ReL entrevista a Stephen Barr, presidente internacional de la Sociedad de Científicos Católicos
Stephen Barr, profesor emérito de Física y Astronomía en la Universidad de Delaware, es presidente de la Society of Catholic Scientists, una asociación internacional nacida en 2016 y que ya cuenta con 1.800 socios científicos en 55 países. Casado y padre de cinco hijos, desde hace un par de años se dedica a tiempo completo a esta asociación, a impulsar la creación de grupos locales -está naciendo el capítulo español de la Society- y a difundir su mensaje, que siempre combina inteligencia y buen humor.
En las salas del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, a mediados de septiembre, se reunieron unos 50 científicos llegados de toda España para el primer congreso español de la Sociedad de Científicos Católicos y Barr comprobó que también en España hay una gran necesidad de juntar a los científicos con fe (y gran alegría cuando se hace).
- ¿Cuál es el mensaje de la Sociedad de Científicos Católicos?
- Damos al mundo el mensaje de que hay armonía entre ciencia moderna y fe católica. Nuestra asociación no da posiciones oficiales sobre temas ambientales, energéticos, de política pública... De hecho, no tenemos posición oficial sobre casi nada. No queremos ser instrumentos de la agenda de otros. Nuestra agenda es mostrar esta armonía entre ciencia y fe. Y cada vez más hacemos cosas de divulgación en ámbitos educativos, con estudiantes de secundaria.
- ¿La asociación puede trabajar preguntas extrañas, sobre extraterrestres, milagros, almas...?
- Las preguntas extrañas y originales no nos molestan. De hecho, son las que más nos gustan. Son los temas apasionantes donde se encuentran la teología, la ciencia, la filosofía... Nos encanta hablar de los orígenes del ser humano, la inteligencia artificial, como podría ser -o no- la vida extraterrestre, qué sabemos del alma, el transhumanismo, los milagros...
- Los milagros, ¿no ponen nerviosos a los científicos?
- Es un tema que tratamos mucho en la asociación y no debería poner nerviosos a los científicos católicos. Los católicos creemos en los milagros, y cosas asombrosas como la Resurrección de Cristo, la de todos los muertos, el parto virginal de María... Nuestros socios son científicos, saben que el universo tiene leyes, pero también saben que Dios puede hacer milagros. Nos parece que eso tiene sentido.
- Eso lleva a reflexionar sobre las leyes de la naturaleza... y sus límites...
- Nosotros creemos que las leyes de la naturaleza son leyes dadas por Dios. Lo curioso es que los ateos no se pregunten el porqué hay leyes en la naturaleza. ¿No es asombroso que esas leyes estén ahí? Dios es el legislador que da las leyes, y a veces puede saltárselas o hacer excepciones. Suponemos que cuando hace excepciones es por razones importantes, especialmente por la salvación eterna de los hombres. Los milagros no se hacen 'porque sí', tienen un mensaje, por eso la Biblia les llama 'signos' o 'señales'.
- Pero si hay milagros, ¿no dificulta eso la ciencia?
- Vale, sobre esto hay un chiste que dice: 'No dejes que Moisés se meta en tu laboratorio si estudias la hidrodinámica". Un bioeticista religioso decía que, si los milagros existieran, la ciencia sería imposible porque eso rompería con la capacidad de la ciencia de hacer predicciones sobre la naturaleza.
» Pero la realidad ha demostrado que eso no es así. Miles de científicos han hecho buena ciencia creyendo en los milagros, durante siglos. James Maxwell, un gigante del electromagnetismo, o Newton, creían en Dios y en milagros, y no les impidió detectar leyes en la naturaleza.
» De todas formas, si nos fijamos, los milagros suelen darse en un entorno religioso, en santuarios, cuando se reza... Los católicos no creen en Dios por los milagros, pero sí creemos que los milagros son posibles porque Dios, y sólo Dios, puede hacer que pasen cosas que contravienen a las leyes naturales.
» En cambio, de otros muchos temas, como la adivinación, ver el futuro, extrañas energías, etc... desde el catolicismo probablemente diremos que es superstición, precisamente porque las leyes naturales no lo permiten.
Congreso de Científicos Católicos de septiembre 2022 en el ICS de la Universidad de Navarra.
- ¿Y sobre los extraterrestres? Hay cristianos que se ponen muy nerviosos con el tema y dicen que no pueden existir porque lo deducen de Santo Tomás o de textos escolásticos...
