El conocido actor detalló sus orígenes vinculados al Camino Neocatecumenal
Jaime Lorente, interpretando a Denver en "La casa de papel", uno de sus personajes estrella.
Entre 2017 y 2021, familias y hogares de todo el mundo pasaron frenéticas horas siguiendo el que podría ser considerado uno de los mayores atracos de la historia del cine. La Casa de Papel acumuló según Netflix 6.700 millones de horas vistas, fue Top 10 en más de 90 países durante sus tres primeros días de estreno y no podría entenderse sin la “mecha corta” de Denver. Jaime Lorente tenía 24 años cuando interpretó por primera vez al joven ladrón. Nueve años después, su carrera meteórica continúa, el 30 de mayo se estrena en cines su última película, Hamburgo, y este 2025 comienza el rodaje de su primera cinta como director, El mal hijo.
Pero entre el primer Denver y el director de cine Jaime Lorente hay un abismo. En lo profesional, en lo familiar –está casado con Marta Goenaga y tiene dos hijos, Amaia y Luca-… y en lo espiritual.
Según anunció a Josué Moreno en el podcast El cafetal, el actor habría experimentado recientemente una etapa “bastante oscura” que ha desembocado en el reciente “reencuentro con Dios”. Y con ello, el regreso a unas marcadas raíces religiosas que le inculcaron sus padres, Matías y María José, fieles comprometidos con el Camino Neocatecumenal.
La fe, "roca y certeza"
El joven actor, en una de las primeras entrevistas concedida sobre su vida personal, abordó sus orígenes vinculados a “una familia muy creyente, neocatecumenal”, de padres “muy formados y estudiosos”. Nacido en 1991 en Murcia, el cuarto de cinco hermanos recuerda mantener una “relación muy estrecha” con su familia, si bien admite que siempre fue “el hijo descarriado”, inquieto y travieso.
Entre momentos de solemnidad, emoción y alguna lágrima, el actor habló sinceramente sobre su juventud. También sobre la “vocación” y algún trauma que motivaron sus primeros pasos en la interpretación. “Encontré el lugar para decir: `Miradme, soy capaz de…´ No me validaba en los estudios, en muchas cosas, pero el teatro se me daba bien”, relata.
Recuerda que, por encima de sus crisis, la fe y su familia siempre fueron una roca a la que aferrarse. “En mi casa, desde pequeño, Dios ha sido la certeza de que un tipo determinado de vida es posible, de que una forma de amar, de querer y respetar es posible”, recuerda hablando de una fe que sus padres “han demostrado con su matrimonio”.
“He visto en ellos el amor que se tienen y sin haber visto eso, no podría salir de lo que he salido este año, han dado la vida por nosotros y eso no se enseña, eso se demuestra”, remarcó.
En la oscuridad, buscando la luz
En la escena, Lorente encontró su refugio de seguridad y validación, pero también vivió una larga “época de oscuridad”, justificando “muchas cosas de las que hacía, abrazar mis lados tenebrosos, bajo el lema del arte”, afectando incluso a los más cercanos.
Paralelamente, era un adolescente cuando abandonó voluntariamente la comunidad en que había sido criado, saliéndose del Camino Neocatecumenal ante el "respeto absoluto” de sus padres. Especialmente, dice, porque “fue una cosa de niño, no tenía ningún tipo de conexión con la gente de la comunidad, no sentía que me llenase nada y sentía de alguna forma que no me hacía libre”.
Ahora, pasados los años, afirma tener “otra teoría”. Pero mientras, era cada vez más consciente de que frente a su autodestrucción, tenía que haber “un camino más luminoso para llegar al mismo sitio”.
El pasado 14 de mayo fue probablemente la primera ocasión en que el actor habló de esta forma de una fe hasta ahora desconocida, reconociendo en cierta forma haber renegado de ella y de Dios.
"En plena desesperación, caí de rodillas"
Preguntado por los motivos, enumera la vergüenza, la falta de aceptación o el miedo a que su fe y obras se malinterpretasen por los errores de los hombres de la Iglesia.
“He tenido mucho miedo y complejo de que me encasillen, de que me insulten, que no me acepten o que consideren que soy de un bando u otro, cuando yo simplemente tengo una creencia que en mi casa siempre se ha regalado con respeto, humildad y amor”, subraya.
