En marzo se publica «Misterio y fe», sobre su pensamiento religioso.

Jon Fosse, uno de los grandes escritores de nuestro tiempo, converso al catolicismo a los 54 años de edad.
En abril se publicará en español Misterio y fe, una obra en la que Jon Fosse, Premio Nobel de Literatura en 2023, expone su pensamiento religioso en diálogo con Eskil Skjeldal.
Desde que publicó su primera novela en 1983 (Rojo, negro) hasta ver reconocida su carrera cuarenta años después con ese galardón, Fosse ha sido un autor enormemente prolífico: prosa y ensayos cortos, novelas, poesía, relatos, libros infantiles y más de cuarenta obras de teatro han sido traducidos a medio centenar de idiomas.
Hasta llegar a Septología, una monumental novela introspectiva publicada a partir de 2019 y considerada su obra maestra. Cuenta la historia de un pintor convertido al catolicismo que llora la muerte de su esposa y se encuentra en Nochebuena con un viejo amigo, otro pintor de su mismo nombre fallecido a consecuencia del alcohol. Las conciencias de ambos acabarán fundiéndose, en un texto enormemente personal para su autor.
La temprana consideración sobre la muerte
Noruego, nacido en 1959 en Haugesund, en la costa oeste del país, en un ambiente protestante, víctima del alcoholismo durante muchos años, se convirtió al catolicismo en 2012. Él mismo plantea que en su conversión tuvo mucho que ver la rebeldía contra el mundo que le rodeaba -marcado por el luteranismo- y contra su propia adicción, pero se trató sobre todo de un viraje espiritual.
Es un hombre que reza y cree y habla de ambas cosas con naturalidad, aunque en algunos puntos (cuestiona la eternidad del infierno o las condiciones para la admisión a la Eucaristía, que según él deberían poder recibir incluso los no creyentes) se desmarque de la doctrina de la Iglesia.

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En un país de tradición protestante ha seguido, pues, los pasos de su compatriota >Sigrid Undset, Premio Nobel de Literatura en 1928: ambos recibieron el galardón pocos años después de ingresar en la Iglesia, aunque la autora de Cristina, hija de Lavrans nunca se apartó de la ortodoxia.

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La fe de Fosse no es acomodaticia ni superficial, sino el resultado de una larga búsqueda. Que empezó tan pronto como a los 7 años de edad. Tuvo un accidente y se rompió una arteria. Fue su primera reflexión sobre la muerte y una experiencia que considera "la más fundamental" de su vida. Mientras le llevaban al hospital, iba mirando las casas por la ventanilla del coche con la convicción de que era la última vez que las veía: "Aquello me marcó, fue una experiencia que llevaba consigo una verdad indefinible sobre mi cuerpo y sobre mi espíritu que solo puedo calificar como mística", cuenta en el libro.
El dolor y la búsqueda del misterio
De niño participó activamente con sus padres en las actividades de la iglesia estatal noruega, pero la veía como algo vacío de misterio. Por eso, ya en la juventud, pensaría encontrar "más verdad sobre la vida" bebiendo con sus amigos "que en el ambiente cristiano".