- Bueno, la Iglesia no tiene magisterio sobre el tema. Podemos especular. Si hubiera especies extraterrestres con razón y voluntad, con almas espirituales, diríamos que también están hechas a imagen de Dios. Y significaría que existen por un acto especial creador de Dios. Probablemente, tiene sentido pensar que Dios les amaría como a nosotros. Si te gustan las flores, plantas muchas y diversas. Si te gustan los niños, tienes muchos. Que Dios cree otras razas no significa que te quiera menos a ti. Pero, claro, surgen preguntas teológicas...
- ¿Preguntas teológicas sobre extraterrestres?
- Sí. Por ejemplo, ¿necesitan salvarse? Y si necesitan salvarse, ¿cómo les salvaría Dios? Dios se hizo hombre, tomó carne humana, para salvar a los hombres. ¿Y a otras especies? Santo Tomás de Aquino planteó la pregunta de si Dios pudo haberse encarnado más veces con cuerpo humano: dice que no lo hizo, pero que tenía poder para hacerlo. No creo que Santo Tomás objetara a otra encarnación en otra especie.
» Jesús es un segundo Adán. Los Padres de la Iglesia decían que lo que no se asume no se redime. Por otra parte, C.S.Lewis, en su primera novela de Ransom, Fuera del Planeta Silencioso, presenta una raza extraterrestre que no tiene pecado original, nunca pecó. Pero incluso así Dios podría querer encarnarse en una raza así para compartir con ellos más intimidad y comunión. Son todo hipótesis, pero muy estimulantes.
- Muchas de estas preguntas originales se intentan encajar y responder con la Biblia...
- Sí, pero el tema de la Biblia es la salvación de los hombres, trata de cómo salvarnos nosotros. La Biblia no trata de los dinosaurios o la termodinámica o los extraterrestes.
- ¿Qué otros temas curiosos plantea la gente?
- Es muy común plantear el tema de Adán y Eva, el pecado original y el origen del hombre. Lo que también lleva a hablar de la mente humana. ¿La mente se parece a un ordenador? De hecho, los científicos aún se preguntan ¿qué es exactamente la inteligencia?
» Y ¿tenemos libre albedrío? En los años 90 se hizo famoso el experimento de Libert Benjamin que supuestamente probaba que los seres humanos no tienen libertad, a base de ver qué partes del cerebro generan electricidad al tomar según qué decisiones. Parecía que el cerebro se activaba antes, "decidiendo" por su cuenta, y sólo después la persona pensaba haber decidido. Pero luego los experimentos de Aaron Schurguer mostraron que la actividad eléctrica en el cerebro no tenía que ver con tomar decisiones.
- ¿Tienen ustedes estudios o debates sobre experiencias místicas?
- Es un tema interesante pero aún no hemos trabajado mucho ese tema.
Un descanso en el Congreso de Científicos Católicos de septiembre 2022 en el ICS de la Universidad de Navarra.
- ¿Quién acude a los encuentros de la Sociedad de Científicos Católicos?
- Para ser socio hay que ser católico practicante y doctor en ciencias. Pero para venir a nuestras convenciones y debatir o dar conferencias no hace falta. Invitamos a gente muy variada. Hace no mucho vino Robert Berwick, que es judío, e hizo un libro con Noam Chonsky titulado Why only us, sobre por qué sólo los humanos tenemos lenguaje, que es algo muy distinto a las comunicaciones animales. Hay ateos que dicen: "sólo hay una cierta diferencia de grado". Pero Berwick dejó claro que no, que hay una diferencia radical, una exclusividad de lo humano.
- ¿Qué encuentran los científicos que se apuntan a la Sociedad de Científicos Católicos?
- Los que van a nuestras convenciones y encuentros se muestran luego entusiasmados. Dicen: "es la primera vez en mi vida que he estado en una habitación con 150 personas que son como yo, científicos y también católicos; por primera vez me sentí como un pez en el agua; pude ser yo mismo como nunca antes". Sin la asociación, muchos católicos de vocación científica no sentirían eso. Los que no pueden acudir a eventos personales, hacen contactos también, porque tienen acceso a la lista de socios de su zona. Y pueden participar en foros online y otras actividades. A medida que tenemos más socios, es más fácil hacer cosas y reunirlos.
Hay que hacerse socio de la Society of Catholic Scientists para poder formar parte de su capítulo en España. Un miembro regular ha de tener un doctorado en ciencias naturales (o matemáticas, y ciertos campos de la informática) y paga una cuota de 49 dólares anuales. Declara ser "católico practicante en plena comunión con la Iglesia". Un miembro estudiante o asociado tiene otro título o trabaja en ello y su cuota es de 25 dólares anuales.
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