Esta semana se está celebrando en Budapest el Congreso Internacional Eucarístico que este domingo será clausurado por el propio Papa Francisco. Es también un congreso con un marcado acento ecuménico, lo que queda de manifiesto con la participación del metropolita ortodoxo ruso Hilarión, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores del Patriarcado de Moscú.
De manera ordinaria, católicos y ortodoxos no comparten el sacramento de la Eucaristía, porque no viven en plena comunión eclesial, pero ambos reconocen que "en el pan y el vino eucarísticos, tras su consagración, tenemos no sólo la presencia simbólica de Cristo, sino su presencia plena y real", dijo Hilarión.
Entre católicos y ortodoxos hay diferencias pero no en la fe compartida en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. “Como católicos y como ortodoxos – ha señalado el exponente de la Iglesia Ortodoxa Rusa- creemos que el pan y el vino de la Eucaristía son el verdadero cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo”.
Tal y como recoge Zenit, para ambos la celebración eucarística “no es sólo una conmemoración de la Última Cena, sino también su actualización para cada creyente que participa en ella”, y el celebrante “no obra en la Eucaristía por sí mismo. Es en nombre del propio Jesucristo que pronuncia las palabras originalmente pronunciadas por Cristo en su Última Cena. Y es Cristo mismo quien administra el sacramento a los que le siguen, no un sacerdote o un obispo”.
Al referirse a la representación de la Eucaristía en el arte ortodoxo, el Metropolitano Hilarión – como remarca un comunicado difundido por el Patriarcado de Moscú -, se detuvo en particular en la iconografía tradicional de la 'Comunión de los Apóstoles', y la ha descrito como una expresión elocuente de la fe en la Eucaristía como fuerza que construye la unidad de la Iglesia.
Ioannis Zizioulas, Metropolitano de Pérgamo (Patriarcado Ecuménico de Constantinopla), reconocido por muchos como el más grande teólogo cristiano aún en vida, en su teología eucarística ha indicado precisamente la Eucaristía como fuente de la unidad de la Iglesia, obra eficaz de la gracia divina que es la única que puede recomponer la plena comunión sacramental entre las Iglesias y las comunidades eclesiales, curando las heridas que a lo largo de la historia han dividido a quienes llevan el nombre de Cristo.
En una entrevista concedida a la revista mensual 30Giorni en el verano de 2005, el Metropolitano Ioannis de Pérgamo volvió a proponer el axioma formulado por el teólogo ruso Nicolai Afanassieff, según el cual “donde está la Eucaristía, está la Iglesia”. “Esto significa - comentó en aquel entonces Zizioulas -, que cada Iglesia local en la que se celebra la Eucaristía debe ser considerada como la Iglesia plena y católica”.
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