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sexta-feira, 7 de agosto de 2015

«Y ojos ¿le interesan?», dice la dirigente de Planned Parenthood mientras toquetea uno con la aguja

El cuarto vídeo, concluyente: la «investigación» es propaganda

Planned Parenthood justifica en la investigación el escándalo de la venta de órganos de niños abortados. El vídeo muestra que es sólo una estrategia para disimular el negocio.
C.L. / ReL 31 julio 2015

La serie de reportajes con cámara oculta realizados por The Center for Medical Progress sobre el negocio de Planned Parenthood vendiendo trozos y órganos de bebés abortados llega a su cuarta entrega, difundida este jueves. (Ver abajo el vídeo: ADVERTENCIA: a partir del minuto 8:45 y hasta el final las imágenes son sumamente desagradables.)

En ella nos encontramos con viejos conocidos del capítulo anterior. Como Cecile Richards, presidente de la organización abortista, quien abre el vídeo negando en un programa de televisión que se cobre por las "muestras" de "tejido". Se trata, alega, sólo de los costes de traslado de las mismas.

Inmediatamente nos encontramos con los hechos, que vuelven a desmentirla por medio de la doctora Savita Ginde, vicepresidenta y directora médica de Planned Parenthood en Rocky Mountains (Colorado), con quien en el vídeo anterior los falsos compradores alcanzaban un acuerdo sobre precio y concepto de la compensación. Esta vez la conversación discurre más bien sobre la implicación de Planned Parenthood en el negocio y sobre la forma de disimularlo ante la opinión pública explicando que son restos cedidos para investigación. Lo cual es cierto, pero lo hacen, y de nuevo las imágenes lo evidencian, como una retribución extra para los aborteros.

A partir del minuto 8.40 y hasta el final nos encontramos de nuevo con imágenes extremadamente desagradables del proceso de selección de órganos de un niño recién asesinado.

-[Se oye un chasquido.] ¿Qué fue ese chasquido? ¿Trozos de cráneo? -pregunta el falso comprador.
-Sí -musita la asistente-. Quiero ver una pierna. Aquí hay un pie.
-¡Es un bebé! -dice la doctora Ginde.
-¿Es eso el corazón? -pregunta el gancho.
-Creo que sí, aquí está el corazón -afirma la asistente femenina.
-Todo el mundo intenta sacarlos -asegura Ginde.
-Creo que si intento sacarlo lo aplastaré con los dedos -lamenta la asistente.

Luego el vídeo vuelve a reproducir la conversación sobre el carácter "intacto" (que es por lo que se cobra) de los riñones, a los que califican, entre risas, como "cinco estrellas". (Pincha aquí para recordar esa broma brutal en el tercer vídeo, y la subsiguiente discusión sobre el precio y el sistema de pago.)

Seguidamente asistimos a una escena difícilmente soportable en su inhumanidad.

-¿Así que la gente quiere cerebro? ¿Y qué hacen con el cerebro? -pregunta la doctora Ginde a su supuesto cliente.
-Sí, cerebro, lo que puedes hacer es...
-¿Y los ojos le interesan a la gente? -interrumpe Ginde, mientras toquetea con la aguja un globo ocular perfectamente visible sobre l bandeja de vidrio.
-Sí -responde el comprador-, aunque generalmente los quieren más desarrollados que esos. Y luego el cráneo... ahí había un cerebro.
-¿Se salió? -pregunta Ginde.
-Sí, se salió con el agua.
-¿Sabe? -continúa la abortera-. Muchas veces, en el segundo trimestre, ni siquiera ponemos agua, porque es tan grande que puedes poner tu mano ahí y coger las partes.
-Sí, simplemente cogerlas. Así que no creo que quedase destrozado por la guerra.
-¿Destrozado por la guerra? -pregunta, estupefacto, el comprador, y se ríe-. ¡Oh, querida...!
-Aquí hay algunos órganos para usted, están todos unidos: estómago, riñón, corazón, suprarrenales. No sé que más hay ahí, en eso tan pequeño.
-No veo las piernas. ¿Tú ves las piernas? -se pregunta el asistente masculino.
-¡Otro varón! -proclama bromeando la asistente.

La prueba del engaño

Antes de esas escenas no aptas para todos los estómagos (más por la repugnancia moral que por la repugnancia fisica), el vídeo muestra una larga conversación en el despacho de la doctora Ginde en la cual, de forma inequívoca, la abortera explica que la referencia a la "investigación" a la que se destinan los restos humanos (la Universidad de Colorado tiene un convenio con Planned Parenthood) es una forma de disimular el negocio ante la opinión pública.

Comienza explicando que en un "buen día" realiza 20 o 25 abortos: "Pero no todos en la edad gestacional en la que estáis interesados", añade enseguida. "Porque queréis principalmente por encima de 14 semanas, ¿no?", confirma. De esos, son entre 3 y 7 al día, y que ofrezcan órganos "intactos", menos del 10%.

En el minuto 3:20, la doctora Ginde pide criterios para saber qué se considera un órgano "intacto" (que son por los que cobra), y solicita que le envíen fotos para comparar, aunque se confiesa "entrenada": "He visto hígados, he visto estómagos, he visto un montón de tejido nervioso... Normalmente ves salir todo el cerebro" (hace un expresivo gesto para reforzar la idea). Añade que con 17 o 18 semanas esos órganos son de mayor tamaño, y que entrenan a los aborteros para que no destrocen las piezas con las que van a traficar.

A partir del minuto 4:37, Savita Ginde afirma con toda rotundidad que quiere realizar ese negocio de forma coordinada con otros abortorios de Planned Parenthood: "Tenemos que estar coordinados unos con otros. Tenemos que asegurarnos de que todos decimos lo mismo, y de que los CEO dicen lo mismo".

A continuación, los compradores explican que debe haber una compensación, que ellos van a pagar, porque hay unos costes ante la opinión pública. Entonces Savita pregunta si "otros centros de Planned Parenthood están haciendo esto como investigación, o mediante un contrato independiente": "Porque, aunque se haga como investigación", continúa la abortera, "si resulta que alguien lo está haciendo sólo como negocio, tiene un matiz diferente". Y dice entonces que lo hablará con Deborah Nucatola (protagonista del primer vídeo) "para ver quién más está involucrado y actuar conjuntamente".

En el minuto 6:43, el comprador recuerda que, según Nucatola, "a nivel nacional se decidió que hablar de investigación era una exageración para referirse a conseguir tejido, porque realmente no es investigación, es sólo conseguir...".

Y entonces la doctora Ginde le interrumpe y confiesa la realidad:

-Lo sé, pero ponerlo bajo el paraguas de la investigación nos da un punto donde agarrarnos.
-¡Suena mejor! -precisa el comprador.
-Sí. Y en público creo que tiene más sentido meterlo en el apartado de investigación que como un asunto de negocios.

Tras la confesión, la abortera insiste en que quiere que todos los Planned Parenthood lo planteen de la misma forma, como investigación o no como investigación. Por último, dice que confía en que sus abogados harán bien su tarea "para que no se diga que vendemos partes fetales de un estado a otro".



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