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quarta-feira, 16 de abril de 2025

El Premio Templeton de 2025 es para el Patriarca de Constantinopla, pionero con el medio ambiente

Con casi 1,3 millones de euros, se considera el premio mejor dotado del mundo

El Patriarca Bartolomé de Constantinopla recibe el Premio Templeton 2025 por su teología y pastoral sobre el medio ambiente

El Patriarca Bartolomé de Constantinopla recibe el Premio Templeton 2025 por su teología y pastoral sobre el medio ambiente

Pablo J. Ginés
15.04.2025 | 17:34  Actualizado: 

    El famoso Premio Templeton se considera el mejor dotado del mundo, con 1,1 millones de libras esterlinas (casi 1,3 millones de euros) y lo otorga cada año la Fundación Templeton a una persona que haya impulsado el "progreso en la religión", una categoría muy amplia que a veces lleva a premiar a científicos que trabajan los temas de ciencia y fe, y otras veces a líderes sociales que trabajan por la paz y la unidad desde la religión.

    Este mes de abril se ha anunciado que el ganador de 2025 es el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé. Tiene 85 años y es el Patriarca desde noviembre de 1991. En 1997 fue un pionero en ambientes eclesiales al declarar que los actos que dañan el medio ambiente, como la contaminación y la deforestación no son solo errores prácticos, sino fallos morales. Su preocupación por el tema medioambiental, la relación entre ecología y cristianismo, es lo que la Fundación ha valorado más.

    Jurisdicción en iglesias muy dispersas

    El Patriarca de Constantinopla tiene jurisdicción directa sobre unos 3,5 millones de cristianos ortodoxos griegos en Turquía, las islas del Dodecaneso y las dispersas diócesis greco-ortodoxas de Europa Occidental y el continente americano y Oceanía. Las pequeñas iglesias ortodoxas de Estonia y Finlandia, separadas de Moscú con la caída de la Unión Soviética, también están bajo su jurisdicción.

    Además, se le considera un "primero entre iguales" como Patriarca Ecuménico en las Iglesias greco-ortodoxas de todo el mundo, lo que solía significar unos 300 millones de cristianos, pero desde 2018 está rota su comunión con la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú: en las iglesias rusas ya no se reza por el Patriarca Ecuménico. La causa es que Bartolomé reconoció a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania como una iglesia autocéfala, subordinada sólo a Constantinopla, y no a Moscú. Moscú también rompió con otras iglesias ortodoxas simpatizantes de Constantinopla, como es el caso de los greco-ortodoxos del Patriarcado de Alejandría y toda África, donde ahora los ortodoxos rusos abren sus propias misiones violando el territorio canónico alejandrino.

    Con la guerra de Ucrania, el Patriarca Bartolomé ha multiplicado sus gestos de apoyo a Ucrania y a las iglesias ortodoxas de Europa Oriental que quieren distanciarse del Patriarcado de Moscú, que consideran controlado por el régimen de Putin o, directamente, entusiastas de sus directivas.

    Pero la Fundación Templeton no menciona los conflictos entre ortodoxos ni la guerra en los motivos de su premio: se centra en el magisterio de Bartolomé sobre las cuestiones medioambientales.

    Un liderazgo profético sobre moral y medioambiente

    La Fundación "reconoce una vida de liderazgo profético que ha redefinido las dimensiones morales de la gestión ambiental y ha desafiado tanto a las comunidades religiosas como a las instituciones seculares a ver la Tierra no solo como un recurso, sino como una herencia sagrada".

    La Fundación detalla que a menudo se le ha llamado "el Patriarca verde" y que ha sido una de las primeras figuras religiosas importantes en plantear sistemáticamente la degradación ambiental como una crisis espiritual. "Décadas antes de que el cambio climático se convirtiera en tema de conversación general, ya había comenzado a entrelazar la teología y la ecología en un llamado a la responsabilidad moral hacia la creación", dice la Fundación.

    El premio busca reconocer sus "esfuerzos pioneros para conectar la perspectiva científica con la sabiduría espiritual en nuestra relación con el mundo natural" y "su incansable colaboración con científicos, teólogos y legisladores", por "replantear el daño ambiental no solo como un problema técnico o político, sino como un profundo fracaso ético y espiritual".

    Un vocabulario común para la ética ambiental

    Heather Templeton Dill, presidenta de la Fundación, destaca que "a través de simposios internacionales que reúnen a ecologistas, científicos del clima, líderes políticos y eruditos religiosos, ha contribuido a cultivar un lenguaje de unidad: un vocabulario compartido para la ética ambiental basado en la reverencia, no en la rivalidad".

    La Fundación considera además que "una de sus contribuciones teológicas más impactantes ha sido su articulación del 'pecado ecológico', un concepto que ahora define el discurso religioso global sobre la justicia ambiental". El Patriarca señala que la actitud ecológica es espiritual: "Dios creó el mundo y nos lo confió, no para explotarlo, sino para cuidarlo".

    La tarea del Patriarca Bartolomé ha sido interdisciplinar, dice la Fundación. "Se sitúa en la confluencia de la teología y la biología, el ritual y la investigación, la oración y la política. No se limita a predicar sobre la Tierra, sino que la eleva al altar. Lo que distingue su misión no es solo su mensaje, sino su método. Es un unificador. Un conector. Alguien que ve la fe no como una frontera, sino como un puente".

    Y destacan una frase del Patriarca: "Podemos diferir en nuestros métodos, pero compartimos una visión común: salvar este planeta, nuestro único hogar, y construir una vida digna para todos sus habitantes".

    Anteriores premiados

    El primer premio Templeton lo recibió en 1973 la Madre Teresa de Calcuta; en 1976, el cardenal Suenens; en 2012, el Dalai Lama; en 2020, el genetista Francis Collins; en 2021, la etóloga y conservacionista Jane Goodall; en 2022, el físico Frank Wilczek...

    El Premio de 2024 lo recibió la psicóloga sudafricana Pumla Gobodo-Madikizela, que de niña sufrió el apartheid en un barrio negro que a veces invadían los tanques y militares. Su trabajo se ha centrado en el diálogo que supera el trauma, a través de la esperanza, compasión y reconciliación. Exploró temas como la empatía, el perdón, el trauma entre generaciones, el diálogo tras el Holocausto y la memoria, además de las tareas de reparación y justicia.




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