El Santo Padre pensemos en aquellos que ‘destruimos con la lengua’ y
‘en aquellos que en el mundo son tratados como cosas y no como hermanos’
El Papa en Santa Marta -- Osservatore Romano |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Con pequeños celos y envidias inicia
la destrucción de las familias y de los pueblos. Lo indicó este lunes el
papa Francisco en la homilía de la misa que ha celebrado en la
residencia Santa Marta. Una misa que quiso ofrecer por el padre Adolfo
Nicolás, que tras acabar su labor como superior general de la Compañía
de Jesús, parte para otra labor en Oriente.
La primera lectura sobre Caín y Abel que estuvo en el centro de la
homilía, es la primera en que la Biblia usa la palabra ‘hermano’. Y “una
hermandad que debía crecer, ser hermosa, acaba destruída.
Una historia, señala Francisco, que inicia “con pequeños celos”, Caín
se irrita porque su sacrificio no es agradable a Dios y comienza a
cultivar ese sentimiento dentro de sí y no quiere controlarlo.
“El pecado que cometerá después está escondido detrás de un
sentimiento. Y crece”. De un celo se pasa a una envidia y esto crece y
vemos esa pajita que se vuelve una viga, pero la viga la tenemos
nosotros, está allá. Y nuestra vida gira entorno a aquello, destruye la
relación de hermandad, destruye la fraternidad”.
Y poco a poco se vuelve “obsesionado, perseguido” por ese mal que
crece cada vez más. “Yo me separo de mi hermano, este no es mi hermano,
este es un enemigo, tiene que ser destruido, va expulsado… ¡y así se
destruye la gente, las enemistades destruyen familias, pueblos, todo!
Así le sucedió a Caín, y al final mató al hermano. Este proceso tiene
que ser detenido en seguida, al inicio, a la primera amargura
detenerse. La amargura no es cristiana, el dolor sí. El resentimiento no
es cristiano.
“También nuestros presbiterios, en nuestros colegios episcopales:
cuántas roturas inician así. ¿Por qué a este le han dado esa sede y no a
mi?
Y cuando Dios pregunta ¿dónde está Abel?, la respuesta de Caín es
irónica: ‘No lo sé, ¿a caso soy el guardián de mi hermano? Y si bien
cada uno de nosotros puede decir de no haber asesinado nunca a nadie,
“si tu tienes un sentimiento malo hacia tu hermano, lo has asesinado; si
tú insultas a tu hermano, lo has asesinado en tu corazón. Porque el
asesinato es un proceso que inicia desde lo pequeño.
“Y cuantos potentes de la tierra pueden decir… “A mi me interesa este
territorio, me interesa este pedazo de tierra, esto otro… si una bomba
cae y mata a 200 niños no es mi culpa, es culpa de la bomba”. Y este
tipo no es mi hermano… y termina en la guerra que asesina.
Este es el proceso de la sangre y la sangre de tanta gente hoy en el mundo grita desde el suelo.
El Señor nos ayude hoy a repetir esta palabra suya: ‘¿Dónde está tu
hermano?’, nos ayude a pensar en aquellos que ‘destruimos con la lengua’
y “en aquellos que en el mundo son tratados como cosas y no como
hermanos, porque consideran más importante un pedazo de tierra que la
relación de la hermandad”.
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