John Paul Mary asegura que su hábito y el skate son auténticas fuentes de ocasiones para evangelizar
De una vida sin fe a convertirse en fraile skater: «Todo lo que hago está orientado a Cristo»
¿Cómo se divierten los sacerdotes? Algunos lo hacen con el cine, como es el caso de su "inventor", el padre Mariano Díez Tobar. Otros, como Ramón Aller, surcaban el espacio con rudimentarios telescopios en busca de nuevas estrellas. También los hay quienes juegan al ajedrez, inspirados por Fernando Saavedra, el sacerdote que ideó uno de los finales más famosos del mundo.
A todos ellos les unía la capacidad para evangelizar a través de sus aficiones. Pese a ser menos común, el franciscano John Paul Mary también ha logrado hacer de su pasión y años de experiencia en el skate un elemento diferencial y apostólico entre la juventud.
En skate por el Congreso Eucarístico Internacional
“Hace unos meses, decidí llevarlo al Congreso Eucarístico en Budapest”, cuenta el sacerdote, capellán de EWTN, a National Catholic Register.
“Cuando la gente me ve, les da que pensar. Se acercan más fácilmente y me preguntan quién soy y si de verdad patino. `Claro, ¿por qué no?´”, responde. “Puede que sea sacerdote y que haya entregado mi vida a Dios, pero ¿acaso significa eso que no puedo divertirme o tener una vida llena de alegría?”.
El franciscano John Paul Mary, patinando en el 52º Congreso Eucarístico Internacional (Budapest).
Una adolescencia pegado a su tabla y alejado de la fe
La historia del `sacerdote skater´ se remonta a su adolescencia. “Tenía 14 años cuando conocí un grupo de amigos que solía ir a patinar. Me gustó y descubrí que me permitiría desarrollarme de muchas formas. Ir con mis amigos, que eran muy buenos, me obligó a mejorar”.
Durante cinco años, el joven pasó cuatro horas diarias –más, en ocasiones– dedicándose a perfeccionar su técnica, subido en una tabla “que tenía calaveras, serpientes y cosas medio demoníacas”. “Mi madre lo odiaba”, afirmó.
El sacerdocio no entraba en sus planes. “La mayoría de los sacerdotes que conocía eran mayores y nunca veía sacerdotes jóvenes y que pareciesen felices. Nunca pensé en la vocación”.
Del skate y los coches a sacerdote franciscano
De hecho, no tenía una gran vida de fe. “Tuve mi propia conversión con 21 años, en 1997. En ese momento me gustaban los coches y la película Fast & Furious era literalmente mi vida”, bromea.
Desde entonces, la fe encendió en él “un fuego de curiosidad” que le condujo al seminario en el año 2.000, poco después de graduarse en Ingeniería.
Cuatro años más tarde, quedó fascinado por el carisma de los Franciscanos Misioneros de la Palabra Eterna, donde profesó los votos perpetuos en 2010. Tres años más tarde fue ordenado sacerdote y comprendió que sus aficiones y la felicidad no estaban reñidas con la fe y su vocación.
John Paul Mary contempla el skate no solo como su gran pasión de la juventud: sobre todo, es una forma de acercarse a los jóvenes y evangelizar.
Una tabla y el hábito religioso: las armas John Paul para evangelizar
“Creo que el Señor me ha estado enseñando de muchas maneras que todas las cosas que he hecho, ya sea con los coches o el patín, pueden ser para la gloria de Dios y la salvación de las almas”.
Cada día, John Paul celebra la Santa Misa, confiesa y predica el Evangelio como capellán en EWTN, el canal fundado por la carismática Madre Angélica.
“Todo lo que hago como sacerdote está orientado a Cristo”, afirma, y montar en skate es una de las prioridades en su agenda.
“¿Cuánta gente ves cada día en skate? No muchos. Invita a pensar”, explica, convencido de que es una forma más de evangelizar.
Y lo sabe por experiencia. “Mucha gente se acerca a hablarme de vez en cuando porque uso el hábito religioso, y eso destaca. Pero desde que uso el skate, la gente se muestra mucho más intrigada e interesada”.
Tras 25 años, los Juegos Olímpicos despertaron su curiosidad
Pese a ser una afición que le acompaña desde su juventud, los Juegos Olímpicos de Tokio motivaron al sacerdote para retomar el skate y evangelizar.
“Fue la primera vez que era considerado un deporte olímpico. Ver los Juegos revivió al skater de 16 años que llevaba dentro mientras me imaginaba a mí mismo haciendo esos trucos”.
El sacerdote, que nunca se dedicó profesionalmente a esta disciplina, admite que era bastante bueno para su edad y el tiempo que le dedicaba.
Casi 30 años después, a la edad de 45 y tras 25 años sin montar, empezó a patinar de nuevo. “Siempre quise volver al skate. Soy mayor y no tengo las condiciones físicas que me gustarían, pero tampoco necesito patinar como cuando era joven. Todavía puedo divertirme”, aseguró a ACIPrensa.
Gracias a una compañía de skates religiosos, Mother Boards, John Paul Mary pudo personalizar una nueva tabla con imágenes sagradas.
De un sitio a otro enseñando la Eucaristía
Una vez estuvo decidido, y casi por casualidad, le recomendaron una empresa de `skates religiosos´, Mother Boards. El skate puede tener una reputación conflictiva o callejera, pero es solo un prejuicio”, añade.
Ahora, su skate es muy distinto al de su juventud y lo ha personalizado con un Agnus Dei y una imagen de la Eucaristía. “Soy cristiano. Soy católico. Esa es mi identidad”, afirma orgulloso el franciscano, que espera con entusiasmo la mirada y curiosidad de ciudadanos anónimos y peatones.
“El skate puede ser usado para llegar a los jóvenes y mostrarles que el Evangelio también se vive en el deporte, en el descanso, en la diversión. Cuando la gente me pregunta por el skate, comenzamos a hablar”, concluye.
John Paul, el franciscano de EWTN que evangeliza con su hábito y un skate.
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