En la homilía de este viernes, el Santo Padre invita a preguntarse
“¿Yo corro el riesgo o siempre sigo a Jesús según las reglas de la
compañía de seguros?”
El Papa en Santa Marta - © Osservatore Romano |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El
papa Francisco, en la homilía de este viernes en la misa celebrada en
Santa Marta, ha explicado que la gente puede seguir a Jesús o por
interés o por una palabra de consuelo. Haciendo referencia al Evangelio
del día, ha indicado que aunque si la pureza de intención es siempre
“total”, perfecta, es importante seguir a Jesús, caminar detrás de Él.
En esta línea, el Santo Padre ha explicado que la gente estaba atraída
por su autoridad, por las “cosas que decía y cómo las decía, se hacía
entender”, también “sanaba y mucha gente iba detrás del Él para hacerse
entender”. Al mismo tiempo ha observado que Jesús reprochó algunas veces
a la gente que lo seguía porque estaba más interesada en una
conveniencia que en la Palabra de Dios.
Por otro lado, ha reconocido que el
problema más grande eran los que se quedaban “parados”. Los que miraban,
estaban sentados, no seguían. “Miraban desde el balcón. No iban
caminando en la propia vida: ¡’balconeaban’ la vida! Precisamente allí:
¡no se arriesgaban nunca!”, se ha lamentado el Papa. Solamente
“juzgaban”. Eran los puros y no se mezclaba, ha observado. Y cuántas
veces también nosotros –ha reconocido el Santo Padre– cuando vemos la
piedad de la gente sencilla nos viene a la cabeza ese clericalismo que
hace tanto mal a la Iglesia.
Estos, ha proseguido, eran un grupo
de parados: esos que estaban allí, en el balcón, miraban y juzgaban.
Pero “hay más parados en la vida”. A este punto, Francisco ha hecho
referencia a ese hombre que “desde hace 38 años estaba cerca de la
piscina: parado, amargado de la vida, sin esperanza” y “digería la
propia amargura: también ese es otro parado, que no seguía a Jesús y no
tenía esperanza”.
Sin embargo, la gente que seguía a
Jesús “corría el riesgo” para encontrarlo, “para encontrar lo que
quería”. Y los hombres de la lectura de hoy corrieron el riesgo cuando
hicieron el agujero en el techo. “Han arriesgado, pero quería ir donde
Jesús”, ha reconocido. De la mismo forma la mujer enferma desde hacía 18
años que quería tocar el borde del manto de Jesús: “corrió el riesgo de
sentir vergüenza”. También ha invitado a pensar en la Cananea. Las
mujeres –ha reconocido el Papa– arriesgan más que los hombres. “¡Eso es
verdad: son más buenas! Y esto debemos reconocerlo!”, ha señalado.
Prosiguiendo la homilía, el Pontífice
ha asegurado que seguir a Jesús “no es fácil pero es bonito” y “siempre
se arriesga”. Y se encuentra lo que realmente cuenta: “tus pecados son
perdonados”. Porque –ha subrayado– detrás de esa gracia que pedimos
están las ganas de ser sanados en el alma, de ser perdonados. “Todos
nosotros sabemos que somos pecadores. Y por eso seguimos a Jesús, para
encontrarlo. Y arriesgamos”, ha precisado.
El Papa ha invitado a preguntarse:
“¿Yo corro el riesgo o siempre sigo a Jesús según las reglas de la
compañía de seguros?”. Así, ha advertido de que “preocupados por no
hacer una cosa u otra, no se sigue a Jesús, sino que se permanece
sentados, como estos que juzgaban”.
La fe es, ha explicado el Papa,
“encomendarse a Jesús, fiarse de Jesús”.Y de nuevo ha invitado a
preguntarse “¿Me fío de Jesús? ¿Encomiendo mi vida a Jesús? ¿Estoy en
camino detrás de Jesús, incluso si hago el ridículo alguna vez? ¿O
estoy sentado mirando lo que hacen los demás, mirando la vida, o estoy
sentado con el alma ‘sentada’ – digamos así – con el alma cerrada por la
amargura, la falta de esperanza?”.
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