, la hermana Debbie Bornerman es buena conocedora de los motivos que llevan cada año a las novicias a ingresar en los más de 500 institutos religiosos femeninos de todo el país.
“Tienen muchísimas opciones al discernir su vocación hoy en día”, explica. “Lo que importa para las religiosas hoy en día es el carisma, su vida comunitaria, cómo viven los valores del Evangelio, cómo viven sus votos. Eso es lo que más importa a quienes disciernen su vocación”.
Una congregación histórica, en vías de desaparecer
Una de las congregaciones consultadas son las históricas Hermanas de la Caridad de Nueva York, que durante más de 200 años han atendido a víctimas de la Guerra Civil, cuidado de huérfanos y educado a miles de niños. Una trayectoria de la que se sienten orgullosas y que, sin embargo, podría estar próxima a verse abocada al cierre. Afirmarlo no es una hipótesis, la congregación está profundamente envejecida y no han tenido nuevas vocaciones a lo largo de dos décadas. Hasta el punto que, tras su asamblea general de 2023, llegaron a anunciar que estaban camino de "culminar su labor" como congregación.
“Somos una comunidad que envejece. Incluso acoger a una sola persona no parecería justo para ella”, declaró la Hermana Donna Dodge, presidenta de las Hermanas de la Caridad de Nueva York. “No tendríamos a nadie que ayudara en la formación de esa persona, ni tenemos otras comunidades con las que esa persona pudiera vivir”.
Cuando Dodge se unió a la comunidad en 1966, había más de 1000 hermanas. Hoy, hay 129 mujeres, la más joven de 71 años. Y siendo de las primeras en responder a las causas del declive, apunta a la ausencia de mujeres religiosas en las escuelas secundarias y parroquias.
“Creo que la Iglesia ha fallado a los jóvenes en cuanto a su formación. Cuando entré, fue el ejemplo de las hermanas que tuvimos en [antes de la Universidad] lo que me inspiró a sentir que esta es una buena manera de vivir la vida. Eso ya no existe de esa forma”, dice en referencia a las escuelas e instituciones católicas clausuradas.
Sin vocaciones
Dodge sabe que su congregación no es la única en esa tesitura.
“Hay muchas otras comunidades como la nuestra que no han tenido nuevas vocaciones recientemente. Creo que la mayoría probablemente van por el mismo camino que nosotros”, dijo Dodge. “Cuando anunciamos nuestro 'camino hacia la culminación', muchas comunidades nos agradecieron por expresar la realidad; simplemente no querían decirla”.
Dominicas de Nashville, "la joya de la corona"
En el extremo opuesto se encuentran las Dominicas de Santa Cecilia, archiconocidas como las “Dominicas de Nashville”. Una congregación cuya antigüedad, remontándose a su fundación en 1860, no le impide ser una de las más boyantes de la actualidad. A día de hoy, la congregación tiene más de 320 hermanas según su directora vocacional, Hermana Mara Grace, que cifra en su récord de 22 nuevas postulantes en el año 2000. Actualmente tienen una media de entre 15 y 20 postulantes al año.
En su opinión, considera que las mujeres se sienten atraídas por el sentido de autenticidad que pueden encontrar en comunidades con arraigadas tradiciones.
“Muchas mujeres han descubierto que las comunidades con raíces profundas poseen esa autenticidad que las hace atractivas. Cuando los jóvenes se topan con una tradición viva de generaciones atrás, sienten esa atracción”, explica.
Autenticidad y entrega, la clave del discernimiento
También en otro extremo, en este caso de antigüedad, se encontrarían las hermanas de la Sociedad de Nuestra Señora de la Santísima Trinidad. Se trata de una comunidad misionera fundada en 1958, pero que coincide con Mara Grace en que uno de los principales motivos de sus nuevas postulantes es “un gran deseo de autenticidad que no han encontrado o no están experimentando en el mundo”, en palabras de Mary Claire Strasser, directora de vocaciones.
Una autenticidad que la religiosa considera como parte fundamental de su carisma, especialmente en torno a las relaciones con quienes sirven en las misiones.
“Las mujeres se sienten atraídas por esa autenticidad. También desean entregarse plenamente como esposas de Cristo”, declaró
Otra de las religiosas que respondieron al llamado de The Pillar fue la hermana Emily Marsh, de las Hijas de San Pablo. Como directora vocacional de la comunidad durante 7 años, pudo conocer el auge de vocaciones en las décadas de 1960 y 1970, la profunda caída consiguiente y su actual estabilización en la última década.
A día de hoy, su comunidad acoge entre dos y seis nuevas postulantes cada año. Unas cifras que no llevan a ocultar su convicción de que existe a día de hoy una crisis no solo vocacional, sino “humana, más profunda, de interioridad”; entre los jóvenes católicos.
“Es difícil tener una vida interior con todas las distracciones del mundo y la tecnología, que han aumentado la ansiedad y los problemas de salud mental. Todavía hay jóvenes que escuchan y desean conocer su voluntad. Simplemente les cuesta oír”, asegura.
La salud del alma, antes que la respuesta
Algo común a las directoras vocacionales consultadas por The Pillar es que en los últimos años se observa un interés creciente por parte de mujeres jóvenes en la vida religiosa, ya sea a través de conferencias, encuentros o visitas a universidades.
“Hay muchas mujeres que nos acaban de conocer en una conferencia o en una universidad y que simplemente están interesadas en aprender más sobre nosotras como comunidad y hermanas. Muchas ni siquiera están seguras de si están llamadas a la vida religiosa, pero sin duda están luchando con ello”, dijo Sjoberg. “Intentamos acercarnos a las personas en cada etapa del discernimiento y ayudarlas a discernir el llamado de Dios”.
Varios directores de vocaciones también subrayan su objetivo de priorizar la salud espiritual de quienes se encuentran en proceso de discernimiento, en lugar de esperar un "sí" a la vida religiosa. Sin embargo, varios también señalaron que Dios parece estar obrando en los corazones de las jóvenes interesadas en la vida religiosa.
Generación del Papa León: fe intensa y avivamiento
“Realmente parece haber un resurgimiento eucarístico en nuestra Iglesia, particularmente en la iglesia estadounidense”, remarcan. “Estamos viendo una nueva generación de jóvenes católicos con una fe más intensa. Está la generación de Juan Pablo II y ahora vamos a entrar en la generación del Papa León. Viendo todos los esfuerzos que la Iglesia estadounidense ha realizado en los últimos años para evangelizar y promover el avivamiento, creo que comenzaremos a ver sus frutos en un futuro cercano”.
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