ReL 25 agosto 2015
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El padre Juan José Gallego es dominico y lleva años consagrado a la lucha contra el demonio en la diócesis de Barcelona. |
Este lunes, el diario El Mundo publicó una entrevista con Juan José Gallego, exorcista en la diócesis de Barcelona, doctor en Teología por la Universidad de Santo Tomás de Aquino (Roma) y licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona.
El sacerdote afirma que no tiene contados el número de exorcismos que ha practicado: "De lunes a viernes tengo cinco entrevistas cada día de casos o posibles casos. Así desde hace nueve años ya... El 50% de los que vienen tiene un problema de salud mental".
Según su experiencia, cuando el demonio se manifiesta los poseídos "pierden el conocimiento, hablan lenguas extrañas, tienen una fuerza desorbitada, malestar profundo, ves a señoras educadísimas vomitando, blasfemando".
"Donde está sentado usted", le dice don Juan José a su entrevistador, "un muchacho al que por la noche el demonio le quemaba la camisa y cosas de esas, me decía lo que le proponían los demonios: ´Si haces un pacto con nosotros, no te va a pasar nada más de lo que te está pasando´".
Cuando le preguntan por su caso "más terrorífico" habla de una señora ecuatoriana: "Me llamó su marido y me dijo que cuando ella veía algún signo religioso perdía el conocimiento y caía al suelo... Llegué con retraso a la cita. Cuando lo hice, ella estaba en el suelo, inconsciente, se había caído a la puerta de un convento. Tenía un nene de tres años. Entré aquí, cogí el agua bendita, me puse la estola, aquello fue impresionante... Se arrastraba por el suelo como una culebra. Le echaba agua bendita y se retorcía. Le quemaba. El niño trató de acercarse a su madre y ella le quiso atacar. Tuvimos que coger al niño. Entonces fue a por mí... Recuerdo otro caso: un chico de 16 años sin estudios poseído por el demonio. Me dijo en un latín perfectísimo: ´Te ordeno que no vuelvas a rezar ningún Padrenuestro´".
En algunos exorcismos el demonio se ríe "con risas sarcásticas" porque "es un amargado total", afirma el exorcista, quien reconoce que su oficio es "bastante desagradable": "Al principio tenía mucho miedo. No hacía más que mirar para atrás y en todas partes veía demonios... Mire, el otro día estaba haciendo un exorcismo. ´¡Te mando! ¡Te ordeno!´... Y el Maligno, con una voz tremenda, me soltó: ´Galleeeego, te estás passsaaaando´. Temblé".
El padre Gallego aplica la prudencia en su labor pastoral: "Tengo que esforzarme por no ser muy crédulo. La certeza total de que alguien está poseído no la he tenido nunca". Y avisa, como ha hecho en otras ocasiones, de que el reiki y el yoga "pueden ser" puertas de entrada del demonio: "Puede meterse un poco por ahí". El mal, dice, hay que alejarlo de casa: "Si lo pones a la puerta, si te descuidas, a la mínima, se te mete para dentro".
En cuanto al pecado que más le gusta al Maligno, lo tiene claro: "La soberbia".
El sacerdote afirma que no tiene contados el número de exorcismos que ha practicado: "De lunes a viernes tengo cinco entrevistas cada día de casos o posibles casos. Así desde hace nueve años ya... El 50% de los que vienen tiene un problema de salud mental".
Según su experiencia, cuando el demonio se manifiesta los poseídos "pierden el conocimiento, hablan lenguas extrañas, tienen una fuerza desorbitada, malestar profundo, ves a señoras educadísimas vomitando, blasfemando".
"Donde está sentado usted", le dice don Juan José a su entrevistador, "un muchacho al que por la noche el demonio le quemaba la camisa y cosas de esas, me decía lo que le proponían los demonios: ´Si haces un pacto con nosotros, no te va a pasar nada más de lo que te está pasando´".
Cuando le preguntan por su caso "más terrorífico" habla de una señora ecuatoriana: "Me llamó su marido y me dijo que cuando ella veía algún signo religioso perdía el conocimiento y caía al suelo... Llegué con retraso a la cita. Cuando lo hice, ella estaba en el suelo, inconsciente, se había caído a la puerta de un convento. Tenía un nene de tres años. Entré aquí, cogí el agua bendita, me puse la estola, aquello fue impresionante... Se arrastraba por el suelo como una culebra. Le echaba agua bendita y se retorcía. Le quemaba. El niño trató de acercarse a su madre y ella le quiso atacar. Tuvimos que coger al niño. Entonces fue a por mí... Recuerdo otro caso: un chico de 16 años sin estudios poseído por el demonio. Me dijo en un latín perfectísimo: ´Te ordeno que no vuelvas a rezar ningún Padrenuestro´".
En algunos exorcismos el demonio se ríe "con risas sarcásticas" porque "es un amargado total", afirma el exorcista, quien reconoce que su oficio es "bastante desagradable": "Al principio tenía mucho miedo. No hacía más que mirar para atrás y en todas partes veía demonios... Mire, el otro día estaba haciendo un exorcismo. ´¡Te mando! ¡Te ordeno!´... Y el Maligno, con una voz tremenda, me soltó: ´Galleeeego, te estás passsaaaando´. Temblé".
El padre Gallego aplica la prudencia en su labor pastoral: "Tengo que esforzarme por no ser muy crédulo. La certeza total de que alguien está poseído no la he tenido nunca". Y avisa, como ha hecho en otras ocasiones, de que el reiki y el yoga "pueden ser" puertas de entrada del demonio: "Puede meterse un poco por ahí". El mal, dice, hay que alejarlo de casa: "Si lo pones a la puerta, si te descuidas, a la mínima, se te mete para dentro".
En cuanto al pecado que más le gusta al Maligno, lo tiene claro: "La soberbia".
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