«El gran engaño», de Ignasi Fuster Camp
En varios relatos y películas modernos -como en la serie Left Behind, en la foto- el Anticristo aparece como un ejecutivo o líder político seductor |
Actualizado 17 mayo 2015
Ignasi X. Fuster Camp, sacerdote y profesor de Antropología Filosófica en la Universidad Ramon Llull de Barcelona ha publicado “El gran engaño”, una reflexión sobre Dios, el mal y la historia a través de 144 páginas de diálogos entre 5 personajes simbólicos: el Judío, el Nihilista, el Monje, el Filósofo y el Papa. Éste último presenta la figura del Anticristo en su reflexión sobre el mal, la libertad y la esperanza.
“No es un libro religioso, aunque surge la cuestión de Dios. Pero está escrito para ateos, agnósticos, creyentes, de cualquier credo o religión. En este sentido es un libro que no parte de la fe sino del hombre y sus interrogantes y problemas”, explica su autor a ReL. El libro trata temas profundos recurriendo a imágenes y metáforas con su formato de diálogo, y evita el puro discurso abstracto.
- ¿Qué relación hay entre su libro y un clásico en el mismo formato dialogado, muy citado por Benedicto XVI, como es Los Tres Diálogos y el Relato del Anticristo, de Soloviev?
-La obra de Soloviev es una gran obra. El pensador ruso afronta la problemática del mal, no tanto teóricamente sino existencialmente. Soloviev quiso escribir un libro sobre el sufrimiento asequible al gran público. Y en él aparece la figura del Anticristo con sus engañosas y perversas ideas sobre el hombre y la historia. En su momento leí esta gran obra de Soloviev, y sin duda ha sido fuente de inspiración a la hora de plasmar el libro de El gran engaño. Admiro el pensamiento global de Soloviev y sus intereses por la Iglesia, el cristianismo, el mal, la historia y la redención.
-El libro acaba expresando confianza en una unidad entre cristianos y judíos frente a la idolatría del Anticristo, algo que se ve en el texto de Soloviev, también se intuye en Señor del Mundo, de Benson... ¿Cuál es la base bíblica o teológica para esta idea?
- Sí, en el libro hay una admiración escondida por la historia y la suerte del Pueblo judío. Esta admiración se concentra en la figura de "El judío", que permanece durante toda la obra hasta el diálogo final y decisivo con el Papa. El judío representa al ser humano que se pregunta por los interrogantes últimos de la existencia. En él se descubre un íntimo anhelo y un profundo dolor... después de Auschwitz.
»La autenticidad del judío vislumbra una posible reconciliación y unión en la fe con la autenticidad del cristianismo encarnado por la figura "pura e histórica" del Papa... y la clave del encuentro, de la comunión entre ambos, podría cifrarse en la tentativa de lucha por desenmascarar al falso Mesías. De hecho, así concluye el libro. Como se ve, el libro es un texto que quiere ser "profético", aunque no "adivino". Vislumbra posibilidades futuras racionalmente plausibles...
“No es un libro religioso, aunque surge la cuestión de Dios. Pero está escrito para ateos, agnósticos, creyentes, de cualquier credo o religión. En este sentido es un libro que no parte de la fe sino del hombre y sus interrogantes y problemas”, explica su autor a ReL. El libro trata temas profundos recurriendo a imágenes y metáforas con su formato de diálogo, y evita el puro discurso abstracto.
- ¿Qué relación hay entre su libro y un clásico en el mismo formato dialogado, muy citado por Benedicto XVI, como es Los Tres Diálogos y el Relato del Anticristo, de Soloviev?
-La obra de Soloviev es una gran obra. El pensador ruso afronta la problemática del mal, no tanto teóricamente sino existencialmente. Soloviev quiso escribir un libro sobre el sufrimiento asequible al gran público. Y en él aparece la figura del Anticristo con sus engañosas y perversas ideas sobre el hombre y la historia. En su momento leí esta gran obra de Soloviev, y sin duda ha sido fuente de inspiración a la hora de plasmar el libro de El gran engaño. Admiro el pensamiento global de Soloviev y sus intereses por la Iglesia, el cristianismo, el mal, la historia y la redención.
