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sábado, 24 de maio de 2025

Livatino, el «incorrupto» juez siciliano ante el que han desfilado miles de fieles estos días

Fue beatificado en Agrigento (Sicilia, Italia) en mayo de 2021

Livatino fue asesinado el 21 de septiembre de 1990, por 4 sicarios de Stidda (rival de Cosa Nostra).

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24.05.2025 | 07:22  Actualizado: 

Profunda emoción y recogimiento estos días en Canicattì, Agrigento (Sicilia, Italia), desde que tuviera lugar la ceremonia de veneración del cuerpo del Beato Rosario Angelo Livatino

El magistrado, asesinado por la mafia en 1990, fue trasladado recientemente desde la capilla familiar en el cementerio municipal a la iglesia de Santa Chiara, donde fue expuesto a la veneración pública. 

Bajo una máscara especial

Al acto acudieron numerosos fieles, autoridades civiles y religiosas, que se dieron cita para rendir homenaje a una figura símbolo de la Justicia

"Este es un momento importante no sólo para la comunidad de Canicattì, sino para todos aquellos que se preocupan por la legalidad y la justicia", comentó el arzobispo Alessandro Damiano.

Los restos del juez Livatino. 

Un detalle que ha despertado particular emoción ha sido que el cuerpo del magistrado estaba incorrupto, algo que afectó profundamente a los sacerdotes que participaron en el proceso de reconocimiento. 

Para permitir su exhibición pública, se creó una máscara especial de silicona que reproduce fielmente los rasgos faciales del Beato.

Levatino fue asesinado el 21 de septiembre de 1990, por 4 sicarios de Stidda (la otra mafia siciliana en rivalidad con la Cosa Nostra), mientras viajaba sin guardaespaldas al juzgado.

El Papa Juan Pablo II dijo que Rosario Livatino era una "Mártir de la Justicia y de manera indirecta, de la Fe Cristiana".

En diciembre de 2020, el Papa Francisco aprobó el decreto de martirio propuesto por la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano. 

El siervo de Dios Rosario Angelo Livatino fue proclamado oficialmente Beato el domingo 9 de mayo de 2021 en la Catedral de Agrigento, Sicilia, el mismo día que Juan Pablo II, en 1993, en el Valle de los Templos, dirigió su perentoria invitación a la mafia: "¡Conviértete! ¡Antes de que llegue el juicio de Dios!".


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