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segunda-feira, 17 de fevereiro de 2025

Declaración unánime de todos los líderes cristianos de Tierra Santa contra la idea de vaciar Gaza

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Obispos y líderes cristianos de Tierra Santa, católicos, protestantes, ortodoxos, coptos, en enero con Isaac Herzog, presidente de Israel

REL  
17.02.2025 | 14:12  Actualizado: 

En Tierra Santa, los obispos católicos latinos, católicos orientales, ortodoxos, coptos, siríacos y los líderes protestantes, están coordinados de forma estable y ágil y a menudo sacan declaraciones conjuntas en temas importantes: así lo han hecho al multiplicarse los rumores sobre "vaciar" la Franja de Gaza de palestinos (de gazatíes) y repoblarla con otras poblaciones, rumor que empezó con declaraciones del Presidente de EEUU Donald Trump.

"Nos vemos obligados a denunciar la grave amenaza de los desplazamientos masivos, una injusticia que golpea el corazón mismo de la dignidad humana. La población de Gaza, familias que han vivido durante generaciones en la tierra de sus antepasados, no deben verse obligados a exiliarse, despojados de lo que les queda de sus hogares, de su patrimonio y de su derecho a permanecer en la tierra que constituye la esencia de su identidad", protestan los obispos.

En su nota, los obispos y líderes cristianos no critican a nadie en concreto pero sí alaban al Rey Abdullah II de Jordania y al Presidente Al-Sisi de Egipto "cuya postura firme y de principios se ha mantenido clara e inquebrantable al rechazar cualquier intento de desarraigar a la población de Gaza de su tierra".

Copiamos a continuación el texto completo de la declaración:

Llamamiento Humanitario de las Iglesias de Jerusalén:
Defender la Dignidad y la Presencia del pueblo de Gaza

Jerusalén, Tierra Santa; 14 de febrero de 2025;

Como custodios de la fe y la conciencia cristianas en esta tierra sagrada, alzamos nuestras voces con dolor y firme determinación ante el continuo sufrimiento en Gaza. La devastación que se ha desplegado ante los ojos del mundo es una profunda tragedia moral y humanitaria. Se han perdido miles de vidas inocentes y comunidades enteras están en ruinas, con los más vulnerables - niños, ancianos y enfermos - soportando penurias inimaginables.

En medio de esta angustia, nos vemos obligados a denunciar la grave amenaza de los desplazamientos masivos, una injusticia que golpea el corazón mismo de la dignidad humana. La población de Gaza, familias que han vivido durante generaciones en la tierra de sus antepasados, no deben verse obligados a exiliarse, despojados de lo que les queda de sus hogares, de su patrimonio y de su derecho a permanecer en la tierra que constituye la esencia de su identidad. Como cristianos, no podemos permanecer indiferentes ante tal sufrimiento, pues el Evangelio nos ordena defender la dignidad de todo ser humano. Las palabras de nuestro Señor nos lo recuerdan: «Ay de los que dictan leyes injustas y promulgan decretos opresores, para privar a los pobres de sus derechos y negar la justicia a los oprimidos» (Isaías 10, 1-2).

En este momento crítico, reconocemos y apoyamos la posición de Su Majestad el Rey Abdullah II de Jordania, del Presidente El-Sisi de Egipto y de otros, cuya postura firme y de principios se ha mantenido clara e inquebrantable al rechazar cualquier intento de desarraigar a la población de Gaza de su tierra. Sus incesantes esfuerzos por proporcionar ayuda humanitaria, apelar a la conciencia del mundo e insistir en la protección de los civiles ejemplifican el liderazgo en su más alto nivel de responsabilidad.

Con este mismo espíritu, pedimos también la liberación de todos los cautivos de ambos bandos para que puedan reunirse con sus familias de forma segura. Además, hacemos un llamamiento a todas las personas de fe, a los gobiernos y a la comunidad internacional para que actúen con rapidez y decisión para detener esta catástrofe. Que no haya justificación para el desarraigo de un pueblo que ya ha sufrido más allá de toda medida. Que la santidad de la vida humana y la obligación moral de proteger a los indefensos pesen más que las fuerzas de la destrucción y la desesperación. Pedimos un acceso humanitario inmediato y sin restricciones a quienes lo necesitan desesperadamente. Abandonarles ahora sería abandonar nuestra humanidad compartida.

Al elevar nuestras oraciones por los que están de luto, por los heridos y por los que permanecen firmes en la tierra de sus antepasados, recordamos la promesa de las Escrituras: «El Señor sostiene a todos los que caen y levanta a todos los que se inclinan» (Salmo 145,14). Que el Dios de la misericordia fortalezca a los afligidos, ablande los corazones de los que detentan el poder y traiga una paz que defienda la justicia, preserve la dignidad humana y salvaguarde la presencia de todas las personas en la tierra a la que pertenecen.

Los Patriarcas y Líderes de las Iglesias en Jerusalén


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