
segunda-feira, 7 de abril de 2025
Judío tibio, bebedor en la universidad, se reía de los cristianos hasta que investigó sobre Cristo
Testimonio de Phillip Seeberg: las profecías bíblicas y la firmeza del pensamiento católico
Phillip Seeberg explica su viaje del judaísmo al catolicismo en CHNetworkCHNetwork
Phillip Seeberg ha contado a CHNetwork su testimonio de conversión desde su origen judío a la plena fe católica, en versión escrita y también en un diálogo en vídeo.
Nació en 1960 y creció en el suroeste de Chicago en una familia de padres judíos y un barrio de mayoría católica, descendientes de polacos e irlandeses. "Yo no sabía la diferencia entre católicos y protestantes. De hecho, no sabía nada del cristianismo, punto. Sabía que los cristianos creían en Jesús, pero no sabía qué significaba eso ni sabía nada del Nuevo Testamento", dice de su infancia.
Aunque su familia iba a veces a una sinagoga más bien conservadora, en casa se consideraban judíos reformados: no cumplían las normas kosher sobre pureza y alimentos, ni la fiesta del sabbat. "Mis padres no sabían hebreo ni asistían a los servicios religiosos, que eran mayoritariamente en hebreo", recuerda. A él sí lo llevaban a la escuela hebrea los martes, jueves y domingos durante 4 años.
"Y mientras estudiaba para mi Bar Mitzvá también asistí a servicios religiosos los viernes por la noche y los sábados por la mañana durante dos de esos años". Celebró la ceremonia con 13 años, "el primero en mi familia en más de 20 años. Dirigí casi todo el servicio del sábado por la mañana".
Poco después, su sinagoga se fusiono con otra, lejana. Ahora los oficios estaban a 5 kilómetros, acudir allí era muy incómodo y dejó de participar en la sinagoga.
Coche, fiesta y alcohol en la universidad
Fue el primero de su círculo de amigos en conseguir un coche (el viejo Chevelle de su padre) y eso le hizo popular en las fiestas nocturnas. Lleva a sus amigos a patinar, al cine, al béisbol... En su último año de educación secundaria ya bebía demasiado, casi cada noche en verano.
Una noche de verano de 1978 se dedicó con un amigo a conducir mientras disparaban piedras con un tirachinas a las ventanas de los vecinos. La policía le detectó y le detuvo una noche. Él mintió a sus padres asegurando no tener nada que ver, y ellos le creyeron. "Eso solo me hizo sentir peor. No merecía su apoyo. Estaba muy feliz de ir a la universidad ese otoño, porque no soportaba mirar a mi madre a los ojos y mentirle".
Tras unos meses en la universidad, viendo que sus padres habían contratado a un abogado para que le defendiera, decidió contarles la verdad. Se llegó a un acuerdo extrajudicial, pero la relación con sus padres quedó dañada un tiempo.
En el campus de la Universidad de Illinois había bastante gente hablando de Dios por los jardines y Phillip entendía que él debía poner orden en su vida. "Al escuchar a los predicadores, me di cuenta de que mi conocimiento de la Biblia era mínimo. Hablaban de profecías cumplidas, pero yo no sabía nada de profecías. Intenté convencerme de su autenticidad y de su inevitabilidad", recuerda.
"De niño, me habían dicho que los judíos no creíamos en Jesús como el Mesías, pero nunca me explicaron por qué. Desarrollé curiosidad por el cristianismo", explica.
Escuchaba a los predicadores de los jardines y patios de la universidad: era gratis y le parecía divertido cuando la gente les abucheaba.
Nuevo Testamento gratis, explorar la figura de Cristo
El Miércoles de Ceniza de 1979, la organización cristiana Los Gedeones, que dejan biblias en las habitaciones de hotel, repartió Nuevos Testamentos en el campus. "Tomé uno. Como judío, nunca había leído el Nuevo Testamento y me habría dado vergüenza comprar uno. Mi lado oscuro pensaba que podría usarlo para burlarme de los predicadores. Pero por un tiempo, ni siquiera lo leí".
Luego, un conocido le recomendó empezar por el Evangelio de Juan. Y lo leyó. Le pareció complejo y profundo y le llamó la atención Juan 5, 45-47: "No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?"
