Reiki, homeopatía, ayurveda, acupuntura, osteopatía… En la
actualidad existe toda una gama de terapias alternativas a la medicina
científica que aseguran curar todo tipo de males. Algunas de ellas tienen el
respaldo de ciertos colectivos médicos, se enseñan en algunas universidades o
incluso están integradas en los sistemas públicos de salud de varios países.
Según la literatura científica disponible, ninguna de estas
terapias ha conseguido demostrar su eficacia. Teguayco Pinto, doctor en
Física, ha hablado sobre este tipo de terapias con Víctor Javier Sanz,
médico especialista en Cardiología y Medicina Familiar y Comunitaria y autor
del libro Las terapias espirituales, ¡vaya timo! (Laetoli, 2016).
Reproducimos a continuación la entrevista que ha publicado El Diario.
- En su último libro habla de reiki,
risoterapia, homeopatía… y las mete a todas en el mismo saco.
- En realidad todo forma parte de lo mismo, yo pongo terapias
espirituales pero porque todas las pseudoterapias lo son. El enfoque siempre es
psicológico o metafísico, siempre apelando a la "fuerza vital" o a
"desequilibrios energéticos". Siempre hay una referencia espiritual,
solo que en unos casos son bolitas con azúcar y en otros es pinchar con agujas.
- Pero hay médicos que las recetan.
- Efectivamente hay médicos que se creen que esas técnicas están
por encima de la medicina y creen en la fuerza vital, en el chi, en el prana…
Básicamente son creyentes y contra eso no se puede hacer nada. Pero hay otros
que lo hacen por puro y duro negocio.
- ¿Qué hay de malo en que la gente tenga
creencias?
- Lo malo no es tener creencias, yo eso lo respeto. El problema
llega cuando éstas se intentar vestir de ciencia y en vez de venderlas como
creencias lo tratan de vender como si fuera algo demostrado. A mí no me supone
ningún problema que alguien practique la meditación o rece oraciones. El
problema llega cuando empiezan a decir que con eso son capaces de curar
enfermedades. Si alguien viene y me dice que con oraciones puede curar la
fibromialgia o el alzheimer, pues yo le diré que es un caradura y que está
cometiendo un fraude.
- Pero si estas terapias no tienen efecto,
¿por qué tanta beligerancia?
- Sí que tienen efectos y algunos de ellos pueden ser graves. En
el libro pongo ejemplos de los efectos secundarios de muchas de estas
pseudoterapias, pero uno de los mayores problemas es el abandono de las
terapias científicas. Personas con diabetes, problemas de corazón o incluso
enfermos de cáncer terminan abandonando el tratamiento científico y eso es algo
que nunca deberían hacer. Si quieren ir a un pseudoterapeuta, que vayan, pero
que no abandonen el tratamiento científico.
- ¿No hay estudios que respaldan estas
pseudoterapias?
- Los hay, pero cuando los analizas descubres que son todos falsos
o están mal hechos. O no son ensayos aleatorios o las muestras son inadecuadas
o no hay grupos de control. Además, al hacer un análisis global de todos ellos,
te das cuenta de que cuanto menos riguroso es el estudio, más positivo es el
efecto.
- En su libro dedica todo el primer capítulo
a explicar que el efecto placebo no existe.
- Sí, porque se interpreta mal. Mucha gente, incluidos algunos
médicos, cree que el efecto placebo es una especie de efecto de la mente sobre
el cuerpo y esto es una interpretación totalmente falsa. En un ensayo clínico
hay un grupo experimental al que se le administra la terapia que se está
investigando y un grupo de control al que se le da un placebo, es decir, una
terapia o una medicación falsa. En este segundo grupo aproximadamente un 30% se
curará o mejorará, pero esto se debe a factores que llamamos inespecíficos.
- ¿Factores inespecíficos?
- Pues, por ejemplo, el 70 % de las enfermedades se curan hagas lo
que hagas. Si tienes una gripe en unos siete días te vas a curar, quieras o no.
Esto ofrece una gran ventaja a los pseudomédicos, es como si jugaran a la
ruleta pero sabiendo que tienes una probabilidad muy alta de acertar.
- Si no funcionan, ¿por qué tanta gente
recurre a ellas?
- Porque en cierta medida vienen a rellenar los huecos que deja la
medicina científica. A menudo los pseudoterapeutas aparecen como los
salvadores, los únicos capaces de curar aquellos males que la medicina no puede
curar. También es muy habitual que los pseudoterapeutas te curen de todo, desde
una lesión de espalda, hasta un cáncer o el alzheimer. La medicina tiene muchas
especialidades y, en ocasiones, los pacientes se pueden cansar porque primero
tienes que ir a un especialista, luego a otro y a otro. Puede llegar a pasar
mucho tiempo hasta que se encuentre un diagnóstico. Ellos no necesitan
análisis, ni resonancias, ni radiografías. Solo necesitan media horita contigo
y listo, ya tienes diagnóstico y tratamiento.
- Quizás esa media hora que pasan con los
pacientes también tenga que ver.
- Puede ser. La Seguridad Social tiene grandes ventajas, pero es
cierto que también tiene algunos problemas y que la sobrecarga de los médicos
hace que la relación médico-paciente se resienta mucho o directamente no
exista. Esta relación es fundamental y al no existir, estas terapias vienen a
llenar a este vacío. Hay quien va a los pseudoterapeutas porque piensan pues
"yo voy a este señor porque me conoce y me escucha".
- Hay muchísimas terapias alternativas. ¿Cómo
saber cuál es un timo?
- Para identificar una pseudoterapia lo primero que tenemos que
ver es si esa especialidad se estudia como disciplina médica. Reiki, ayurveda,
acupuntura… ninguna figura como una rama de la medicina. En segundo lugar, hay
que fijarse si hay alguna ley que regule estas prácticas. Si no está regulada,
también es sospechosa. Por último, si se basan en espíritus, energías vitales o
si lo curan todo estamos, con total seguridad, ante un charlatán.
- Las pseudoterapias están muy extendidas.
¿Cree que es una batalla perdida?
- Yo creo que sí porque el enfermo siempre se va a sentir
desatendido. Cuando nos sentimos enfermos tendemos a agarrarnos a lo que sea y
si alguien nos ofrece algo muchas veces pensamos: "Pues bueno, no tengo
nada que perder". Eso no lo vas a quitar nunca. Además, si eso lo unes a
las limitaciones que tiene la ciencia como saber histórico, al hecho de que
siempre habrá jetas que se aprovechan de la ignorancia de los demás, y a la
masificación de la sanidad pública, pues te queda un panorama muy difícil. Aun
así, hay que seguir luchando, porque no hay que olvidar que estas terapias
generan muchos problemas, algunos de ellos bastante graves.
FUENTE:
El
Diario
in
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