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quarta-feira, 3 de setembro de 2025

El famosísimo padre Schmitz alerta a los 'influencers' católicos: «Esto debe ser solo para el Señor»

Tiene vídeos con millones de visualizaciones y su podcast lidera las escuchas

El padre Mike Schmitz es capellán de la Universidad de Minnesota, Duluth (EE.UU).
THE PILLAR

REL  
03.09.2025 | 07:29 Actualizado: 

Mike Schmitz es desde hace más de dos décadas capellán en la Universidad de Minnesota-Duluth (EE.UU). Allí predica, administra los sacramentos y convive con los estudiantes. El portal The Pillar cuenta la historia de este "influencer de Dios".

Un día, los estudiantes le pidieron a Mike que comenzara a grabar sus homilías. Él dijo que sí. En 2015, fue Ascension Press la que le preguntó si estaría dispuesto a grabar breves charlas respondiendo a algunas de las preguntas católicas más habituales. Una vez más, Schmitz dijo que sí.

Como una estrella del pop

Desde entonces, sus vídeos han logrado miles de visualizaciones y Schmitz se ha convertido en un nombre archiconocido en el ámbito de la evangelización digital. Su vídeo más visto tiene 3,4 millones de visitas.

De hecho, su podcast "La Biblia en un Año" llegó al número 1 en Estados Unidos en Apple Podcasts tras su lanzamiento. Cuatro años después, se mantiene como el podcast número 2 en la categoría de Religión y Espiritualidad.

A día de hoy, cuando Mike acude a dar una conferencia, lo acompaña un equipo de seguridad. La gente se arremolina a su alrededor, pidiéndole fotos y autógrafos. Si hay "celebridades católicas", Schmitz es una de ellas.

Su vídeo más visto tiene 3,4 millones de visitas.ascension press

Sin embargo, el sacerdote sabe bien que ese tipo de vidas tiene sus inconvenientes. Padres en puestos similares han tenido grandes caídas. Y Schmitz dice ser muy consciente de las tentaciones que esta profesión puede presentar.

"Nunca me ha gustado la idea de buscar la fama... Simplemente he respondido con un 'sí' cuando alguien me ha pedido hacer algo, como grabar homilías. Eso me ha dado cierta libertad para saber que solo hago algo porque me lo han pedido", asegura.

"Cuando me pidan que deje de hacer videos —y sucederá en algún momento— tendré que ser capaz de soltarlo, y soltarlo va a ser un gran desafío. Si no puedo soltarlo, entonces no debería haberlo hecho desde el principio", añade.

"La verdad es que no soy tan importante. A veces pensamos que la grandeza reside en ser reconocido por mucha gente. No es así. La grandeza reside en que las personas que conoces sepan que te importan", comenta.

"Cuando me tienen que acompañar en los eventos [por la multitud], me siento muy incómodo. No es lo que más me gusta. Prefiero pasar por un pasillo escondido que tener que pasar corriendo entre todos", reconoce Mike.

"A veces, me siento muy incómodo al entrar en una sala llena de sacerdotes. Puede ser un poco difícil para mí, ya que muchos saben mi nombre o han visto mis vídeos. Pero lo que quiero que sepan es que solo soy un sacerdote. Eso es todo, literalmente".

En este mundo de la fama, la humildad es el gran antídoto. "La manera en que intento practicar la humildad es sabiendo que debo llevar al Señor gracias a la confesión. Conozco mi fragilidad. Soy muy consciente de lo que la gente no ve. Conozco mi propio corazón. Sé cuánto no amo. Sé cuántas gracias necesito que el Señor me siga dando".

De hecho, Mike procura, antes de publicar cualquier cosa, hacerse este planteamiento personal: "Siempre me digo a mí mismo: si esto no va a ayudar a alguien, si sólo alimentará mi ego, entonces no quiero ser parte de eso".

"Si no creo tener la capacidad de aportar algo valioso, no diré nada. Parte de la tentación de las figuras católicas es que se obsesionan con tener que comentarlo todo: 'Tengo que publicar sobre esto. Solo tengo que añadir más ruido'".

Sobre si es peligroso para los católicos dejarse llevar por la fama, Mike comenta: "Piensen en el obispo Robert Barron; diría que ha influido en mucha gente para que conozca al Señor y a la Iglesia. No es tanto una celebridad, sino alguien que realmente ha ayudado a la gente a acercarse a la fe. Piensen en Matt Fradd, Lila Rose, Trent Horn. Los veo a todos menos como celebridades y más como personas que realmente me han ayudado".

"Mientras estos sean los casos y estas personas sigan aportando luz y algo valioso, será algo grandioso y la gente podrá recurrir a ellos como maestros". 

Mike es una persona muy conocida, y su familia bien lo sabe. "En cuanto a mi familia, hace años recuerdo que pensaba que no quería que ninguno de mis sobrinos dijera jamás: 'Mi tío es el padre Mike Schmitz pero nunca tuvo un impacto significativo en mi vida espiritual'. No quiero ayudar a tanta gente y no poder estar presente para mis propios sobrinos".

Y hasta para su propio obispo es una celebridad. "Cuando estaba grabando El Catecismo en el Año, él me dijo: 'Oye, estoy escuchando el Catecismo contigo'. Yo pensé: 'Oh, no, mi obispo está escuchando esto, espero estar diciendo todo bien'". 

"Luego preguntó: '¿Cómo sabes todo eso?'. Le dije: 'Bueno, usted sabe que hay chicos en nuestra diócesis que son mucho más inteligentes que yo'. Y me dijo algo que me conmovió: 'Hay otras personas muy inteligentes, pero tú tienes la capacidad de ayudarnos a entenderlo, y eso es un don'".

La gente también le pregunta cómo puede seguir sus pasos. "Ahora mismo, cualquiera puede hacerlo. Solo tienes que coger una cámara, un micrófono y empezar, lo cual es genial. Mi esperanza es que estas personas tengan siempre la misma motivación: acercar a otros a Jesucristo. Que esto sea solo para el Señor", concluye.




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