“Lutero 500 años después. Una relectura de la reforma luterana en el contexto histórico eclesial”
Padre Ardua, Dr. Greg Burke, Mons. Johannes Grohe |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 23 Mar. 2017).- Los estudios históricos
y su perspectiva permiten hoy entender que la Reforma protestante no se
explica solamente por motivos teológicos. Y si bien existieron
malentendidos en la raíz de la rotura, había sobre todo un contexto
histórico, político y económico, sin el cual no hubiera sido posible una
cisión de la cristiandad.
Lo indicó este jueves el presidente del Comité pontificio de ciencias
históricas, padre premonstratense, Bernard Ardura, quien acompañado por
el profesor Johannes Grohe, ordinario de historia medieval en la
Universidad pontificia de la Santa Cruz, tuvieron un encuentro con los
periodistas en la Oficina de prensa de la Santa Sede.
Allí explicaron el Congreso Internacional de estudio organizado por
el el Comité pontificio de ciencias históricas, con motivo del V
centenario de la reforma luterana, que se realizará del 29 al 31 de
marzo en el Instituto María Santísima Niña, situado a dos pasos del
Vaticano.
El título del encuentro será “Lutero 500 años después. Una relectura
de la reforma luterana en el contexto histórico eclesial”, el cual dará
una serie de datos históricos que permitirán entender mejor cuanto
sucedido.
Interrogado por ZENIT, el padre Ardura señaló que en la Reforma, “hay
relecturas que permiten descubrir que existieron malentendidos y esto
lo hemos ya vivido con las Iglesias Ortodoxas”. Señaló por ejemplo el
tema de la justificación, sobre la fe y las obras, que era central en la
Reforma y que recientemente “fue objeto de un acuerdo entre las dos
Iglesias, que permite entender que con palabras diversas tenemos una
comunión en la misma fe”.
Reconoció entretanto que quedan pendientes “otros aspectos, como la
constitución misma de la Iglesia, el rol del ministerio en el interior
de la Iglesia, la sucesión apostólica, el lugar de los sacramentos”.
Todos estos son “temas que aún se mantienen aún abiertos”.
“La perspectiva histórica -prosiguió el presidente del Comité
pontificio de ciencias históricas- nos permite entender más en
profundidad. Porque Lutero no llega en medio de una Iglesia que sería
para tirar”, por el contrario “llega en una Iglesia conoce ya en la
segunda parte del siglo XV, elementos de reforma”.
Aseguró que en el congreso “presentaremos tantos ejemplos en varios
países de Europa, a nivel de los obispos, pero sobre todo las reformas
en el interior de las órdenes religiosas, sean Benedictinos,
Premonstratenses, Cistercienses. Sea en Inglaterra, Bohemia, Italia o en
Francia”.
Así la perspectiva histórica “permite entender mejor otro aspecto:
cuáles son los elementos no teológicos que llevaron a la rotura. No nos
olvidemos que en Alemania existían tensiones entre los príncipes y el
emperador de que era era la cabeza del Sacro imperio católico y era la
encarnación del imperio católico”. Y recordó que el emperador era
llamado “majestad imperial apostólica”.
En ese contexto “el protestantismo encontró especialmente en los
príncipes alemanes su punto de difusión”. Sin olvidar “aspectos
económicos como la secularización de los bienes eclesiásticos”.
Por todo esto “solamente las cuestiones teológicas no explican la
reforma luterana”, indica el profesor Ardua, porque “la Iglesia es
semper reformanda, y ya entonces la Iglesia que estaba en un proceso de
reforma”.
“Al inicio Lutero -explica el profesor- quiere un camino espiritual,
hacer una reforma en el interior de la Iglesia, pero después hay una
evolución y una presión de todas las partes, que desembocarán en la
rotura”.
El desafío pero, era “coincidir en comunión”, como lo fueron las
reformas que la Iglesia tuvo en el interior a lo largo de los siglos.
Otro aspecto que señaló el director del Comité histórico, “es la
praxis concreta de las indulgencias, que es la chispa que hace incendiar
la pólvora. Porque hay modos de hacer que uno se da cuenta después de
tanto tiempo, que no están en consonancia con la realidad espiritual”. Y
precisó esta idea indicando que “aún hoy cuando se piden indulgencias a
la penitenciaría apostólica, está escrito en grandes letras: ‘esto es
gratuito’, Porque la indulgencia es un don de Dios que no se compra. Y
existieron modos de hacer que eran muy contestables”.
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