-El libro acaba expresando confianza en una unidad entre cristianos y judíos frente a la idolatría del Anticristo, algo que se ve en el texto de Soloviev, también se intuye en Señor del Mundo, de Benson... ¿Cuál es la base bíblica o teológica para esta idea?
- Sí, en el libro hay una admiración escondida por la historia y la suerte del Pueblo judío. Esta admiración se concentra en la figura de "El judío", que permanece durante toda la obra hasta el diálogo final y decisivo con el Papa. El judío representa al ser humano que se pregunta por los interrogantes últimos de la existencia. En él se descubre un íntimo anhelo y un profundo dolor... después de Auschwitz.
»La autenticidad del judío vislumbra una posible reconciliación y unión en la fe con la autenticidad del cristianismo encarnado por la figura "pura e histórica" del Papa... y la clave del encuentro, de la comunión entre ambos, podría cifrarse en la tentativa de lucha por desenmascarar al falso Mesías. De hecho, así concluye el libro. Como se ve, el libro es un texto que quiere ser "profético", aunque no "adivino". Vislumbra posibilidades futuras racionalmente plausibles...
- Un judío, un
nihilista, unos cristianos... el formato de diálogo cordial refleja una
realidad que se da en nuestros días, y reflexiona sobre Auschwitz y el
martirio (pues el Anticristo martiriza a quien no apostata). ¿Es
doctrina católica decir que los mártires de la playa de Libia o judíos
virtuosos como el de su libro no se salvarán por no ser formalmente
católicos?
-El libro afronta la cuestión de la salvación in genere, no tanto como usted la plantea: la salvación "dentro" o "fuera" de la Iglesia. De hecho, pienso que la preferible perspectiva de la cuestión de la salvación no es tanto quiénes se salvarán sino qué es la salvación. ¡Éste es el planteamiento del libro! Y el libro degusta que la salvación brilla en una autenticidad humana, en una humanidad vivida a fondo, en una lucha por ser hombre...
» Recordaba cuando los apóstoles preguntan a Jesús si serán muchos los que se salven... Jesús no responde. Lo esencial es cuando el hombre con su libertad y la carga de su existencia se sitúa ante el dilema de su propia salvación... Es un momento existencial muy denso. El libro, en el fondo, es esto: una invitación a ponerse ante la problemática de mi propia culpa, del dolor propio y ajeno, del anhelo, de la desesperanza, de la superación... Lo que la fe me dice es que si me salvo es gracias a la misericordia de Cristo operante en su Iglesia. Al respecto, los textos del Magisterio deben ser interpretados en su contexto histórico y abiertos al progreso de la reflexión histórica sobre las verdades de fe. El problema, o motivo de condena, no es tanto el que no cree o no pertenece formalmente a la Iglesia católica, sino el que "no quiere creer", "el que repugna el don de la misericordia"...
- Hay quien dice que nuestros tiempos son "los últimos" y que el Anticristo está a punto de llegar... aducen como pruebas que hay guerras, calamidades, desgracias... y que el poder político puede ser más absoluto que nunca antes. Otros responden que estos tiempos son como cualquier otro, que siempre ha habido guerras, desgracias y un poder político abusivo. ¿En cuál de estas corrientes se siente usted más cómodo?
- El libro, en un momento dado, asegura que nos hallamos en un momento crítico, entre la verdad y la mentira, en una fase de la historia en la que la batalla entre el bien y el mal causa estragos, en un momento "muy avanzado" de la historia, en la que se vislumbra la posibilidad de un gran engaño... Con esto tampoco se condiciona "el tiempo exacto" en que se desencadenará la última batalla de la historia (Apocalipsis). La humanidad podría remontar por un tiempo histórico, pero sabemos por la Revelación que volverán los tiempos decisivos de una gran prueba para la humanidad y la Iglesia. El libro intuye que los tiempos actuales, después de Auschwitz, permiten vislumbrar signos (positivos y negativos) sobre el final de los tiempos... Unos lucharán con nobleza por salvar la humanidad. Otros desistirán y lucharán por hundirla.
- ¿Por qué se dice "después de Auschwitz muchos perdieron la fe" pero no se dice de los horrores comunistas, no se oye "después del gulag muchos perdieron la fe, después de la cárcel rumana de Sighet muchos perdieron la fe"?
