El jubileo concluirá el 25 de noviembre de 2014, cuando se cumplen los 400 años de la congregación
La última comunión de San José de Calasanz, de Francisco de Goya y Lucientes. 1814. (Museo de la Residencia Calasanz, Madrid). |
(ZENIT – Roma).- El papa Francisco envió un mensaje por el Año
Jubilar de Calasanz, dirigido al prepósito general de los padres
esculapios, el sacerdote Pedro Aguado Cuesta.
Este jubileo fue inaugurado el 27 de noviembre pasado en la iglesia
de San Pantaleo en Roma, con uma misa presidida por el cardenal João
Braz de Aviz. El jubileo concluirá el 25 de noviembre de 2014, cuando se
cumplen los 400 años de la congregación religiosa de san José de
Calasanz a partir de las Escuelas Pías.
“El Papa Pablo V, hace 400 años, comprendió que era el Espíritu Santo
quien guiaba a José de Calasanz a dedicarse a la educación de los niños
que en aquel tiempo vagaban por las calles de Roma, y por eso erigió la
Congregación Paulina de los Pobres de la Madre Dios de las Escuelas
Pías”, como “la primera Congregación en la Iglesia dedicada
exclusivamente a la educación de los niños y jóvenes, especialmente los
más pobres”, escribe Francisco.
“Les invito a vivir este Año Jubilar –añade el Santo Padre– como un
nuevo ”Pentecostés de los Escolapios. Que la casa común de las Escuelas
Pías se llene de Espíritu Santo, para que se cree en ustedes la comunión
necesaria para llevar adelante con fuerza la misión propia de los
Escolapios en el mundo, superando los miedos y barreras de todo tipo”.
Les invita por ello a salir: “Que sus personas, comunidades y obras
pueden irradiar en todos los idiomas, lugares y culturas, la fuerza
liberadora y salvadora del Evangelio. Que el Señor les ayude a tener
siempre un espíritu misionero y disponibilidad para ponerse en camino”.
Así, recordando el lema elegido para este Año Jubilar: ‘Educar,
Anunciar, Transformar’ les invita “a permanecer abiertos y atentos a las
indicaciones que el Espíritu les sugiere”.
El Papa concluye recordándoles que ellos “no han sido fundados para
otra grandeza que la de la pequeñez, ni para ninguna otra cima que la
del abajamiento, que les reviste de los sentimientos de Cristo y les
lleva a ser cooperadores de la Verdad divina y a hacerse niños con los
niños y pobres con los pobres”.
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in
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