Al curso siguiente, le tocó un compañero de habitación que era un cristiano sincero. Un predicador del campus le dejó una tarjeta con una frase curiosa: "Si tras encontrarnos me olvidas, no has perdido nada. Si tras encontrarte con Jesús lo olvidas, lo has perdido todo".
Por primera vez, Phillip decidió consultar a Dios. "Comencé a orar a Dios todos los días para que me mostrara el verdadero camino. Quería ser un buen judío y comprender lo que decían las Escrituras. Yo le rezaba al Dios del Antiguo Testamento. Me pregunté lo mismo que muchos judíos del primer siglo: '¿Es este Jesús el Mesías profetizado?'".

Una experiencia del Espíritu Santo
El 28 de agosto de 1979 acudió a un encuentro de oración y estudio de la Biblia con uno de los predicadores del campus. "Durante nuestras oraciones, sentí algo así como una descarga eléctrica y no pude moverme. No sabía qué era entonces, pero ahora creo que era el Espíritu Santo", recuerda. "La noche siguiente me senté en medio del patio y oré unos 40 minutos, pidiendo a Dios perdón y guía. Me invadió tal sensación de satisfacción y paz que considero que esa fue la noche de mi conversión. Jesús había venido a mí y yo lo había aceptado. La noche siguiente, me bauticé en la piscina de un patio trasero".
¿Qué hacer con la tradición judía?
Pero Phillip ahora tenía que decidir qué aspectos de la tradición judía aún quería vivir o aplicar, y cuáles pensaba que ya no se le aplicaban. Por ejemplo, ¿debía acudir a los servicios judíos de Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío? ¿Y al Yom Kippur, día de expiación de los pecados? "Después de reflexionar y orar un poco, decidí que creía que mis pecados fueron perdonados por Jesús en la cruz, y que no necesitaba asistir a esos servicios. Concluí que Rosh Hashaná y Yom Kipur habían quedado obsoletos".
Visitando a su familia en San Diego, sus padres encontraron que llevaba una Biblia en el bolsillo. "Les dije que solo la estaba leyendo", detalla. Pero poco después supieron que se había hecho cristiano. "Mis padres, en shock, amenazaron con sacarme de la universidad, pero después de la primera llamada, hablamos de la situación con calma, aunque un poco incómodos".
Phillip les comentó que Jesús estaba profetizado en el Antiguo Testamento. Sus padres pensaban que había un "Antiguo Testamento judío y otro cristiano y le enviaron una Biblia judía, pero cuando Phillip la leyó comprobó que eran prácticamente el mismo texto.
Peleas y divisiones entre los cristianos
Poco después, vio que varios grupos cristianos en los que participaba se habían enemistado. "Empecé a tener serias dudas sobre Cristo y los grupos en los que participaba. Se suponía que los cristianos debían ser amorosos, y la guerra de palabras que presenciaba parecía ir en contra de todo lo que había aprendido sobre la religión cristiana. Mi creencia en el cumplimiento de Cristo de muchas de las profecías del Antiguo Testamento me impidió recaer en mi origen judío, porque creía que las profecías debían cumplirse. Sin embargo, la presión de intentar encontrar mi identidad religiosa, sumada a mi carga de trabajo escolar, me hizo alejarme por un tiempo de toda afiliación religiosa".
Fue entonces, en 1980, cuando conoció en la universidad a Lisa, que era católica, y sería su novia y su esposa.
"Yo no quería unirme a la Iglesia Católica, en parte porque mi futuro suegro, de carácter firme, era un católico muy anticuado, y mi ego masculino no quería que pareciera que me sometía a él", recuerda. Buscaba una iglesia donde poder cantar a Dios, algo que siempre le acercó al Señor. Por otra parte, en algunas iglesias protestantes veía poco fervor y le parecían un mero evento social. Y veía iglesias que cedían ante el mundo en temas que la Biblia claramente condena, como las prácticas homosexuales. Tampoco le gustaban las iglesias que daban consejos sobre inversiones financieras.

Phillip Seeberg ha contado su testimonio de descubrimiento de Cristo y luego del catolicismo en CHNetworkchnetwork
El catolicismo empezó a parecerle sensato y bien fundamentado. "Yo estaba de acuerdo con el Papa Juan Pablo II en la mayoría de los temas morales, y sentía que era muy importante que Lisa y yo rindiéramos culto juntos. El padre de Lisa era católico, pero su madre metodista. Por ello, Lisa nunca iba a la iglesia con su madre". Phillip acompañaba a Lisa a una iglesia católica que celebraba algunas misas en el gimnasio del colegio adyacente. "Yo disfrutaba del ambiente sencillo de ese gimnasio. Debido a mi origen judío y a la prohibición de los ídolos en esa fe, siempre me he sentido más cómodo adorando en un ambiente sin adornos", señala hoy.
