El próximo sínodo a finales de 2018 es sobre jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional
El Papa en Cracovia, llegada del Papa al Palacio arzobispal, la gente le esperaa (CCEW) Mazur CC BY-NC-SA 20 |
VER
Hace meses, apareció este letrero en una esquina de las calles de
nuestra ciudad: ¡Qué bonito es estar loco y andar suelto! Luego lo
borraron. Ahora, en el mismo lugar, pintaron sólo este nombre: CRISTO.
¡Qué cambio!
Estuve en una diócesis del occidente del país, acompañando los
ejercicios espirituales del presbiterio, y algunos sacerdotes me
comentaban que muchos jóvenes de sus parroquias soñaban con ser narcos,
porque veían a esos capos derrochando dinero por todas partes, con unas
casas muy elegantes, con potentes armas, en placeres y diversiones de
todo tipo. También me llamó la atención que son pocos los alumnos de su
Seminario, pues la juventud va por otros caminos.
Hace años, en las comunidades indígenas casi no había pastoral
juvenil, porque los jóvenes se unían en matrimonio a muy temprana edad.
Hoy eso ha cambiado. Las y los adolescentes estudian, salen a trabajar,
tienen otras oportunidades en su vida, cursan la Universidad, y varios
llegan a los 25-30 años sin casarse. También hay muchos embarazos
prematuros, abortos y suicidios.
En una sola parroquia indígena, recién celebramos 3,200
confirmaciones de solo jóvenes, pues en varias de nuestras diócesis se
recibe este sacramento después de los 14 años. En otras parroquias,
aunque en menor número, sucede algo semejante. Hay una nueva juventud,
que nos ilusiona, pero que también nos preocupa. No todos los sacerdotes
le dan la prioridad pastoral que se requiere, y los padres de familia
se sienten desplazados, sin saber cómo educar a sus hijos.
PENSAR
El Papa Francisco decidió que el próximo Sínodo Mundial de Obispos, a
realizarse a fines de 2018, se dedique precisamente a este tema: Los
jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. La Secretaría del Sínodo
ya nos envió el documento preparatorio, para iniciar una consulta a
nivel mundial sobre la realidad que están viviendo los jóvenes, para
reflexionar sobre su identidad humana, cristiana y vocacional, y para
hacer propuestas sobre su evangelización en nuestro tiempo. Ojalá le
demos la importancia que merece.
Me llaman la atención algunas frases del documento: “A través de los
jóvenes, la Iglesia podrá percibir la voz del Señor que resuena también
hoy. Como en otro tiempo Samuel y Jeremías, hay jóvenes que saben
distinguir los signos de nuestro tiempo que el Espíritu señala.
Escuchando sus aspiraciones podemos entrever el mundo del mañana que se
aproxima y las vías que la Iglesia está llamada a recorrer”.
Al describir algunos datos sobre la realidad juvenil, dice: “Existe
una pluralidad de mundos juveniles, no sólo uno”. Y enumera algunas
realidades: Hay “un contexto de fluidez e incertidumbre, malestar social
y dificultad económica, inseguridad, desocupación, explotación sobre
todo infantil, aumento exponencial del número de refugiados y migrantes.
Frente a pocos privilegiados que pueden disfrutar de las oportunidades
ofrecidas por los procesos de globalización económica, muchos viven en
situaciones de vulnerabilidad y de inseguridad, lo cual tiene un impacto
sobre sus itinerarios de vida y sobre sus elecciones. El mundo
contemporáneo se caracteriza por una cultura “cientificista”, a menudo
dominada por la técnica y por las infinitas posibilidades que ésta
promete abrir, en cuyo interior no obstante se multiplican las formas de
tristeza y soledad en las que caen las personas, entre ellas muchos
jóvenes”.
Ya en su Exhortación Evangelii gaudium, el Papa había dicho: “La
pastoral juvenil ha sufrido el embate de los cambios sociales. Los
jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a
sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. Se hace
necesario ahondar en la participación de éstos en la pastoral de
conjunto de la Iglesia. Aunque no siempre es fácil abordar a los
jóvenes, hay la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor. ¡Qué
bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe», felices de llevar a
Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!”
(105-106).
ACTUAR
Demos a los jóvenes la importancia que merecen. No nos quedemos en
juzgarlos y condenarlos, porque ya no son como éramos nosotros.
Aprendamos a escucharlos, comprenderlos, respetarlos, y presentarles la
persona y el mensaje de Jesús. Cuando lo descubren, se apasionan por El y
toda su vida se transforma. Y que conozcan el documento preparatorio
del próximo Sínodo, con la posibilidad de que respondan al cuestionario
final.
in
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