En la audiencia el Santo Padre pone en guardia ante el amor hipócrita
Peregrinos chinos con una imagen de la Virgen de Fátima (Osservatore Romano©) |
(ZENIT- Ciudad del Vaticano, 15 Mar. 2017).- “Más grave del odio es
el amor vivido con hipocresía; es egoísmo disfrazado y travestido de
amor”. Fue el mensaje dirigido a los peregrinos de lengua árabe, en
particular a aquellos provenientes de Siria, Líbano y Oriente Medio.
A ellos el pontífice les recordó en los saludos que siguieron a su
catequesis, que el amor verdadero, como enseña san Pablo, “es paciente,
es servicial; no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no
procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene
en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se
regocija con la verdad”.
Porque el amor “todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera y todo
lo soporta”, concluyó el Papa antes de ser traducido en árabe por su
secretario Mons. Yoannis Lahzi Gaid, copto de Egipto.
El Papa invitó también a los peregrinos de lengua francesa a estar
llenos de esperanza en el camino cuaresmal “ciertos de que a través de
nuestros fracasos, el amor de Dios es más fuerte y nos dona la ocasión
de renovar nuestro corazón para estar a su servicio y al de nuestros
hermanos”.
Al saludar a los peregrinos de lengua italiana el Papa demostró su
alegría al recibir a los participantes en el Congreso promovido por el
Movimiento de los Focolares en ocasión del 50 aniversario de su
fundación. A ellos los animó a dar testimonio de la belleza de las
nuevas familias, guiados por la paz y por el amor de Cristo.
A los peregrinos de lengua inglesa deseó que la cuaresma sea “un
tiempo de gracia y de renovación espiritual” e invocó sobre todos ellos
la alegría y la paz del Señor Jesús.
Al saludar a los peregrinos provenientes de los países de lengua
alemana y de los Países Bajos, el Papa instó a que “plasmados por la
gracia del Señor” puedan “volcar en los hermanos el amor que Dios dona
cada día”. Mientras que para los peregrinos de lengua portuguesa pidió
“que el Espíritu Santo ilumine las decisiones de sus vidas, para cumplir
fielmente la voluntad del Padre”.
Para los jóvenes, los enfermos y los recién casados el pontífice
deseó que este tiempo cuaresmal favorezca el acercamiento a Dios,
indicando para los primeros el “ayuno de las malas costumbres” para
“adquirir mayor dominio sobre sí mismos”. La oración como el medio para
sentir cerca a Dios en el sufrimiento, a los enfermos, y el ejercicio de
las obras de caridad a los recién casados para “vivir la propia
existencia conyugal abriéndola a las necesidades de los hermanos”.
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