En el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales,
Francisco pide no “favorecer una desinformación en la que se ignore el
drama del sufrimiento”
El Papa Francisco - © Osservatore Romano |
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco cree
que es necesario romper el círculo vicioso de la angustia y frenar la
espiral del miedo, fruto de esa costumbre de centrarse en las “malas
noticias” (guerras, terrorismo, escándalos y cualquier tipo de
frustración en el acontecer humano). Lo indica en el Mensaje para la
Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, publicado hoy, día de
san Francisco de Sales, patrón de los periodistas. La
Jornada se celebra en muchos países el domingo 28 de mayo, solemnidad
de la Ascensión del Señor. El título del Mensaje de este año es “«No
temas, que yo estoy contigo» (Is 43,5). Comunicar esperanza y confianza
en nuestros tiempos”.
Con este mensaje, a Francisco le gustaría llegar y animar a todos los
que, tanto en el ámbito profesional como en el de las relaciones
personales, “muelen cada día mucha información para ofrecer un pan
tierno y bueno a todos los que se alimentan de los frutos de su
comunicación”. Asimismo, exhorta a todos a una “comunicación
constructiva” que, “rechazando los prejuicios contra los demás”,
“fomente una cultura del encuentro que ayude a mirar la realidad con
auténtica confianza”.
El Papa advierte que no hay que
“favorecer una desinformación en la que se ignore el drama del
sufrimiento”, “ni de caer en un optimismo ingenuo que no se deja afectar
por el escándalo del mal”. Por el contrario, el Pontífice quiere que
se trate de superar ese “sentimiento de disgusto” y “de resignación”
que con frecuencia se apodera de todos, “arrojándonos en la apatía,
generando miedos o dándonos la impresión de que no se puede frenar el
mal”. Además –asegura el Santo Padre– en un sistema comunicativo donde
reina la lógica según la cual para que una noticia sea buena ha de
causar un impacto, y donde fácilmente se hace espectáculo del drama
del dolor y del misterio del mal, se puede caer en la tentación de
adormecer la propia conciencia o de caer en la desesperación.
Por lo tanto, realiza una invitación a
buscar “un estilo comunicativo abierto y creativo”, que no dé todo el
protagonismo al mal, sino que “trate de mostrar las posibles
soluciones”, favoreciendo una “actitud activa y responsable en las
personas a las cuales va dirigida la noticia”.
La vida del hombre –explica
Francisco– no es sólo una crónica aséptica de acontecimientos, sino
que es historia. Una historia “que espera ser narrada mediante la
elección de una clave interpretativa que sepa seleccionar y recoger los
datos más importantes”.
Por otro lado, recuerda que para los
cristianos, las lentes que nos permiten descifrar la realidad no pueden
ser otras que las de la “buena noticia”.
Y bajo “esta luz”, el Santo Padre
asevera que cada nuevo drama que sucede en la historia del mundo “se
convierte también en el escenario para una posible buena noticia”,
desde el momento en que el amor logra encontrar siempre el camino de la
proximidad y suscita corazones capaces de conmoverse, rostros capaces de
no desmoronarse, manos listas para construir.
En esta misma línea, el Pontífice
explica que recurrir a imágenes y metáforas para comunicar la humilde
potencia del Reino, no es un manera de restarle importancia y urgencia,
“sino una forma misericordiosa para dejar a quien escucha el «espacio»
de libertad para acogerla y referirla incluso a sí mismo”.
La esperanza fundada sobre la buena
noticia que es Jesús –prosigue Francisco– nos hace elevar la mirada y
nos impulsa a contemplarlo en el marco litúrgico de la fiesta de la
Ascensión. “Aunque parece que el Señor se aleja de nosotros, en
realidad, se ensanchan los horizontes de la esperanza”, recuerda.
Para concluir, el Santo Padre subraya una vez más que la confianza
en la semilla del Reino de Dios y en la lógica de la Pascua “configura
también nuestra manera de comunicar”. Esa confianza nos hace capaces
de trabajar –en las múltiples formas en que se lleva a cabo hoy la
comunicación– con la convicción de que es posible descubrir e iluminar
la buena noticia presente en la realidad de cada historia y en el
rostro de cada persona.
in
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