Sara: un testimonio sencillo y contundente
Sara con el pequeño William, en el zoo. |
ReL 18 julio 2016
"Han pasado doce años desde que fui violada. Finalmente estoy preparada para romper mi silencio y contar mi historia": es Sara Gerardo quien introduce así el relato del aborto al que se negó en el último momento, un testimonio que recoge Life Defenders bajo el título Mi violador no arruinó mi vida ni la de mi hijo:
Durante casi un año fui forzada contra mi voluntad y sometida a abusos. Cuando finalmente conseguí liberarme, estaba embarazada. Todo el mundo me animó a abortar, y en aquel momento parecía lógico. ¿Quería tener al hijo de un violador? ¿Y si el niño resultaba ser igual que él? ¿Quería tener viviendo conmigo al recordatorio diario de mi violación? Aunque por motivos de salud me falla la memoria, recuerdo el día en que acudí al médico, antes de la cita que ya tenía para el aborto. Recuerdo rezar pidiendo perdón y confiando en estar tomando la decisión correcta. Estaba dispuesta a seguir adelante hasta que escuché el latido del corazón de mi hijo. Entonces el especialista en ecografías me dijo: "Su hijo parece estar perfectamente". ¡¡Mi hijo!!
No dijo "el hijo de mi violador". Ni "una masa de tejido". Un corazón latiendo. Un niño. Mi hijo.
Mi hijo no era culpable de nada de lo que había hecho mi violador, y no merecía morir. Matarle no cambiaría nada de lo que había ocurrido. ¡Él era MI hijo! No podía seguir adelante con el aborto. Viví sin hogar durante algún tiempo, pero conservar a mi hijo fue la mejor decisión que he tomado en mi vida. Finalmente conseguí un trabajo y comencé a trabajar para un ascenso, algo que nunca habría hecho sin mi hijo. Finalmente conseguí un aumento de sueldo. Y soy la primera persona en ambas ramas de mi familia que consigue una licenciatura.
¡Recuerdo tan claramente el día en que nació mi hijo, y cómo le tenía en
brazos sin podérmelo creer! ¿Cómo podía alguien ser tan perfecto? ¿Cómo podía yo amar a alguien tanto y tan absolutamente? Me maravillaba cada parte de él. Mi maravilloso pequeñín...
Hoy estoy casada y tengo dos hijos más, y estoy a punto de conseguir el doctorado. En cuanto a mi hijo, es alguien increíble. Tiene muy buen corazón. Cuando tenía cinco años, comenzó a recaudar fondos para obras de caridad, y sus esfuerzos le ganaron el reconocimiento del actor Patrick Dempsey.
William es muy brillante, tiene un coeficiente de inteligencia por encima de 120. Ha sido captado por uno de los mejores colegios del país, le subieron de curso y forma parte del programa de excelencia.
Mi hijo no se comporta como mi violador. No se parece mucho a él. No es un recordatorio diario del abuso que padecí. Es MI hijo, mi tesoro. El día que escuché latir su corazón, me convertí en provida. ¡Sin excepciones! Traducción de Carmelo López-Arias.
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