'Misterio y fe' de Jon Fosse, de próxima aparición.
Pero cuando cayó en la dependencia del alcohol y las consecuencias de todo orden para su vida, empezaron a revelársele otras verdades: "No me asusta reconocerlo: el sufrimiento y la desesperación me llevaron a la fe, tuve que pasar por la depresión y la angustia para llegar a ella".
Tras dos matrimonios y dos divorcios, Jon conoció a Anna, su esposa actual, con quien ha tenido, ya con una cierta edad, los últimos hijos de los seis que tiene. Anna es católica e influyó decisivamente en su recorrido espiritual. Se casaron en 2011.
En su recorrido intelectual, Fosse se sintió atraído por el gnosticismo, del que extrajo la idea de la fe como un forma de conocimiento, pero rechazando su visión disociativa del cuerpo y el alma, la materia y el espíritu, el bien y el mal. La lectura de autores místicos tardomedievales muy apreciados en ámbitos gnósticos, como el Maestro Eckhart ("quizás el pensador que ha sido más importante para mí")o Nicolás de Cusa, fueron conformando una mentalidad cada vez más cristiana.
Incluso la lectura de autores modernos como Franz Kafka (en conflicto con su propia tradición judía) la hacía en clave religiosa: "Cuando leí que Kafka consideraba su escritura como una oración, me impactó porque era lo que hacía yo también. Una especie de oración, sobre todo en mis primeros libros".
El Rosario y la Cruz
Tras ser recibido en la Iglesia, Jon Fosse ha mantenido una vida espiritual activa. Reza con frecuencia el Rosario, el Padrenuestro y el Avemaría: "Lo que más busco en la oración es el silencio, un aliento sobre mi existencia. Me santiguo espontáneamente cuando estoy solo y siento la necesidad de ser sostenido, y eso me ayuda. Hay poder en el signo de la Cruz".
Intenta rezar tres veces al día, mañana, mediodía y noche: "No siempre lo logro, pero sí rezo todos los días".
Es un devoto del Rosario: "Se ha convertido en mi fuerza". Y ofrece un buen argumento sobre la importancia de la oración vocal usando las oraciones tradicionales: "Le pido a Dios que me ayude de una determinada manera si es lo mejor para mí, pero siento cierta modestia y asumo que lo que pido ya está contenido en las antiguas palabras de oración que componen el Rosario".
También va con frecuencia a misa, porque "da reposo al cuerpo y paz al alma". Fosse comparte su vida entre pequeñas localidades en Noruega y Austria, y cuando está en Oslo frecuenta la iglesia católica del patrono San Olaf. Hay un vínculo vital para él entre esa paz de espíritu y la salud física.
Iglesia: sí, pero no
Esa fe y esa sinceridad en la oración (y esa valentía en manifestarlo en ámbitos fuertemente laicistas y secularizados como el noruego por un lado y el literario por otro) coincide en Jon con una visión de la fe con aire esotérico y modernista: "Si eres un creyente de verdad, no crees en dogmas ni instituciones; si Dios es una realidad para ti, crees a otro nivel", expresaba en 2022 en una entrevista en The New Yorker.
Respeta la Iglesia, pero cuestiona el sentido de su autoridad para definir la fe: "Si el misterio de la fe ha sobrevivido dos mil años, tiene mucho que ver con que la Iglesia se convirtiese en una institución. Necesitas una especie de comprensión común. Pero eso no significa que los dogmas sean verdad en un sentido religioso".
Y valora también la Iglesia como contrapoder: "En el mundo en el que vivimos, hay poderes económicos fuertes que lo dirigen todo. Hay algunas fuerzas que están en el otro lado, y la Iglesia es una de ellas... La Iglesia es la institución más importante, hasta donde a mí se me alcanza, de una teología anti-capitalista. Tienes también la literatura y el arte, pero no son tan fuertes como las iglesias".
"No me preocupa morir"
Jon bebía mucho desde siempre. No para liberar las musas, como otros escritores, pues necesitaba estar absolutamente sobrio para escribir. Así lo hizo con sus grandes novelas, y cuando en los años 90 amplió su carrera como dramaturgo, enormemente prolífico en la producción de obra de teatro, la combinación del alcohol, el trabajo y la ansiedad le llevaron a punto de explotar.
De hecho, hay un vínculo físico-espiritual en su decisión de cambiar de vida. En marzo de 2012 decidió dejar de beber -y lo ha cumplido- y ese mismo verano se convirtió intelectualmente al catolicismo y empezó su camino hacia el ingreso en la Iglesia. Fue el año de su primer hijo con Anna y el anterior había recibido la gran distinción de ocupar en Oslo la residencia Grotten, una concesión con la que el Rey de Noruega honra a algunos artistas destacados.
Un cambio de rumbo total, pues, que llegó al escritor pasados los cincuenta y tras mucho sufrimiento interior. Por eso no teme a la muerte: "No me preocupa morir", confesaba en 2019, "hay mucho dolor en la vida. Y en la mía hay mucho sufrimiento. Como dijo Ibsen, 'recibí el don del sufrimiento, así que me hice poeta'. El dolor, el sufrimiento, la melancolía y la depresión también son dones. Puedes sacar algo bueno de ellos".
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