¿Qué ha cambiado y motivado que el actor pasase de ocultar su fe a proclamarla sin miedo? Preguntado por ello, el mismo Lorente asegura haber experimentado algo que le habría “empujado” a ello tras una reciente “desaparición, lucha y sufrimiento”.
“He tenido un sufrimiento muy pesado que no conseguía quitarme. En esta etapa he hecho cosas con las que no me sentía nada identificado muchas veces me cuesta perdonarme, cuando ya lo estoy. Viendo cosas que veo ahora digo: `¿Cómo podías estar tan ciego?´”, relató.
Hace no mucho, escuchó que “no hay nadie tocado por Dios que no pasara por un desierto”. Y en su caso, fue en pleno “acto de desesperación” cuando también fue tocado.
“Lo único que me quedó fue echarme de rodillas y cambió todo. Ha cambiado todo. Y a través de la voz de mi madre, que me decía que el Espíritu Santo puede lograr cosas que no creería”.
La fe, "algo palpable, que se toca, que te cambia"
Lorente apunta a su familia como la escuela donde se hace palpable que “el amor ha sido la solución”. Un amor, dice, “que ha venido del convencimiento de que, a través de la fe y de lo que nos enseñó Jesús, se puede vivir mejor”.
Buena parte de aquellos aprendizajes nunca se perdieron, “trascendiendo” en su vida incluso en sus peores momentos, de una forma que define “casi mística”.
“He visto a Dios ahí. No me lo he creído ahí, pero lo he visto ahí”, cuenta. “He visto como la fe tiene la capacidad de moverse, cambiar y hacer que algo sea sólido. Este año lo he visto en mí, y desde un lugar que no sé explicar. Por eso digo una certeza, porque lo ves. Para mí, no hay ni una mínima duda de que `es´”.
El actor profundizó en cómo su experiencia le ha hecho ver la fe como “algo palpable, que se toca, que te cambia y toca el corazón de verdad y que te cambia profundamente”.
“Lo he sentido. Y si después fuese que no creo, esto que me llevo es precioso, porque me hace tratarme mejor, tratar mejor a mis amigos, a mi mujer, a mis padres. Me hace ser mejor”, afirma.
Una vida cambiada
Hoy, Lorente asegura tener una vida cambiada por un Dios al que no duda en reconocer. “Tengo tantos regalos en mi vida… Uno de ellos, la mujer que me han puesto al lado, digo que, si no lo ha puesto Dios, no hay fuerza divina que pueda ponerla. Tiene que ser de algún lado”, cuenta.
También admite estar en un proceso de búsqueda de la virtud, comprobando como cambia la forma en que habla a sus hijos, a quienes se encuentra o incluso si mismo trabajo, “pequeñas cosas que podemos hacer bien aunque los tiempos sean malísimos, y eso marca la diferencia”.
Una de las escenas centrales de la tercera temporada de "La casa de papel"; protagonizada por Denver, que porta "la bandera blanca":
Parte de esa espiritualidad se guía por la lectura de las Escrituras, que hasta entonces “no había leído jamás”.
Hoy, dice, “no hay día en que no me levante y lo primero que haga sea leerla, y en que antes de acostarme no la abra y la lea”. Durante los últimos años, asegura haber “luchado contra un monstruo al que no tenía forma de ganar”, pero desde que retomó su vida espiritual, ha visto como “las cosas se han recolocado de forma sencilla”.
“No estoy hablando de magia, de que todos los problemas de tu vida se vayan a solucionar, pero si es verdad que te puede dar un punto de vista diferente, una nueva visión de las cosas que a lo mejor te ayuda, y ha sido mi caso”, relata.
La oración y creencia en Dios han terminado por cambiar su vida, convencido de que “la fe no es lo que se le ha vendido a mucha gente”. Sin ella, sin Dios en su vida, cuenta, “sería más irrespetuoso, más extremista en el sentido negativo y sería peor persona. Este ejercicio de este último tiempo ha sido muy duro, pero me acabo de reencontrar con un montón de cosas que gracias a Dios me hacen ser mejor persona”.
¿Quién es Jesús? Lorente se despide así: “Es el modelo, el mapa. En muchas ocasiones, es mucho más sencillo copiar que ser. Tenemos la escultura perfecta para intentar copiarla. Es la referencia absoluta, y creo que hermano y amigo también. Es la referencia”.
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