ReL 21 noviembre 2016
Panem Nostrum pretende ayudar a las comunidades que viven en clausura |
Mazapanes de los conventos de Toledo,
dulces suspiros de las monjas clarisas, cerveza artesanas de los
trapenses, mermeladas de las cistercienses, y un sinfín de productos
culinarios que tienen como nexo de unión el haber sido realizados en
distintos conventos y monasterios de toda la geografía española.
Esta es la tienda Panem Nostrum, que funciona en la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada pero que también vende a través de internet a través de la página panemnostrum.es, y que tiene como principal y único objetivo ayudar a todos los religiosos y religiosas de clausura para que puedan seguir sobreviviendo y así también promocionar sus productos.
La creadora de Panem Nostrum, Ana María Muñoz, cuenta que decidió crear este proyecto después de una experiencia que vivió su hija. “Hace unos años fue en misión a Chile. Para financiar el viaje de los jóvenes se planteó contactar con las monjas de diversos conventos con objeto de vender sus pastas y me presté a colaborar”, recuerda.
“En esos días me encontré con una triste realidad. Muchos conventos tenían una penuria material mucho más allá de lo deseado. No conseguían ingresar lo suficiente para mantenerse y en algunos casos se ven obligados a recurrir a los bancos de alimentos. Ante esa penosa situación se me metió en la cabeza que tenía que hacer algo por ellas y así surgió el proceso”.
Esta es la tienda Panem Nostrum, que funciona en la localidad madrileña de Villanueva de la Cañada pero que también vende a través de internet a través de la página panemnostrum.es, y que tiene como principal y único objetivo ayudar a todos los religiosos y religiosas de clausura para que puedan seguir sobreviviendo y así también promocionar sus productos.
La creadora de Panem Nostrum, Ana María Muñoz, cuenta que decidió crear este proyecto después de una experiencia que vivió su hija. “Hace unos años fue en misión a Chile. Para financiar el viaje de los jóvenes se planteó contactar con las monjas de diversos conventos con objeto de vender sus pastas y me presté a colaborar”, recuerda.
“En esos días me encontré con una triste realidad. Muchos conventos tenían una penuria material mucho más allá de lo deseado. No conseguían ingresar lo suficiente para mantenerse y en algunos casos se ven obligados a recurrir a los bancos de alimentos. Ante esa penosa situación se me metió en la cabeza que tenía que hacer algo por ellas y así surgió el proceso”.
En esta tienda se venden productos de conventos de clasurura de toda España |
De esta manera comenzó la andadura de esta tienda de productos de
clausura y ahora que se acerca la Navidad son muchos, también
empresarios, los que realizan cestas formadas por productos de estos
conventos y así además de disfrutar de su calidad hacen una obra de
caridad.
Para Ana María Muñoz la experiencia está siendo muy gratificante. “Ahora después de casi dos años viajando por España y conociéndolas he hecho muchas amigas. Su dulzura y alegría es lo que me mantiene en la dura lucha del día a día para sacar este proyecto adelante”, afirma.
Para Ana María Muñoz la experiencia está siendo muy gratificante. “Ahora después de casi dos años viajando por España y conociéndolas he hecho muchas amigas. Su dulzura y alegría es lo que me mantiene en la dura lucha del día a día para sacar este proyecto adelante”, afirma.
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