En la última audiencia general del Año de la Misericordia, el
Santo Padre reflexiona sobre la obra de misericordia que nos pide
“sufrir con paciencia los defectos del prójimo”
El Papa en la audiencia general - © Osservatore Romano |
(ZENIT- Ciudad del
Vaticano).- El próximo domingo, 20 de noviembre, se celebrará la Jornada
mundial de los derechos de la infancia y de la adolescencia. Por ello,
el papa Francisco ha lanzado un llamamiento, al finalizar la audiencia
general, en el que ha apelado a las conciencias de todos, instituciones y
familias, para que los niños “sean siempre protegidos y su bienestar
tutelado” para que “no caigan nunca en formas de esclavitud,
reclutamiento en grupos armados y maltratos”. Asimismo,
el Pontífice ha deseado que “la Comunidad internacional pueda vigilar
su vida” garantizando a cada niño y niña “el derecho a la escuela y a la
educación” para que “su crecimiento sea sereno y miren con confianza al
futuro”.
En la audiencia general de esta
semana, la última del Año Santo de la Misericordia, el Papa ha
reflexionado sobre la obra de misericordia que nos pide “sufrir con
paciencia los defectos del prójimo”.
De este modo, en el resumen que hace el Santo Padre en español, ha
explicado que en la Biblia “Dios se muestra como un Dios paciente y
misericordioso, que soporta los lamentos de su pueblo”. También Jesús
“fue paciente durante los tres años de su vida pública”, ha asegurado.
De este modo ha invitado a
pensar en el episodio de la madre de Santiago y Juan, que pidió para
sus hijos que se sentaran uno a su derecha y otro a su izquierda en el
Reino de los Cielos. Jesús, en cambio, “aprovechó esa situación para
enseñarles y corregirles”, ha precisado el Santo Padre.
Asimismo, ha recordado que esta obra
de misericordia espiritual está relacionada con otras dos: “corregir al
que se equivoca” y “enseñar al que no sabe”. Supone un gran esfuerzo
–ha advertido– ayudar a otros para que crezcan en la fe y caminen en la
vida.
En esta misma línea ha subrayado que
“la exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar” no nos ha de llevar a
considerarnos mejores que los demás, sino, más bien, “nos impulsa a
entrar en nosotros mismos” para verificar “si somos coherentes con lo
que pedimos a los demás”.
A continuación, el Papa ha saludado a
los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de
España y Latinoamérica. Así, les ha pedido poner en práctica las
obras de misericordia, corporales y espirituales, “para que todos puedan
experimentar la presencia y ternura de Dios en sus vidas”.
Después de los saludos en las
distintas lenguas, el Pontífice ha dedicado unas palabras a los jóvenes,
a los enfermos y a los recién casados. De este modo, les ha recordado
que en el mes de noviembre la liturgia nos invita a la oración por los
difuntos. Así, ha pedido no olvidar a quienes “nos han querido” y “nos
han precedido en la fe”, como también a aquellos a los que nadie
recuerda. Al respecto, el Santo Padre ha explicado que el sufragio en la
celebración eucarística es la mejor ayuda espiritual que podemos
ofrecer a sus almas.
Por ello, el Papa ha pedido recordar
con particular afecto a las víctimas del reciente terremoto en el centro
de Italia: “recemos por ellos y por sus familiares y continuemos siendo
solidarios con los que han sufrido daños” .
in
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