Zenit / Asianews 13 agosto 2015
|
Cristianos chinos evitan que destruyan la cruz de su iglesia |
Por esta “causa justa” y para proteger al símbolo sagrado del cristianismo, el clero católico de la diócesis de Wenzhou “está listo para todo, incluso para morir”. Esto es cuanto han afirmado lo sacerdotes en una declaración firmada el pasado 18 de julio que llevaba por título “¡Gritad! Dejad de guardar silencio”.
En su escrito, el clero de la diócesis meridional ha invitado “a
todos aquellos que buscan la justicia en su corazón” a intervenir de
manera pacífica y de acuerdo a la ley para frenar la campaña de
demoliciones en curso en Zhejiang. La medida está suscitando una gran resistencia entre los fieles cristianos,
sacerdotes, obispos y pastores protestantes que han difundido varias
cartas abiertas, han utilizado las redes sociales y han convocado
diferentes manifestaciones para expresar su disenso.
En los últimos meses, más de 400 iglesias cristianas se han visto
afectadas por la nueva legislación sobre edificios religiosos decretada
por el gobierno chino. En la práctica, la aplicación de la normativa se
ha traducido en la demolición de cruces e, incluso, de templos enteros.
El caso de la ciudad de Wenzhou, ciudad de 9 millones de habitantes al
sur de Shanghai, en la región de Zhejiang, es especialmente llamativo.
En esta ciudad --conocida por muchos como la Jerusalén china--, las autoridades han declarado ilegales más de doscientos templos cristianos, algunos de los cuales ya han sido demolidos.
El líder del Partido Comunista en Zhejiang es conocido por su hostilidad hacia el cristianismo.
No obstante, muchos fieles opinan que la campaña de demoliciones ha de
estar orquestada desde Pekín por el propio presidente chino Xi Jinping.
En su última visita a Zhejiang en mayo pasado, Xi advirtió que la
religión en China debía de ser “independiente de influencias
extranjeras”.
Carta abierta del clero católico de la diócesis de Wenzhou
El año pasado el gobierno de la provincia de Zhejiang lanzó una
campaña llamada “Tres ajustes y una demolición”; a lo largo del tiempo
ha empeorado cada vez más, y ahora la naturaleza de esta campaña ha
cambiado totalmente. En este momento, hay una clara intención de
eliminar las cruces de cada una de las iglesias. En toda nuestra
diócesis no hemos sido serviles ni sumisos -hemos sido propositivos,
hemos orado de manera ardiente, hemos comunicado la situación de manera
racional y hemos observado la situación con calma, esperando que las
nubes negras pasaran.
Pero algunas personas no sólo no han desacelerado esto sino que se
han vuelto más agresivas áun; como si pensaran enfrentar un enemigo
mortal cuando tenían en su mira al símbolo del amor universal - la Cruz.
Han omitido los deseos de las masas y han presentado las “Regulaciones
de la provincia de Zhejiang para los edificios religiosos”, que ni
siquiera están de acuerdo con la jurisprudencia básica; se han burlado
de la población y han buscado llevar adelante sin tregua su campaña para
tirar abajo cada una de las cruces.
Y no sólo eso. Nuestros petitorios pacíficos así como las
manifestaciones de apoyo llevadas adelante por nuestros parroquianos han
sido tratadas como conductas ilegales. Realmente es verdad el antiguo
proverbio chino “el funcionario [gubernamental] puede provocar
incendios, pero la gente común no puede ni siquiera encender una
lámpara”. Pero “detén el agua de un arroyo y habrá una inundación; ponte
a callar la voz del pueblo y habrá un desastre aún peor”. ¿Es
verdaderamente el caso que un gobierno que declara servir al pueblo
lleve nuevamente a una nación hacia lo que Liang Qichao definía como “un
gobierno que no se destaca en nada, más que en la represión de sus
propios ciudadanos?”.
Más buscan suprimir el reclamo de justicia, más demuestran la
seriedad de la crisis social, la frágil confianza en su dominio y su
incapacidad para manejar la cuestión. Si continúan eliminando las cruces
como si se tratase de una enfermedad grave, entonces China - que luego
del Gran salto adelante y la desastrosa Revolución cultural está camino a
un desarrollo pacífico - será arrojada en una nueva calamidad.
En tanto individuos con derechos humanos otorgados por Dios, cada
una de las personas tiene derecho a creer. Para salvaguardar la cruz y
preservar nuestro derecho básico a la libertad de credo continuaremos
vigilándonos y defendiéndonos los unos a los otros, montando una
resistencia nacional y razonable.
Como ciudadanos de China anhelamos una democracia más profunda y
más inclusiva, y un estado de derecho. Aquellos dirigentes que obligan a
sus subordinados a participar [en las demoliciones], emanando órdenes
que imponen a los demás que deben destruir; aquellos que violan la
Constitución; aquellos que voluntariamente infringen la dignidad de la
ley, violan procedimientos administrativos, usan el propio poder para
confundir el derecho, minando sin más el estado de derecho...Todas estas
personas están siendo denunciadas de manera decisiva y es necesario
resisistirlas. Deben ser llevadas ante la justicia.
Como hijos e hijas de la Iglesia, todos nosotros anhelamos una
situación de paz y estabilidad a largo plazo. De ningún modo podemos
retroceder a allí donde “la gente ordinaria sufre ya sea en tiempo de
prosperidad o de crisis”; no permitamos que nadie vaya contra el
desarrollo armonioso.
Todos los cristianos de China llevan dentro de sí un sentido de
misión, rindiendo honor al Señor y haciendo el bien frente al prójimo.
Al mismo tiempo, hemos deseado por tanto tiempo una situación cultural,
religiosa y social que fuese tolerante, en la cual adaptar la religión
cristiana a la cultura china. Las autoridades de la provincia de
Zhejiang demolieron las cruces como venganza. ¿Es éste vuestro modo de
entender la “chinacización de la religión” anunciada ya hace algún
tiempo por Xi Jinping?
En un momento en el cual cual "el viento está soplando a través de
la torre y anuncia una tempestad en aumento en la montaña", tomaremos
sobre nosotros aún más la gran responsabilidad de rejuvenecer al pueblo
chino, y creeremos siempre más firmemente que nosotros somos también la
espina dorsal y la bendición de la nación china. Mirando las cruces caer
una tras otra, hemos gritado de rabia y hemos enjugado lágrimas de
dolor. Pero usaremos con sabiduría cada método disponible para volver a
erigir las cruces. Cuando sea removida una cruz, serán construidas un
millón de cruces: en el corazón de cada hombre, a lo largo de las
avenidas y en los callejones, y en la casa de cada familia.
La Iglesia, en el curso de su historia, ha crecido y ha prosperado
bajo la persecución o el favor del soberano. Nosotros suplicamos
ardientemente la misericordia del Señor, que nos conceda el coraje de
morir por aquello que es justo, por la paz de la nación, por el
verdadero crecimiento de la nación china, listos para hacer cualquier
sacrificio que nos sea pedido.
Como está escrito en la Biblia (Amos 5, 24): " ¡Que el derecho
corra como el agua, y la justicia sea como un torrente inagotable!". Por
la libertad de la religión, por la dignidad de la ley, para el continuo
desarrollo de China, para el bienestar a largo plazo del pueblo chino,
todos los creyentes a lo largo de toda China, aquellos decenas de
millones [de personas] plenas del sentido de justicia – ¡Basta de
permanecer en silencio! ¡Gritemos!
El cuerpo entero del clero cristiano de la diócesis de Wenzhou
in
Sem comentários:
Enviar um comentário