Relata su estremecedor testimonio en la fiesta de la Asunción
La religiosa fue brutalmente violada durante la persecución religiosa que se produjo en India en 2008 |
Asia News 15 agosto 2015
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“Estamos conscientes de la existencia
del mal, sin embargo seguimos caminando hacia el encuentro con el futuro
con confianza y esperanza”. Quien habla así a Asia News es Sor Meena Barwa,
religiosa originaria de Kandhamal (Orissa). Cercana la fiesta de la
Asunción, la hermana de la orden de las Servidoras de María vuelve a
hablar de su “personal Pasión”: la violencia sufrida durante la
persecución anticristiana de 2008. Fue violada brutalmente por un grupo de hombres y para colmo la Justicía absolvió a la mayoría de ellos.
“Fui aplastada por el mal que se me ha hecho, pero me aferré a la
verdad, al bien, a la dignidad de mi persona y a mi vocación”. Y en “los
largos períodos obscuros y de soledad después de mi trauma”, explica,“María a los pies de la cruz fue mi fuente de curación y de serenidad”.
Esta es la reflexión de Sor Meena Barwasobre sobre lo que vivió
La garantía del amor de Dios, reforzada por la Madre de Cristo a los pies de la cruz, me apoyaron durante mi personal Pasión. A través de María, nosotras mujeres fuimos dotadas de dones de coraje y tenacidad, sensibilidad y compasión, intuición y sacrificio personal.
En mi corazón está el sigilo del amor del Padre y nada ha podido separarme de este amor.
Fui aplastada por el mal que me han hecho, pero me aferré a la verdad,
al bien, a la dignidad de mi persona y a mi vocación. Si por una parte
no comprendo por qué haya sido permitido que me sucediese todo esto, sé
que el haber sido violada fue porque era una hermana religiosa, la
esposa de Cristo.
Durante los largos períodos de oscuridad y soledad, después de mi
trauma, María a los pies de la cruz fue mi fuente de curación y
serenidad. Reflexionando con devoción sobre la Pasión de María,
contemplé a la Madre herida e indefensa. Era madre de un criminal, de
una persona desnudada y deshonrada, de un hombre deshonrado y
despreciado, de una víctima de la fuerza bruta y de la crueldad
inhumana. Sin embargo, la creencia de María en el amor de Dios
permaneció fuerte y fiel. La pasión de María representó el inicio de mi paz curativa y de mi coraje.
Pertenezco a la congregación de las Servidoras de María. La vida de
María fue la de servir a Dios como su esclava. Ella ofreció su vida
como un don al Señor y a la humanidad. En la fiesta de la Asunción, con
gracia también yo digo: “Soy la sierva del Señor y de María”.
Soy una hermana consagrada, la esposa de Cristo y fue la maternidad
divina la que me trajo hasta aquí. María es el símbolo de la victoria
del amor, del bien, de la verdad de Dios. Creyendo en el Único que me
ama. María me mostró el camino para encontrar la felicidad.
Esta fiesta de la Asunción es un gran día para mí a nivel personal,
para nuestra congregación religiosa y para todas las mujeres del
universo. La Asunción de María dirige nuestra mirada hacia el Paraíso.
Somos conscientes de la existencia del mal, sin embargo caminamos hacia
el encuentro del futuro con confianza y esperanza. El cristianismo es
una religión de esperanza; a través de María, somos portadoras de
esperanza.
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