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quinta-feira, 6 de fevereiro de 2025

Stephen Barr, profesor de Física de partículas: «Hay una mente detrás de las leyes del Universo»


Stephen Barr expresa, como físico, la perfecta consistencia de las leyes que rigen el Universo con la idea de una Mente que las ha pensado.

Stephen Barr expresa, como físico, la perfecta consistencia de las leyes que rigen el Universo con la idea de una Mente que las ha pensado. Captura Youtube Closer To Truth

ReL  06.02.2025 | 14:04  Actualizado: 

La comprensión de las leyes de la naturaleza, en la que tanto se ha avanzado en los últimos siglos, no perjudica la idea de un Dios Creador. Por eso el conflicto entre ciencia y fe es, sencillamente, inexistente.

Así lo expone, en el número 246 (enero de 2025) de Il Timone, el profesor Stephen Barr, emérito de Física en la Universidad de Delaware, especializado en física de partículas, presidente de la Society of Catholic Scientists (que tiene representación en España) y miembro de la American Physical Society. En 2007 Benedicto XVI le concedió la Medalla al Mérito y en 2010 fue elegido miembro de la Academia de Teología Católica.

Hay una Mente detrás de las leyes del Universo

Algunos piensan que el progreso de la ciencia ha socavado los fundamentos de la religión y la fe en Dios. Si esto fuera cierto, resultaría paradójico, ya que todos los grandes fundadores de la ciencia en los siglos XVI y XVII eran creyentes y muchos de los científicos más importantes del siglo XIX también eran devotos (como Faraday y Maxwell). Sin embargo, fue a principios del siglo XX cuando el agnosticismo y el ateísmo se extendieron en la comunidad científica.

Las razones fueron múltiples. El descubrimiento de la larga edad de la Tierra y de la vida en ella había puesto en duda las interpretaciones ingenuas de las Escrituras y sus cronologías. La evolución había puesto en tela de juicio el excepcionalismo humano. Y siglos de avances en física parecían demostrar (aunque ahora sabemos que esto es falso) que las leyes de la física eran rígidamente "deterministas", es decir, que todo acontecimiento físico está completamente determinado por causas físicas pasadas, sin dejar lugar a ningún efecto debido a realidades no físicas, como Dios o el alma humana. 

Esto condujo en el siglo XIX al "materialismo" y al "fisicismo" filosófico, es decir, a la idea de que sólo existen entidades físicas y de que toda la realidad puede explicarse mediante las leyes de la física. ¿Qué podía entonces quedar por explicar a la religión o a Dios?

Legislador y ordenador

Conviene empezar preguntándose qué se pensaba en un principio que explicaba la existencia de Dios sobre el Universo físico. Si nos referimos a los grandes teólogos de la Iglesia primitiva, encontramos que daban unánimemente la misma doble respuesta: Dios es la causa de la existencia del Universo y de su orden.


Una conferencia de Stephen Barr en el Napa Institute, el 27 de julio de 2023, sobre La buena noticia sobre ciencia y fe.

He aquí un pequeño extracto de lo que escribieron.

-San Gregorio Nacianceno: "Supongamos que la existencia del mundo es espontánea. ¿A qué atribuirías su orden?".

-San Ireneo: "Sólo existe un Dios. [...] Él es el Creador, el Autor, el dador del orden".

-Orígenes: "Cuando [vemos] el excelente orden del mundo, entonces adoramos a su Creador como único autor de un solo efecto".

-San Atanasio: "La creación, como en caracteres escritos y por su orden y armonía, declara en voz alta a su Maestro y Creador".

-San Cirilo de Alejandría: "Desde el origen del mundo [y] desde su orden y belleza [...] podemos reconocer [...] la sabiduría y el poder de Aquel que lo creó".

Más concretamente, los primeros escritores cristianos subrayaron que el orden cósmico se basa en leyes y atribuyeron estas leyes a Dios como Legislador no sólo de los israelitas y la humanidad, sino del propio cosmos.

El sutil error de Hawking

¿La ciencia física cuestionó estos antiguos argumentos? Empecemos por la idea de que es necesario un Creador para explicar la existencia del mundo. 

En sus últimos años de vida, el gran físico Stephen Hawking argumentó que las leyes de la mecánica cuántica y la gravedad son capaces de proporcionar una explicación natural del origen del Universo. Sin embargo, su razonamiento incurría en un simple, aunque quizá sutil, error. Este error había sido señalado muchos años antes por un físico no menos brillante que Hawking. ¿Quién? ¡El propio Hawking! En su bestseller de 1988, Breve historia del tiempo: del Big Bang a los agujeros negros, Hawking observaba que cualquier teoría física no es más que un conjunto de reglas y ecuaciones y se preguntaba: "¿Qué es lo que da vida a las ecuaciones y construye un Universo que pueda ser descrito por ellas?". El enfoque habitual de la ciencia, que consiste en construir un modelo matemático, "no puede [estas son sus palabras, N. del A.] responder a las preguntas de por qué debería haber un Universo real descriptible por ese modelo". [Su punto de vista puede aclararse con una analogía. Las reglas del ajedrez describen cómo empiezan las partidas. Pero estas reglas no pueden decir si alguna vez se han jugado partidas de ajedrez reales. Tampoco pueden convertir una partida de ajedrez en real. Las reglas sólo pueden describir partidas posibles, hipotéticas o ficticias].

Una opción siempre válida

¿Son el orden y la conformidad con las leyes del Universo una prueba de Dios? La ciencia no ha minimizado esta cuestión. Lo que la física ha hecho, con sorprendente éxito en los cuatrocientos años que siguieron a Galileo, es descubrir cuáles son las leyes de la naturaleza, pero no ha abordado la cuestión fundamental de por qué el Universo tiene leyes.

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Una vez le preguntaron al astrofísico de Harvard Abraham (Avi) Loeb si era religioso. Respondió: "No lo soy, [pero, N. del A.] me llama la atención el orden que encontramos en el Universo, la regularidad, la existencia de las leyes de la naturaleza. Es algo que siempre me ha intrigado: las leyes de la naturaleza que encontramos aquí en la Tierra parecen aplicarse hasta los confines del Universo. Es realmente sorprendente. El Universo podría haber sido caótico y estar muy desorganizado. De hecho, la física ha revelado que estas leyes se basan en ideas matemáticas de tal profundidad y sutileza que desafían a las mentes humanas más grandes. Esto no hace sino reforzar la idea de una Mente detrás de esas leyes. Éste es sólo un ejemplo. Hay muchas otras razones para creer en Dios que tienen que ver con la realidad y están fuera del alcance de la ciencia física. Como dijo el gran matemático John von Neumann: 'Probablemente hay un Dios'. Muchas cosas son más fáciles de explicar si existe que si no existe".

Traducción de Verbum Caro.



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