Ahora se busca hostigar a objetores y centros cristianos
Bélgica despenalizó oficialmente la eutanasia en 2002, hace ya dos décadas. En 2003, practicó 235. En 2021, 2.700, es decir, once veces más. Y sin contar con las clandestinas o no declaradas, que siguen haciéndose y serían un 25% o un 35% a añadir.
Además, una nueva norma de marzo de 2020 busca hostigar a las entidades y sanitarios que aún defienden la ética hipocrática y la buena ética médica (la deontología de la Asociación Médica Mundial es claramente contraria a la eutanasia). Así, se estableció en 2020 que:
Vincent Delcorps entrevistó en la revista católica CathoBel el 29 de mayo a un doctor en Derecho de la Universidad de Lovaina, especialista en bioética y objeción de conciencia, Léopold Vanbellingen, quien le detalló cómo se ha ido degradando la protección de la vida, de los enfermos y de la ética médica en estas dos décadas de eutanasia.
Vanbellingen en un acto reclamando mejores cuidados paliativos en Bélgica en 2021.
Aprobada como una excepción para casos dramáticos, la eutanasia pasó a convertirse en un derecho de cualquiera, y el próximo paso puede llegar a ser una exigencia puesto que ¿por qué deben los sanos, la sociedad, gastar su dinero y recursos en esos ancianos y enfermos?
Las dos excusas falsas: "será excepcional", "evitaremos casos clandestinos"
Léopold Vanbellingen explica que en 2002 se despenalizó la eutanasia repitiendo que sería sólo para casos excepcionales de grave sufrimiento insoportable, pero se ha multiplicado por 11 y se aplica prácticamente a cualquiera que lo pida y a algunos que no lo piden. "Ha habido una especie de trivialización", denuncia.
También se despenalizó asegurando que serviría para evitar eutanasias clandestinas, pero Vanbellingen constata que "entre el 25 y el 35% de las eutanasias se llevan a cabo sin ser declaradas, es decir, son ilegales". Esto se sabe porque lo dicen los mismos médicos en estudios con cuestionarios anónimos, admitiendo que hacen eutanasias que no declaran, y a veces sin consentimientos.
El timo del "estricto control": lobos guardan el corral
Además, este experto jurista señala que el supuesto "control estricto", nunca ha existido: cualquier caso conflictivo se juzgaría demasiado tarde, cuando el paciente ya ha sido eliminado. Prácticamente no se han llevado casos a juicio: más que indicar que funciona bien, eso indica opacidad y falta de control.
"También hay un problema de independencia, ya que la Comisión de Evaluación está formada por muchos cuidadores que practican ellos mismos la eutanasia. Por lo tanto, ¡ellos mismos deben juzgar las eutanasias que han llevado a cabo! En 20 años, este comité sólo ha llevado un caso de eutanasia ante las autoridades judiciales. Esto es extremadamente bajo. Incluso personas que están a favor de la eutanasia la han criticado", señala Vanbellingen.
Derecho a ser cuidados y acompañados
La eutanasia, al extenderse, va creando la sensación de que la persona enferma o discapacitada exige una atención y recursos a los que no tiene derechos. Pero en la cultura tradicional en Occidente y en la buena ética médica e hipocrática, el enfermo sí tiene derecho a ser cuidado y acompañado.
"Cuando perdemos nuestra autonomía, podemos y debemos ser capaces de exigir que nos acompañen, los cuidadores, los familiares y, en general, la sociedad. La dignidad de una persona no está vinculada a su grado de dependencia. ¡Esto es absolutamente central! Sobre todo porque ahora disponemos de cuidados paliativos que ofrecen un verdadero consuelo al final de la vida, tanto en términos de dolor físico como de consuelo psicológico y espiritual", exhorta Vanbellingen.
"En los cuidados paliativos, hay cuidadores y beneficiarios que, de forma anónima, hacen maravillas a diario. Es importante reconocer su trabajo. También creo que cuando se hace una petición de eutanasia, probablemente ya es demasiado tarde. Hay cosas que deberían haber sido propuestas al paciente de antemano, y que no lo fueron", denuncia.
