ReL 21 diciembre 2016
Por primera vez en cinco años los habitantes de Alepo han salido a la calle a celebrar la Navidad |
Tras
casi cinco años de guerra brutal y de bombardeos constantes la ciudad
siria de Alepo experimenta una relativa calma e incluso la gente ya
celebra la Navidad por las calles. La religiosa Laudis Gloriae ha
permanecido todo este tiempo en la ciudad y en una entrevista con María
Martínez en Alfa y Omega explica
cómo han vivido la toma de la ciudad por parte del Gobierno así como la
situación de los cristianos que quedan aún en Alepo:
-¿Cómo es la
situación en la ciudad? ¿Ha terminado la evacuación y la toma de los
barrios por parte del Gobierno? ¿Quedan barrios en manos de los
rebeldes?
-Después de cuatro años de guerra, creo que estos son los primeros
días de mucho silencio. Seguimos escuchando ambulancias, algunos
disparos pero nada en comparación a lo que se vivía algunos meses atrás.
Hemos estado visitando algunas casas y veíamos como se limpiaban las
calles, se han abierto caminos que antes estaban cerrados, hemos podido
pasar por zonas que antes no se tenía acceso; pero aun así muchas
familias no pueden retornar a sus casas. Hay miedo de que haya
explosivos escondidos y lleva tiempo revisar todos los lugares. Todavía
queda alguna zona, como Zahra y Henan que no han sido recuperadas. A lo
largo de la guerra han sufrido pérdidas muy grandes: muchas iglesias
tuvieron que cerrar.
-¿En qué zona están ustedes, las distintas iglesias, y viven la mayoría de los cristianos? ¿Cómo es la situación en esas zonas?
-Nosotras nos encontramos en la zona de Shahbata Al Jadida. Aquí se
encuentra la catedral Niño Jesús, la catedral latina de Alepo, muy cerca
de la ciudad universitaria, donde hace unos años murió mucha gente en
un ataque. Aquí, en Alepo, hay cristianos de varios ritos tanto
católicos como ortodoxos, siendo estos últimos mayoría. La catedral está
situada en un punto que era más bien zona residencial, donde ya no
quedan casi familias porque, gracias a sus mejores condiciones
financieras, viajaron al exterior. Los cristianos que se quedaron son en
su mayoría familias de muy pocos recursos y que han sobrevivido y
sobreviven gracias a la ayuda que les brinda la Iglesia. Durante la
guerra han sufrido grandes pérdidas: varias iglesias tuvieron que cerrar
las puertas y otras fueron totalmente destruidas porque quedaron en
zonas bajo control rebelde. Por ejemplo, la Iglesia Latina de la
Anunciación, que ha recuperado el Ejército sirio, tardará mucho tiempo
en volverse a abrir.
-¿Quedaban o quedan cristianos en los barrios del este que estaban o están en manos de los rebeldes? ¿Cómo era vida allí?
-Según algunos testimonios que conocemos, apenas los rebeldes
entraban en estos barrios, los cristianos, al igual que muchas otras
familias musulmanas, se iban. En general, los que se quedaban pagaban un
tipo de impuesto y para salir tenían que tener permisos. Intentaban
hacer una vida normal, pero en estos últimos fue bastante ardua, ya que
los rebeldes impedían que llegasen víveres y medicinas al pueblo
mientras sus depósitos se llenaban. Hemos conocido familias que vivían a
pocas manzanas de los rebeldes.
Las religiosas han permanecido en Alepo pese al riesgo que corrían |
-¿Saben algo de los jesuitas sobre cuya casa cayó una bomba?
-El convento se encuentra en el barrio de Azezeia, allí también se
encuentran los padres franciscanos y hay varias Iglesias tanto ortodoxas
como católicas. La bomba cayó en la casa de los padres, pero gracias a
Dios ellos no se encontraban en el local. La pérdida mayor de los
jesuitas es de un convento e iglesia en el barrio de Midan. Fue
totalmente destruida.
-¿Cómo han vivido los cristianos estos últimos días? ¿Ha habido más que hayan dejado la ciudad esta semana?
-Los cristianos han vivido con mucho miedo estos últimos días de
guerra y aunque se decía que estaba terminando no lo creían del todo, ya
que en los años anteriores había pasado lo mismo. El día que
recuperaron gran parte de Alepo salieron a la calle a celebrarlo.
Aun así, algunas familias se fueron a Líbano, Argentina, Canadá,
entre otros países. Todavía hay otras familias que están planeando irse,
porque todavía hay mucho miedo. La guerra ha terminado, pero estamos a
20 kilómetros del Daesh. Además, Alepo ha cambiado mucho desde que ha
empezado la guerra. Ha aumentado la pobreza y con ella ha venido otros
tantos males.
-¿Cómo han sido en general los últimos meses en la ciudad?
-La vida continuaba. Es cierto que la gente vivía con miedo, porque
uno salía a la calle y un misil o una bomba podía quitarle la vida. Aun
así los jóvenes seguían yendo a las universidades, los niños a las
escuelas, la gente seguía trabajando… Hubo momentos en que la situación
se puso más tensa pero aun así seguían las actividades normales.
Es habitual para nosotros salir para hacer comprar o tramites y tener
como fondo ruido de explosiones. Hace unos días por ejemplo salimos a
hacer comprar y a pocas calles de nosotras habían caído misiles. El
ruido de ambulancias era constante día y noche.
