El Santo Padre recibe a los nuevos embajadores de Suecia, Fiji, Moldavia, Mauricio, Túnez y Burundi
El Papa en el Swedbak de Malmo (Fto © Osservatore Romano). |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Los
que cubren cargos institucionales en ámbito nacional o internacional,
están llamados a asumir en la propia conciencia y en el ejercicio de sus
funciones, un estilo no violento. Un estilo que no es sinónimo de
debilidad y pasividad, sino al contrario, presupone fuerza de ánimo,
valentía y capacidad de afrontar las cuestiones y los conflictos con
honestidad intelectual, buscando verdaderamente el bien común antes y más que cualquier interés de parte tanto ideológico, como económico y político.
Lo ha explicado el papa Francisco, en
el encuentro que ha tenido esta mañana con los nuevos embajadores de
Suecia, Fiji, Moldavia, Mauricio, Túnez y Burundi. Procedentes de
“regiones del mundo bien distantes y diferentes entre ellas” y este
hecho constituye siempre aquí, en Roma, un motivo de complacencia porque
el “horizonte de la Santa Sede es por su naturaleza universal”, a causa
de la vocación y de la misión que Dios ha encomendado al sucesor del
apóstol Pedro, ha explicado el Santo Padre en su discurso. Una “misión
esencialmente religiosa, que sin embargo asume en la historia también la
dimensión de las relaciones con los Estados y sus gobernantes”.
Asimismo, el Papa ha precisado que en
tal ambiente histórico la Iglesia católica, que tiene en la Santa Sede,
por así decir, su centro unificador y propulsor, “está llamada a
transmitir y testimoniar esos valores espirituales y morales que están
fundados en la naturaleza misma del ser humano y de la sociedad” y que
como tal son compartidos por todos aquellos que persiguen la promoción
del bien común.
Entre estos valores –ha observado el
Papa– ocupa un lugar destacado el de la paz, como demuestra, en la época
contemporánea, el hecho que desde hace cincuenta años los Sumos
Pontífices han dedicado la jornada del 1 de enero, dirigido a las
autoridades civiles y religiosas del mundo y a todos los hombres y las
mujeres de buena voluntad un Mensaje particular.
Haciendo referencia al mensaje del año que viene,
el Santo Padre ha indicado que “la no violencia es un ejemplo típico de
valor universal” que encuentra en el Evangelio de Cristo su
cumplimiento pero que pertenece también a otros nobles y antiguas
tradiciones espirituales. En este mundo de hoy, “la elección de la no
violencia como estilo de vida se vuelve cada vez más una exigencia de
responsabilidad a todos los niveles”, de la educación familiar, al
compromiso social y civil, hasta la actividad política y a las
relaciones internacionales. Se trata de, ha explicado el Pontífice, en
toda circunstancia, rechazar la violencia como método de resolución de
los conflictos y de afrontarlos sin embargo siempre mediante el diálogo y
la negociación. Por otro lado,
ha asegurado que en el siglo pasado, devastado por guerras y genocidios
de proporciones inauditas, podemos recordar también ejemplos luminosos
de como la no violencia, abrazada con convicción y practicidad con
coherencia, “pueda obtener resultados importantes también en el plano
social y político”.
En esta misma línea, el Santo Padre
ha señalado que algunas poblaciones, y también enteras naciones, gracias
al compromiso de líderes no violentos, “han conquistado metas de
libertad y de justicia de forma pacífica”. Este es el camino –ha
subrayado el Pontífice– para seguir en el presente y en el futuro. Este
es el camino de la paz, “no esa proclamada de palabra pero no de hecho
negado persiguiendo estrategias de dominio, soportados de gastos
escandalosos para los armamentos, mientras que muchas personas están
privadas de lo necesario para vivir”.
Finalmente, el Pontífice ha señalado
que es su deseo y el de la Santa Sede “llevar adelante juntos con los
Gobiernos de vuestros países este proceso de promoción de la paz, como
también de los otros valores que contribuyen al desarrollo integral del
ser humano y de la sociedad”.
in
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