con spadaro |
"El Papa dice que come bien, duerme bien, y yo puedo decir que también reza mucho"
"El Papa se siente preocupado cuando no se mueve nada, cuando no hay tensiones"
RV, 31 de diciembre de 2016 a las 08:31
Papa y A. Spadaro
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(RV).- La conmovedora visita a Auschwitz y a los prófugos en
la isla griega de Lesbos; la publicación de la Exhortación Apostólica
postsinodal Amoris Laetitia sobre el amor en la familia; el histórico
encuentro con el Patriarca Cirilo I de Moscú y la visita a Lund, una de
las ciudades más antiguas y principales de Suecia, poco antes de que se
cumplieran 500 años de la Reforma protestante, son algunos de los momentos fuertes que protagonizó el Papa Francisco durante el año 2016. Año que, ante todo, se caracterizó por la celebración del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
Nuestro colega Alessandro Gisotti entrevistó al Padre Antonio
Spadaro, Director de la revista más antigua en lengua italiana,
la"Civiltà Cattolica", de la Compañía de Jesús:
Yo creo que los dos grandes signos del Pontificado de Francisco sean
el discernimiento y la misericordia. La misericordia implica de hecho
una profunda reforma, una reforma interior de la Iglesia, la reforma
misionera, el giro misionero que el Papa Francisco ha tratado de llevar a
la Iglesia desde el inicio de su Pontificado. Y ha hablado de esto
ampliamente en la Evangelii gaudium. En el fondo la misericordia es
saber que nada, jamás nada, nos puede separar del amor del Señor que
está siempre cerca de nosotros y que nos espera y nos espera siempre.
Por tanto, es mostrar el rostro de Dios a una generación, la de hoy, que
tal vez lo siente un poco distante, un poco cubierto por una capa de
polvo. Misericordia significa que las puertas del corazón de Dios y de
la Iglesia están siempre abiertas.
Lesbos, Auschwitz, las zonas afectadas por los terremotos del
Centro de Italia... Frente al sufrimiento Francisco eligió el camino del
silencio y de la escucha. ¿Cuál es el mensaje profundo de esta
elección?
Francisco no quiere explicar el dolor. Esto es algo que a mí me
parece haber comprendido muy bien en su modo de actuar. Es decir, no
quiere justificar a Dios, como la antigua teodicea, por el dolor del
mundo. Eventualmente quiere mostrar que Dios está siempre cerca de la
humanidad que sufre. Y, por tanto, estar en silencio significa no
proponer respuestas que reflejan un poco el buenismo, un poco dulces, si
queremos, pero de todos modos distantes del sufrimiento. Silencio
significa estar cerca y poner la mano con un gesto, diría, terapéutico.
Un gesto que el Papa hizo muchas veces y sigue haciendo con la gente,
con las personas, y hemos visto, en los muros: en Belén y en
Auschwitz... Por tanto, el Papa acaricia las heridas porque ese es el
modo de curarlas. Y, en el fondo, la cruz de Cristo es exactamente esto:
hacerse cargo de aquel dolor, de aquel sufrimiento que la humanidad
vive. De modo que éste no es un silencio vacío: es un silencio lleno de
cercanía, de proximidad.
Amoris laetitia es el documento papal publicado en el año 2016 que
ha suscitado mayor interés, pero también algunas críticas en el ámbito
católico. Este pontificado vive también en sí mismo esta dimensión de
tensión. ¿Cuáles son las indicaciones que Francisco ofrece para afrontar
esta situación?
En diversas ocasiones el Papa Francisco ha dicho que el conflicto
forma parte de la vida, por lo tanto es absolutamente importante en los
procesos eclesiales. El Papa, eventualmente, se siente preocupado cuando
no se mueve nada, cuando no hay tensiones, a veces cuando no hay
oposiciones. Entonces, si el proceso es real, crea tensión efectiva.
Amoris laetitia es un documento extraordinario porque en el fondo pone
la historia no sólo del pueblo de Dios, sino de cada fiel, en el centro
de la relación entre el hombre y Dios. Y por tanto pone el
discernimiento como criterio fundamental, y siente, advierte, que la
familia es el núcleo central para la sociedad de hoy. Toca tantos temas:
el tema de la familia como núcleo central, pero también afronta las
situaciones de fractura, de crisis, sabiendo que el Señor habla a cada
persona teniendo en cuenta su historia de fe. De modo que también aquí,
en esto caso, no se dan normas y reglas generales absolutas, abstractas y
válidas en cada situación, sino que esta Exhortación Apostólica es la
invitación a cada pastor de hacerse cercano al fiel, hacerse cercano a
la historia de cada persona singularmente.
¿Qué es lo que más sorprende de la persona de Francisco quien hace
precisamente pocos días ha cumplido 80 años? ¿Hay algo que lo ha
sorprendido de modo especial durante este 2016 que quizá no había viso
en los años precedentes del Papa?
Es difícil porque son tantos los elementos de este Pontífice. Tal vez
lo que me ha sorprendido más, precisamente este año, en el que cierta
conflictividad, al menos en algunos círculos ha surgido, es su
serenidad. El Papa está siempre sereno, no está agitado. Se da cuenta de
lo que sucede junto a él, incluso de las cosas que podrían causarle
menos gusto. Pero al mismo tiempo, jamás pierde la serenidad, nunca
pierde la paz. Él dice que come bien, duerme bien, y yo puedo decir que
también reza mucho. Entonces esta inmersión suya y radical en Dios, que
le da esta gran serenidad, es la cosa que, en verdad, me sorprende más
profundamente.
in
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