- Según mi opinión, Auschwitz concentra una fuerza de mal inaudita. Un odio tenebroso e inenarrable. Un proyecto de "nueva humanidad" que comportaba el exterminio de parte de ella. Pero con esta sensibilidad me inclino ante todos los horrores de la tierra y de la historia: los genocidios, las torturas, el aborto, la violencia sexual, la indiferencia ante el dolor... ¡Cuánto sufrimiento en nuestro mundo! El libro es un intento de abrir una senda de esperanza a través del sufrimiento...
- ¿Qué representa el nihilista en su libro? Los nihilistas son de dos tipos: los que dicen que hay que vivir al máximo, de forma vitalista, y los que dicen que nada vale la pena, que todo es vacuo... ¿De cuál se trata?
- El libro valora a Nietzsche. Pienso que el catolicismo ha ofrecido una visión no siempre acertada sobre el nihilismo nietzscheano. El nihilismo de Nietzsche no es el sin-sentido teórico y orgulloso de un hombre arrogante. Es el reconocimiento de la oscuridad, del drama de la existencia, del problema del mundo, de la tragedia perpetrada en la historia y en el individuo. Nietzsche es sensible, vital, luchador... y ateo. Lo expresa muy bien el personaje Rieux de La peste de Camus: "¿No es cierto, puesto que el orden del mundo está regido por la muerte, que acaso es mejor para Dios que no crea uno en Él y que luche con todas sus fuerzas contra la muerte, sin levantar los ojos al cielo donde Él está callado?". El libro se toma en serio el humanismo ateo de nuestro tiempo. Por esto el nihilista es tratado con benignidad y aporta algo esencial al diálogo. El libro también afronta en el último diálogo, de la mano del Papa, la cuestión de la existencia de Dios.
- ¿Por qué necesitaba introducir un monje en los diálogos? ¿Qué puede aportar?
- El monje es el buscador de los orígenes, el que pretende ir a fondo, el que no se detiene en el esfuerzo por comprender quiénes somos nosotros. ¿Su alta y profunda sabiduría no podría iluminar la oscuridad de nuestro tiempo? ¿No representa el testimonio del hombre que incansablemente debe buscar respuesta a los dilemas en sí mismo, en su corazón, en su misterio de persona? Por esto después de la oscuridad de Auschwitz y el diálogo sobre el mal, el libro remonta, gracias al monje, hacia las elevadas cimas del ser humano, allá donde brilla un sol refulgente y límpido. El monje es el que "lanza" el diálogo. Y el Papa es el que lo "resuelve" desde la humildad y un cierto espíritu profético. Pero el libro no es un sistema cerrado. Está abierto a muchas posibilidades de acción y reacción. Y la última palabra la tendrá Dios.
-El libro afronta la cuestión de la salvación in genere, no tanto como usted la plantea: la salvación "dentro" o "fuera" de la Iglesia. De hecho, pienso que la preferible perspectiva de la cuestión de la salvación no es tanto quiénes se salvarán sino qué es la salvación. ¡Éste es el planteamiento del libro! Y el libro degusta que la salvación brilla en una autenticidad humana, en una humanidad vivida a fondo, en una lucha por ser hombre...
» Recordaba cuando los apóstoles preguntan a Jesús si serán muchos los que se salven... Jesús no responde. Lo esencial es cuando el hombre con su libertad y la carga de su existencia se sitúa ante el dilema de su propia salvación... Es un momento existencial muy denso. El libro, en el fondo, es esto: una invitación a ponerse ante la problemática de mi propia culpa, del dolor propio y ajeno, del anhelo, de la desesperanza, de la superación... Lo que la fe me dice es que si me salvo es gracias a la misericordia de Cristo operante en su Iglesia. Al respecto, los textos del Magisterio deben ser interpretados en su contexto histórico y abiertos al progreso de la reflexión histórica sobre las verdades de fe. El problema, o motivo de condena, no es tanto el que no cree o no pertenece formalmente a la Iglesia católica, sino el que "no quiere creer", "el que repugna el don de la misericordia"...