La comunicación era difícil, llegamos a quedarnos días sin internet.
Vivíamos el día sin saber si íbamos llegar a la noche, y en la noche
dormíamos agradeciendo por el día y pidiendo a Dios y a nuestros ángeles
custodios su protección. A Dios y a nuestros ángeles custodios
agradezco que estarnos con vida.
¿Qué apostolados tenéis vosotras?
En la comunidad actualmente somos tres hermanas: Mariam al Mahabba,
Maria Sponsa Iusti y Maria Laudis Gloriae. Las tres de diferentes
nacionalidades. Nuestro apostolado principal es atender la casa de las
jóvenes universitarias cristianas de varios lugares de Siria y cuyas
familias tienen muy escasos recursos. También colaboramos con los
sacerdotes de nuestra familia religiosa en la pastoral de la catedral
latina y realizamos visitas de casas a los cristianos que se encuentran
en las zonas más afectadas, así podemos conocer sus necesidades y tratar
de remediarlas dentro de lo posible. Es visitando las familias que
hemos tenido más contacto con la triste realidad de la guerra y a la vez
de la inmensa riqueza que es tener fe. Si no fuera por la fe, los
cristianos se hubiesen desesperado.
-¿En qué
condiciones están viviendo las personas que tienen relación con ustedes,
cristianos y musulmanes? ¿Seguís teniendo estudiantes?
Imagínese un padre de familia que trabajó toda su vida y que se
esforzó mucho por tener su casa propia, su trabajo… y, de repente,
pierde todo lo que tiene. Hay muchas familias viviendo en casas
alquiladas; lo único que tienen es la poca ropa que pudieron llevar
consigo. Mucha gente ha enfermado y las condiciones en las que viven son
muy tristes, no hay agua, no hay electricidad, no hay alimentos… Hemos
visitado gente con problemas mentales, con problema de riñones, con
problemas de columna porque el único empleo que consiguen es cargar peso
y para ganar una miseria. Otro día estuvimos en la casa de una señora
que se había enfermado. Ella era la única persona en su casa que
trabajaba.
-¿Dan ayuda material? ¿Han aumentado las necesidades últimamente? ¿Cuáles son las más urgentes?
-Ayudamos materialmente a varias, pero somos solamente las
embajadoras, la ayuda viene de varios cristianos en el mundo y otras
instituciones que confiaron en nuestro instituto para llevar un poco de
alivio a estas familias y si hubiese más ayuda podríamos ayudar mucho
más. Las necesidades han aumentado mucho, hay de todos los tipos. Aquí
les cuento varios ejemplos: a un joven universitario mientras estaba
yendo a la universidad le cayó un misil, este joven perdió sus dos
piernas, necesita ayuda para comprar prótesis; una señora perdió la
casa, ahora vive en una casa alquilada y necesita ayuda para pagar el
alquiler; hay un señor que tiene cuentas para pagar y no consigue
empleo, esta familia necesita ayuda para mantenimiento. Ahora estamos en
pleno invierno y hace frío. Hay muchas familias que necesitan dinero
para comprar combustible para tener, aunque sea, una parte de la casa
caliente. Me acuerdo de una historia que escuche de un hombre que había
venido a llamar la Iglesia y traía en sus brazos a su hijo muerto, un
bebé de apenas dos o tres días, lo único que el quería era un féretro y
un lugar en el cementerio para enterrar a su hijo. Como ven, hay
necesidades de todos los tipos. La vivienda, la alimentación y la salud
ciertamente son las prioritarias.
-¿Cómo están viviendo los cristianos la perspectiva de una Navidad con toda o casi toda la ciudad tomada por el Gobierno?
-La ciudad tiene más vida, hay más gente en las calles, a pesar del
frío. En la plaza de la Azizeia han puesto un árbol de Navidad, hay
varios negocios cristianos adornados. En algunas casas que hemos
visitado se veían los arboles armados y un pequeño pesebre. Los
cristianos han pasado por una gran prueba en su fe y se han mantenido
firmes en ella y ahora en estas navidades van a festejar con todo.
Muchos ya están entonado los villancicos.
-¿Qué tenéis planeado para los próximos días y semanas de Navidad?
-Vamos a seguir visitando casas y, junto con nuestras jóvenes
universitarias, planeamos visitar hospitales y hogares cristianos para
cantarles villancicos de navidad.
Hemos pensado en hacer regalos especialmente a los niños de las
familias que ayudamos. Queremos, sobre todo, llevar el mensaje de paz y
de alegría a muchas familias cristianas, queremos probar que Dios es
alegría infinita y que si ahora podemos festejar es gracias al pequeño
Niño de Belén que en Alepo vino traer la paz.
-¿Qué perspectivas veis que abren los nuevos acontecimientos para el año que empieza?
Seguramente habrá cambios, ya lo estamos notando. Hay personas que
empezaron a visitar sus casas, que están planeando regresar a ellas. Se
han abierto los caminos, lo que significa entrada de alimentos y mejoría
en lo comercial. Esperemos que la economía se estabilice, que haya más
trabajo. Es necesario que el mundo tome conciencia de la necesidad que
hay de ayudar a reconstruir Alepo.
in
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