El enorme templo que se está construyendo está a apenas 20 kilómetros de la frontera saudí
En su visita al Papa en mayo de 2014, el rey de Bahrein le llevó como regalo una maqueta de la Iglesia. |
Muchos cristianos que este año no han podido celebrar la Navidad o han tenido que hacerlo en secreto en Arabia Saudí podrían celebrar públicamente su fe dentro de tres años en la catedral de Nuestra Señora de Arabia, dedicada a la Virgen María, y nombrada patrona de la toda la península arábiga, un lugar en el que el cristianismo es perseguido y arrinconado, y en países como Arabia totalmente prohibido.
La catedral está dedicada a Nuestra Señora de Arabia, patrona de toda la península arábiga.
El Rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Khalifa, ha cedido un enorme terreno a la Iglesia Católica para que pueda levantar el segundo templo del país. Gracias al tamaño de este espacio se está ya construyendo una gran catedral que podrá albergar celebraciones con capacidad para varios miles de personas, así como otros edificios para formación del clero, residencias, y centros caritativos católicos.
La Virgen, a la vanguardia de la evangelización de Arabia
Pero uno de los elementos más importantes de esta nueva catedral dedicada a María es que está situada a tan sólo a 24 kilómetros de la frontera de Arabia Saudí, país en el que el catolicismo está prohibido pero en el que, sin embargo, viven cientos de miles de católicos.
Camillo Ballín, vicario de Arabia del Norte, que reúne Bahréin, Catar, Kuwait y Arabia Saudí destacaba que además de la prohibición saudí en el resto de reinos “el mayor problema compete a los espacios donde poder realizar las celebraciones. Muchas veces tenemos a disposición una sola iglesia para todas las comunidades y lenguas. Por ejemplo, en Kuwait, hay cinco ritos distintos sólo considerando el rito latino tenemos 13 lenguas distintas, frente a una sola parroquia donde poder oficiar misas y celebraciones”.
Un lugar esencial para los católicos que viven en Arabia Saudí
Precisamente, la falta de templos es un problema mayor que la cantidad de sacerdotes disponibles. Monseñor Ballin agregaba además que “es fundamental responder a las necesidades prácticas, como la construcción de la catedral en Bahréin: el lugar donde se está levantando está a sólo 24 kilómetros de la frontera con Arabia Saudí, y podrá ser un lugar de oración esencial para cuantos viven y trabajan en el reino”.
Esta gran catedral será una ayuda fundamental para miles de católicos que viven en Arabia, será un lugar de evangelización y consuelo en una tierra donde Cristo no está permitido. Este es un paso fundamental para la Iglesia Católica.
El Vicariato de Arabia del Norte recuerda que la Iglesia en esta zona es una iglesia exclusivamente peregrina y migrante. Desde principios de los años noventa, la Iglesia católica ha crecido en la región a gran velocidad. Los expatriados constituyen casi todos los fieles en el Vicariato. Aunque no existen cifras oficiales, se estima que solo en Arabia Saudí hay más de 1 millón de católicos. Kuwait tiene alrededor de 350.000; Bahréin alrededor de 80. 000 y Qatar entre 200.000 a 300,000 católicos.
Los fieles son todos trabajadores migrantes de cien naciones, la mayoría de Filipinas y la India. Alrededor del ochenta por ciento de los fieles pertenecen al rito latino, mientras que el resto pertenece al rito oriental. No sería falso decir que Arabia se ha convertido ahora en el rostro de una comunidad cristiana viva, en un “puente” entre diversas áreas del mundo y, por lo tanto, entre diversas culturas.
Ambos vicariatos, tanto el del Norte como el del Sur, que incluye Omán, Yemen y Emiratos Árabes Unidos, han sido puestos bajo la protección de Nuestra Señora de Arabia. El 16 de enero de 2011, en Kuwait, el cardenal Antonio Cañizares, entonces prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, proclamó a Nuestra Señora de Arabia Patrona de los Vicariatos y de toda la Península Arábiga.
La bendición de Pío XII
Aunque el título de Nuestra Señora de Arabia pueda parecer totalmente reciente, no es casual que la nueva catedral que supondrá un consuelo para los cristianos de Arabia. La devoción a esta advocación mariana comenzó en 1948, precisamente un 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada, cuando la pequeña capilla de Ahmadi, en Kuwait fue dedicada en su honor. La escultura de la Virgen que se colocó en el santuario kuwaití fue bendecida en el Vaticano en 1949 por el Papa Pío XII. Incluso esta capilla fue asociada a la basílica papal de Santa María la Mayor de Roma, otorgándola las mismas indulgencias.
Pío XII bendijo la imagen de Nuestra Señora de Arabia en el Vaticano
El Papa Pío XII, mediante el decreto pontificio Regnum Mariae, fechado el 25 de enero de 1957, declaró a Nuestra Señora de Arabia, patrona principal del territorio y del vicariato apostólico de Kuwait.
Tras la petición del obispo Ballín y la aprobación del cardenal Cañizares, la solemnidad en su honor se celebra ahora el sábado anterior al segundo domingo del tiempo ordinario con el permiso para celebrarlo también el domingo.
El anuncio, en la festividad de Nuestra Señora de Lourdes
Pero todo fue a más cuando el rey de Bahréin cedió este terreno para la construcción de un templo. Esta decisión se transmitió oficialmente al obispo el 11 de febrero de 2013, precisamente Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes. La noticia fue recibida con gran alegría y emoción por todos los fieles en nuestro Vicariato.
La reacción inmediata del vicario al escuchar la buena noticia fue agradecer a la Virgen por su intercesión milagrosa y decidió que la nueva Catedral estaría dedicada a Nuestra Señora de Arabia.
Cómo es la catedral
La catedral tendrá forma octogonal y su aforo será de 2.300 personas. En los cuatro rincones del templo, se encuentran la Capilla del Santísimo Sacramento (para 160 personas), la Capilla de Nuestra Señora de Arabia (también para 160 personas) y la Capilla de los Confesionarios. La cuarta esquina es para los ascensores de transporte hacia y desde la Catedral y la zona de estacionamiento subterráneo.
El edificio tiene un anexo de cinco pisos de altura. Están destinados a las actividades de la comunidad parroquial (salas para catecismo, varias reuniones de grupo, etc.) y la residencia y oficinas del obispo y sacerdotes a cargo de la catedral. También hay una casa de huéspedes para la formación en los pisos tercero y cuarto, y sedes de distintas organizaciones católicas. Además, la catedral tendrá un enorme patio abierto que puede albergar celebraciones de más de 6.000 personas.
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