- Hay quien dice que nuestros tiempos son "los últimos" y que el Anticristo está a punto de llegar... aducen como pruebas que hay guerras, calamidades, desgracias... y que el poder político puede ser más absoluto que nunca antes. Otros responden que estos tiempos son como cualquier otro, que siempre ha habido guerras, desgracias y un poder político abusivo. ¿En cuál de estas corrientes se siente usted más cómodo?
- El libro, en un momento dado, asegura que nos hallamos en un momento crítico, entre la verdad y la mentira, en una fase de la historia en la que la batalla entre el bien y el mal causa estragos, en un momento "muy avanzado" de la historia, en la que se vislumbra la posibilidad de un gran engaño... Con esto tampoco se condiciona "el tiempo exacto" en que se desencadenará la última batalla de la historia (Apocalipsis). La humanidad podría remontar por un tiempo histórico, pero sabemos por la Revelación que volverán los tiempos decisivos de una gran prueba para la humanidad y la Iglesia. El libro intuye que los tiempos actuales, después de Auschwitz, permiten vislumbrar signos (positivos y negativos) sobre el final de los tiempos... Unos lucharán con nobleza por salvar la humanidad. Otros desistirán y lucharán por hundirla.
- ¿Por qué se dice "después de Auschwitz muchos perdieron la fe" pero no se dice de los horrores comunistas, no se oye "después del gulag muchos perdieron la fe, después de la cárcel rumana de Sighet muchos perdieron la fe"?
- Según mi opinión, Auschwitz concentra una fuerza de mal inaudita. Un odio tenebroso e inenarrable. Un proyecto de "nueva humanidad" que comportaba el exterminio de parte de ella. Pero con esta sensibilidad me inclino ante todos los horrores de la tierra y de la historia: los genocidios, las torturas, el aborto, la violencia sexual, la indiferencia ante el dolor... ¡Cuánto sufrimiento en nuestro mundo! El libro es un intento de abrir una senda de esperanza a través del sufrimiento...
- ¿Qué representa el nihilista en su libro? Los nihilistas son de dos tipos: los que dicen que hay que vivir al máximo, de forma vitalista, y los que dicen que nada vale la pena, que todo es vacuo... ¿De cuál se trata?
- El libro valora a Nietzsche. Pienso que el catolicismo ha ofrecido una visión no siempre acertada sobre el nihilismo nietzscheano. El nihilismo de Nietzsche no es el sin-sentido teórico y orgulloso de un hombre arrogante. Es el reconocimiento de la oscuridad, del drama de la existencia, del problema del mundo, de la tragedia perpetrada en la historia y en el individuo. Nietzsche es sensible, vital, luchador... y ateo. Lo expresa muy bien el personaje Rieux de La peste de Camus: "¿No es cierto, puesto que el orden del mundo está regido por la muerte, que acaso es mejor para Dios que no crea uno en Él y que luche con todas sus fuerzas contra la muerte, sin levantar los ojos al cielo donde Él está callado?". El libro se toma en serio el humanismo ateo de nuestro tiempo. Por esto el nihilista es tratado con benignidad y aporta algo esencial al diálogo. El libro también afronta en el último diálogo, de la mano del Papa, la cuestión de la existencia de Dios.
- ¿Por qué necesitaba introducir un monje en los diálogos? ¿Qué puede aportar?
- El monje es el buscador de los orígenes, el que pretende ir a fondo, el que no se detiene en el esfuerzo por comprender quiénes somos nosotros. ¿Su alta y profunda sabiduría no podría iluminar la oscuridad de nuestro tiempo? ¿No representa el testimonio del hombre que incansablemente debe buscar respuesta a los dilemas en sí mismo, en su corazón, en su misterio de persona? Por esto después de la oscuridad de Auschwitz y el diálogo sobre el mal, el libro remonta, gracias al monje, hacia las elevadas cimas del ser humano, allá donde brilla un sol refulgente y límpido. El monje es el que "lanza" el diálogo. Y el Papa es el que lo "resuelve" desde la humildad y un cierto espíritu profético. Pero el libro no es un sistema cerrado. Está abierto a muchas posibilidades de acción y reacción. Y la última palabra la tendrá Dios.
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Título: | El gran engaño | Ocio Hispano | ||
Autor: | Ignasi Fuster Camp | Amazon (ebook) | ||
Editorial: | De Buena Tinta | |||
Páginas: | 144 páginas | |||
Precio | 14 euros |
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