En 1988, en una nueva parroquia, hizo el curso de iniciación cristiana para adultos y se incorporó a la Iglesia Católica el 25 de marzo de 1989.
Los "padres" y la Virgen María
Entre las cosas que le inquietaron al principio estaba el mandato de Mateo 23,9: "No llaméis padre a nadie en la tierra". Los católicos llamaban "padre" a los sacerdotes. Tardó años en descubrir el versículo siguiente: "Ni seáis llamados 'maestro', porque uno solo es vuestro maestro, Cristo". "Nadie parece tener problemas en llamar 'maestro' a otros. ¿No se refiere a 'padre' en la misma línea?"
Hacia 1999 y el año 2000 empezó a ir a más retiros y actividades de fe. En 2011, a través del biblista converso Scott Hahn y sus libros, vio la relación entre la Virgen María y el Arca de la Alianza. "A través de esta lectura, desarrollé un aprecio por ella que antes no tenía. También habló del Apocalipsis de una manera completamente nueva que me abrió los ojos a su esencia. No es futurista, sino eucarístico", descubrió.
También fue creciendo su apreciación por la Eucaristía y la Confesión. "Podemos llegar a ser santos como Él es santo (véase Levítico 19:2 y Mateo 5:48). Hay gracia suficiente incluso para ese cambio profundo, siempre que sigamos caminando en amistad con Él", dice hoy Phillip.
Jubileu dos Pobres – Peregrinação Jubilar a Roma e Assis, 14-18 Novembro 2025
Por iniciativa do Secretariado Nacional da
Pastoral Social, em diálogo com a Cáritas Portuguesa, está a organizar-se uma
Peregrinação Jubilar a Roma.
A ideia era de que alguns dos responsáveis
diocesanos – dos Secretariados da Pastoral Social e/ou das Cáritas Diocesanas,
bem como participantes habituais dos Encontros da Pastoral Social realizados
anualmente em Fátima – pudessem acompanhar os verdadeiros protagonistas deste
Jubileu: os Pobres.
Pensou-se
que o grupo pudesse ser à volta de cinquenta, sessenta pessoas.
A Peregrinação será presidida pelo Senhor D.
Roberto Rosmaninho Mariz, membro da Comissão Episcopal da Pastoral Social e
Mobilidade Humana.
Teremos
ainda a possibilidade de irmos a Assis. Que bom!
Conto consigo para divulgar esta iniciativa a
pessoas que possam estar interessadas, dando prioridade, é claro, aos
beneficiários da vossa ação social.
Temos a maior urgência na sua resposta para poder garantir-lhe o alojamento pretendido.
Informação
detalhada em www.ecclesia.pt/snpsocial
Um Jubileu para lembrar
Bom dia e boa semana
para si, Foi com muita emoção
que milhares de pessoas receberam
o Papa na Praça de São Pedro – e seguramente que milhões de pessoas o viram
surgir, nos ecrãs da transmissão ao vivo – no Jubileu dos Doentes e do Mundo
da Saúde. Bastaram poucos minutos para deixar uma marca especial neste grande
evento, com mensagens
fortes em defesa dos mais frágeis e dos profissionais
que cuidam deles. Vale a pena ler ou reler. "Não há dúvida que a doença é uma das provas mais difíceis
e duras da vida, durante a qual tocamos com a mão o quanto somos
frágeis" O texto do Papa para
o ângelus
recordava ainda os conflitos que afetam o mundo, com consequências trágicas. Neste domingo
especial para os doentes, a entrevista conjunta Ecclesia/Renascença convidou
Catarina Pazes, presidente da Associação Portuguesa de Cuidados Paliativos
sobre a importância de um debate sério sobre o fim de vida. Às 15h00, o Programa
ECCLESIA volta à sua companhia para conversar com Rute Agulhas, coordenadora
do Grupo VITA, numa conversa que apresenta um guia prático para compreender,
prevenir e agir em situações de violência sexual contra crianças. Despeço-me com votos
de boas notícias, sempre, Octávio Carmo |