"Es cierto que no se está obligando a nadie a morir mediante la eutanasia", admite. "Sin embargo, estamos enviando señales. Hoy en día, una persona dependiente podría sentirse indigna de querer seguir viva. Tenemos que ser capaces de recordar a la gente una y otra vez que, a pesar de las dificultades de la vida cotidiana, todo el mundo tiene derecho a querer seguir viviendo hasta el final. Y que puedan seguir experimentando maravillosos momentos de alegría".
Eutanasia, depresión y prevención del suicidio
El jurista no ve factible hoy por hoy derogar la ley de 2002. "Mi ideal sería que esta ley ya no fuera necesaria en la mente de los belgas", plantea. "¿Cómo podemos ofrecer un verdadero apoyo paliativo a cualquier paciente que lo pida? Ahora bien, también creo que, a pesar del mejor apoyo, algunas personas seguirán pidiendo eutanasia", admite.
De hecho, en Bélgica, una persona con trastornos mentales (depresión, ansiedad grave, etc...) puede pedir la eutanasia y se le concedería. "Esto tiene un impacto negativo en todas las políticas de prevención del suicidio y de apoyo a las personas deprimidas. Decirles que la muerte es una solución entre otras tiene un impacto deletéreo en la forma de atenderlos".
También avisa de que legalizar la eutanasia también tiene un efecto en los cuidadores (enfermeros, parientes a cargo) que "en algunos aspectos, son instrumentalizados. Tampoco hay que descuidar el impacto en la sociedad, y en particular en otras personas que sufren la misma patología".
Primero se amplió a los menores; ahora, a los dementes
"En 2014, la ley se amplió a los menores. Esta extensión es discutible: muchos profesionales pudieron decir que no había tal demanda en el campo. Y ahora se habla de ampliar la ley a las personas con demencia. Veo un riesgo en esto: el de considerar a una persona con demencia como alguien que necesariamente está sufriendo. Por supuesto que una persona con Alzheimer sufre. Pero eso no significa que no puedan sentir también alegría y conservar un instinto de vida", detalla Vanbellingen.
Pero de fondo está el paso a reconocer que cualquiera puede pedir la eutanasia sin alegar razones médicas.
"En los Países Bajos y Flandes, algunas personas quieren permitir la eutanasia a las personas que están cansadas de vivir o que sienten que ya han tenido una vida plena. Esta ampliación nos llevaría a un derecho al suicidio. Este hecho nos devuelve a la cuestión de la prevención del suicidio. El legislador se encuentra ante diferentes opciones. O bien se avanza hacia un mayor control de la eutanasia y un mayor apoyo a las personas al final de la vida. O bien opta por una mayor promoción de la eutanasia. Esto último sería optar por una visión individualista que tendría consecuencias sociales negativas", advierte.
Como jurista experto en libertad religiosa y de conciencia, también advierte de que "excluir la religión del debate público no es aceptable en términos de derechos fundamentales, ni deseable. Por ello, creo que nuestros parlamentarios deben estar abiertos a una cierta forma de racionalidad religiosa, aunque deban hacerlo con un deber de neutralidad. Al mismo tiempo, cuando el creyente quiere intervenir en el ámbito público, es importante que lo haga con un mensaje que sea universal, que pueda ser entendido por todos".
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Evolución de la legislación de la eutanasia en Bélgica en 3 pasos
28 de mayo de 2002: se despenaliza la eutanasia en ciertas condiciones; lo hace un gobierno de liberales, socialistas y ecologistas; por primera vez desde 1958, los socialcristianos estaban en la oposición.
28 de febrero de 2014: ampliación de la ley de 2002. Eutanasia para menores de edad: «El paciente menor de edad, dotado de capacidad de discernimiento, se encuentra en una situación médica desesperada de sufrimiento físico constante e insoportable que no puede ser aliviado y que tiene como consecuencia la muerte en un futuro próximo, y que se deriva de una condición accidental o patológica grave e incurable».
15 de marzo de 2020: nueva normativa establece que «ninguna cláusula escrita o no escrita puede impedir que un médico practique la eutanasia» (contra instituciones de ética hipocrática). La ley obliga a los médicos que se niegan a practicar la eutanasia a remitir al paciente «a un centro o asociación especializada en el derecho a la eutanasia». Las voluntades anticipadas pasan todas a ser de tiempo ilimitado.
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